La Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) y más de 250 organizaciones feministas y de derechos humanos realizan una campaña en defensa de las mujeres y las personas LGBT que buscan migrar a la Unión Europea. Los movimientos implicados han plasmado sus demandas en una petición, que se puede firmar hasta el mes de mayo. El 11 de mayo de 2022, aniversario del Convenio de Estambul, firmado en 2011, se presentará la petición a las instituciones europeas.
La campaña arrancó con una reunión organizada por la MMM de Suiza en Ginebra en septiembre de 2019. Ese encuentro internacional europeo, denominado «Mujeres, migración, refugio», reunió a más de 350 personas. Una vez finalizado el taller de tres días de reflexión sobre cuestiones migratorias, se creó una red europea de resistencia con el lanzamiento de una plataforma.
Desde 2015, hay una intensa crisis migratoria y de personas refugiadas debido a los conflictos en Oriente Medio, y también a las terribles consecuencias de la globalización neoliberal que ha golpeado especialmente a los pueblos del sur global. La precariedad es tan grande y el desarrollo de las desigualdades tan grave que destruyeron las sociedades tradicionales donde vivían los pueblos, y todo esto es mucho más grave para las mujeres.
El origen
El encuentro que dio origen a la campaña fue también el punto de partida para la organización de diversas acciones, movilizaciones y actividades públicas. Sin embargo, ante la pandemia de COVID-19, las mujeres han tenido que buscar nuevas formas de mantener activo el debate. La MMM de Suiza publicó el libro “Detrás de los muros. Historias de mujeres migrantes en tiempos de covid-19”, sobre mujeres migrantes y la pandemia, como acto de clausura de la 5ª Acción Internacional de la Marcha, que tuvo lugar en 2020. El libro se produjo con la idea de ampliar el debate, contribuir a su internacionalización y plasmar las reflexiones de las mujeres migrantes en el periodo de la pandemia.
En junio de 2021, mujeres de todas partes de Europa celebraron una gran manifestación en Niza, Francia, con personas que luchaban contra la violencia de género hacia las personas migrantes y refugiadas. Ese acto, llamado «Toutes aux frontières» [Todas a las fronteras], fue una forma de denunciar las fronteras en Europa y los problemas que generan, especialmente para las mujeres. La movilización de las mujeres sirvió de inspiración para que, unos meses más tarde, se produjera la campaña internacional de lucha.
Sobre la petición
La petición es una herramienta de trabajo con reivindicaciones importantes para contrarrestar el lenguaje de la extrema derecha, que considera a las personas refugiadas como una amenaza para la cultura occidental, un peligro internacional. Leana Ebel, integrante de la Marcha Mundial de las Mujeres en Suiza desde sus inicios en el año 2000, comentó que ha sido «un largo proceso de creación de una petición que está en la intersección entre el racismo y el sexismo». La campaña se organizó en Europa porque la represión contra las personas migrantes en esta región del mundo se debe a las políticas europeas, como el Acuerdo de Schengen, que establece la apertura de fronteras y la libre circulación, pero excluye a las personas que buscan refugio y asilo en los países europeos firmantes. «También en el Convenio de Estambul, no sólo están los países que lo han ratificado, está el Parlamento Europeo. Así que tiene sentido que nos dirijamos al Parlamento en su conjunto», considera Leana.
Una de las principales denuncias de la campaña son los acuerdos internacionales sobre los derechos de las personas migrantes, que existen por escrito, pero no se aplican. El objetivo es volver a poner el tema en la agenda para presionar a los gobiernos a aplicar lo que han firmado. Como nos cuenta Leana, «en todos los países y a nivel internacional, tener una ley no significa cumplirla. Hay muchas convenciones que están inscritas en las constituciones, pero no se aplican si no hay presión social, movilización en las calles y gente que denuncie».
Para Sonia Mitralias, que participa en la organización de la campaña, la lucha para que se cumplan los acuerdos y se garanticen los derechos debe ser permanente. Para ella, «hay que luchar también para mantener este derecho, porque en este momento estamos bajo un terrible ataque de las fuerzas de la extrema derecha en toda Europa. A esto nos enfrentamos, sobre todo con el acceso al derecho de asilo de las mujeres que se encuentran en una situación de sufrimiento por la violencia contra su género, que las hace huir de su país. Son personas que quieren venir a Europa, pero no son bien recibidas».
