La Colcha de la Solidaridad, una experiencia feminista e internacionalista en el año 2005

15/09/2023 |

Capire

Conoce la historia de la colcha feminista que cruzó países y continentes para difundir el arte y los mensajes de las mujeres

Elaine Campos, 2013

Coser una colcha puede ser una tarea solitaria, que se realiza en casa o en un taller. Pero para la Marcha Mundial de las Mujeres, ¡no! En el año 2005, en el marco de la II Acción Internacional del movimiento, la llamada Colcha de la Solidaridad pasó de mano a mano entre mujeres de todos los continentes, que fueron añadiendo retazos de tela que representaban sus luchas en 63 países y territorios. Ahora, 18 años después y en vísperas de una nueva edición del Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, recordamos esa experiencia para animarnos a seguir creativas, combativas, cosiendo nuestros territorios y fortaleciendo lazos concretos y tangibles entre los diferentes pueblos del mundo.

La Colcha de la Solidaridad jugó un papel emblemático: representó la unión de las mujeres en torno a un proyecto político feminista, expresado ese mismo año en la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad, documento que acompañó a la colcha y que se presentó el 8 de marzo de ese año en São Paulo, Brasil. Paz, libertad, justicia, solidaridad e igualdad constituían los cinco valores sobre los que se articulaba la carta.

08/03/2005, São Paulo, Brasil

La colcha fue un vector de prácticas solidarias e internacionalistas. Para unir esos 63 retazos fue necesario cruzar fronteras, conocer y enfrentarse al militarismo, reforzar los vínculos entre militantes de una misma región, llevar a cabo una tarea compartida con base en la confianza internacional. Además de esas lecciones, propias de la compleja tarea de atravesar la colcha entre países y regiones, las militantes también aprendieron a construir consensos, a elegir colectivamente las palabras y/o imágenes que expresaría cada retazo de cada coordinación nacional de la Marcha Mundial de las Mujeres.

2005

El último destino de la Colcha y de la Carta fue Uagadugú, capital de Burkina Faso, el 17 de octubre, Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza. En ese país, que se considera uno de los más pobres del mundo, las delegadas internacionales, regionales y locales de la MMM se reunieron para clausurar su II Acción Internacional y reflexionar sobre qué significan la pobreza y la riqueza en los indicadores internacionales y en la vida de las mujeres. Mientras tanto, en varias partes del mundo se celebró la primera experiencia de “24 horas de solidaridad feminista”. Desde Nueva Caledonia y siguiendo los husos horarios del planeta, las mujeres realizaron acciones en sus localidades entre el mediodía y la 1 de la tarde de la hora local. Se realizaron acciones simultáneas en 35 países para afirmar que un mundo sin pobreza y sin violencia es posible e inaugurar una forma de acción feminista e internacionalista propia de la Marcha Mundial de las Mujeres.

17/10/2005, Ouagadougou, Burkina Faso

Según las propias mujeres

La Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad, que también viajó por el mundo junto con la colcha, fue propuesta en el IV Encuentro Internacional del MMM, celebrado en marzo de 2003 en Nueva Delhi (India). La Carta sería una iniciativa para demostrar que “las mujeres, por iniciativa propia, proponemos las líneas generales de una carta para otro mundo posible, con valores universales y feministas”, según consta en un informe de la época.

En ese mismo informe hablan de lo que inspiró la propuesta y el contenido previsto: “El documento podría basarse en las 17 reivindicaciones globales de la Marcha para formular propuestas de alternativas. Podría inspirarse en la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948, pero con un paso más hacia el progreso de la humanidad”. Y se constituyó un grupo de trabajo para redactar la carta, encargado de hacer una síntesis de los aportes de todas las coordinaciones nacionales de la Marcha Mundial de las Mujeres. Se aprobó el texto en el V Encuentro Internacional, que tuvo lugar en Kigali, Ruanda, en diciembre de 2004. Su contenido fue la base para la confección de los retazos de la colcha en cada una de las localidades donde se reunieron las mujeres para tejer juntas esta historia.

¡Rechazamos este mundo! Proponemos construir otro mundo donde la explotación, la opresión, la intolerancia y las exclusiones no existan más, donde la integridad, la diversidad, los derechos y libertades de todas y todos sean respetados.

Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad, 2005

2005

Travesías feministas

Las mujeres cosieron la colcha mientras se desplazaban, lo que supuso todo un reto. Hacer viajar la colcha fue una tarea colectiva y a veces bastante compleja. En el continente americano, por ejemplo, fue necesario poner mucha atención y planificar el traslado de la colcha desde los países latinoamericanos hacia Estados Unidos, cruzando la frontera con México. La frontera entre los dos países es muy militarizada, como parte de la política y la ideología antiinmigración que está presente en todo el territorio estadounidense, no solo en las zonas fronterizas.

Hasta el día de hoy, en las Américas, especialmente en la región central, las militantes de movimientos territoriales, feministas y populares ven con preocupación las migraciones precarias y en condiciones de inseguridad hacia el Norte global. Las caravanas desde países con profundas desigualdades, como Honduras, ponen de manifiesto la urgencia de reconstruir esos países, liberándose del imperialismo, la dependencia, el poder corporativo y el extractivismo depredador.

En la Europa actual, el movimiento feminista también se ha centrado en la lucha contra las fronteras y los acuerdos económico-militares que cierran el continente y discriminan a las personas migrantes. Para las mujeres migrantes, la xenofobia se traduce en precariedad, falta de papeles y, a menudo, en tener que realizar trabajos domésticos y de cuidados mal pagados y sin derechos como su única opción. Practicar la solidaridad internacionalista supone apoyar la organización de las mujeres migrantes y denunciar las desigualdades regionales y raciales que promueven un supuesto y selectivo bienestar social a costa de la explotación y la violencia contra muchas personas.

2005

En Asia, se produjo una tensión particular en la frontera entre India y Pakistán. La frontera entre ambos países, muy demarcada, limitada y militarizada, es un elemento de disputa territorial. Por este motivo, a las militantes que participaron en la acción de 2005 les tocó idear toda una estrategia para el paso de la colcha, que también simbolizaba la posibilidad de rebelarse contra las divisiones nacionales, celebrar la soberanía popular y poner en práctica la amistad entre mujeres de diferentes pueblos.

La costura final de la colcha la realizó la valiente militante Awa Ouedraogo, de Burkina Faso, que en ese momento formaba parte del Comité Internacional de la MMM. Awa falleció en julio de 2021, y al recordar la colcha recordamos también su vitalidad y compromiso con el feminismo. Awa viajó de Sudáfrica a Burkina Faso cuidando la colcha durante la última etapa del viaje, añadiendo los últimos retazos del continente africano y rematando la pieza. Todo ello resultó en un material de gran valor, un objeto fundamental en la historia del feminismo popular en todo el mundo.

Más que una suma de luchas, la Colcha de la Solidaridad, al igual que la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad, representa la elaboración y la síntesis de un sujeto político colectivo, diverso y en movimiento.

Bénin, 2005

Ve a continuación algunas fotos de los retazos que forman la colcha:

Redação por Helena Zelic, com apoio de Miriam Nobre
Edição por Tica Moreno
Traducido del portugués por Luiza Mançano

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