Hacer frente a la violencia y a la extrema derecha
Sonia denuncia especialmente las políticas de asilo de su país, Grecia, que hace frontera con Turquía y, por ello, en cierta medida también con Asia y África. «Por un lado, las autoridades europeas se refieren a los valores de la Comunidad Europea, valores humanos que garantizan los derechos. A la vez, hace seis años que se produjo un cambio en la política de la UE que pretende dejar de permitir la llegada de migrantes a Europa. Además, las organizaciones no gubernamentales y de solidaridad no pueden ayudarles. También son criminalizadas».
Además de garantizar que las mujeres que ya están refugiadas en Europa puedan acceder a sus derechos, la campaña propone mejorar las condiciones y los procesos para las que aún intentan llegar a la región. El gran problema actualmente, para las nuevas migrantes que llegan a Europa por violencia de género, es que no tienen acceso al centro que recoge los casos de solicitud de asilo. Estas mujeres tienen que someterse a procesos que difícilmente comprueban que fueron víctimas de violencia. Una vez en Europa, hay otros problemas, como obtener los documentos, un proceso que puede llevar años.
La hostilidad del continente europeo a la hora de recibir a las personas migrantes genera múltiples violencias. Son violencias estatales, racistas y patriarcales que a menudo no se reconocen como tales. Las mujeres migrantes que participaron en la construcción de la campaña compartieron sus propias experiencias y las de otras compañeras migrantes. Los testimonios presentados exponen las historias de esas mujeres que llegaron a Europa y luego tuvieron problemas a los que la petición busca dar respuestas.
Leana nos cuenta que «es bastante complejo, porque son mujeres que a menudo están en situaciones precarias, y también porque es difícil dar testimonio de la violencia que han sufrido. También es un reto porque casi siempre hay una barrera lingüística». El intercambio de experiencias ha sido fundamental para la construcción del movimiento feminista en Europa y para profundizar en la crítica feminista a las fronteras, la militarización y el modelo capitalista y racista. El trabajo consiste, además de difundir la campaña, en crear espacios de confianza para las mujeres migrantes a nivel local.
¿Por qué una petición?
En Suiza, donde se originó la campaña, las peticiones son bastante comunes. Leana nos cuenta que «las mujeres están acostumbradas a tomar iniciativas, a celebrar referendos y a recoger firmas para hacer visibles los problemas que encuentran. Es una herramienta muy eficaz». Lograr una gran cantidad de firmas es una tarea muy importante, ya que expone la urgencia del tema en la sociedad. Sin embargo, más que los números, las mujeres dicen que lo más importante es que se conozca mejor la agenda feminista por los derechos de las personas migrantes.
Por ello, a la estrategia de recolección de firmas se suma la organización de las luchas más allá de las redes, en acciones callejeras, con difusión y diálogo con la población. Sonia reconoce que no sabe si la campaña logrará todos sus objetivos, «pero, en cualquier caso, es realmente un esfuerzo para conformar una lucha internacional». Se trata de realizar una campaña a largo plazo y, sobre todo, de consolidar nuevas relaciones entre nosotras y nosotros».
El último 8 de marzo se lanzó un llamado a personalidades de la sociedad civil para que firmen la petición, una estrategia para ampliar su alcance. «No invitamos a la élite. Nuestra invitación iba dirigida a personas que, en su trabajo, ya sea en el arte, la política o el deporte, son activistas de los derechos humanos», explica. También ha sido una oportunidad para reunir a personas afines a la causa. «Conseguimos que un centenar de personalidades firmaran este llamado para apoyar nuestra petición. Tenemos unas pequeñas victorias. El contacto con las personalidades ha sido algo físico, personal y más profundo, una relación sentimental. Empezamos a crear de nuevo vínculos humanos y a reconstruir la solidaridad», nos cuenta Sonia.
Próximos pasos
La campaña se organiza en reuniones virtuales periódicas entre militantes de los países activos. Además, hay trabajos locales para sostenerla. Las próximas fechas de movilización internacional en las calles son el 24 de abril, día de solidaridad internacional y lucha contra las empresas transnacionales, fecha de acción de la Marcha Mundial de las Mujeres; y el 11 de mayo, cuando las mujeres presentarán la petición en Bruselas. Para Sonia, el propósito de la campaña con estas acciones específicas es fortalecer un «gran movimiento internacional con reivindicaciones y también con propuestas para una alternativa global».