Durante todo el mes de mayo, las mujeres y los pueblos del mundo se movilizaron en solidaridad con el pueblo palestino. Los ataques de Israel contra Palestina en Sheikh Jarrah, Jerusalén, y en la Franja de Gaza han causado al menos 242 muertes y provocado la expulsión de unas 74.000 personas de sus hogares. En este conflicto, hablar de solidaridad es un proyecto de futuro igualitario y una acción política de resistencia y transformación.
La lucha contra la ocupación israelí en Palestina no corresponde sólo a los palestinos, sino a todos los pueblos del mundo que luchan por su autodeterminación. Los sistemas de apartheid amenazan directamente a los pueblos afectados y oprimen a toda la humanidad. Esta ocupación es una creación de los poderes internacionales para servir a los intereses del proyecto imperialista, que tiene como objetivo la sumisión de los pueblos del Sur global y la usurpación de nuestros bienes comunes, a partir de la violencia contra culturas, soberanía y diferentes modos de vida.
Ello se hizo aún más evidente con el apoyo de gobiernos como los de Estados Unidos, Brasil y Uruguay a los ataques israelíes contra el pueblo palestino. Sin embargo, en esos países, los movimientos sociales expresaron su solidaridad internacionalista por una Palestina libre.
Para Souad Mahmoud, de la Marcha Mundial de las Mujeres de Túnez, hay que subrayar que las luchas palestinas forman una parte importante de la resistencia antiimperialista en todo el mundo:
Con frecuencia, se oculta la lucha palestina por el derecho a la tierra tras el discurso de un «conflicto mutuo», que invisibiliza el poder popular y el injusto desequilibrio entre esa lucha y las fuerzas armadas israelíes. Pero mientras los medios de comunicación corporativos ocultan esa realidad, los movimientos y medios populares crean herramientas y organización para escribir y visibilizar las informaciones directas.
Zahra Awaly, de la Marcha Mundial de las Mujeres en Líbano, sostiene que lo mejor que pueden hacer los medios de comunicación para abordar todas las noticias sobre esta crisis es adoptar el concepto de resistencia lingüística. Utilizar palabras clave que describan la situación real con mayor exactitud puede cambiar la opinión pública sobre el tema. Afirma:
La deportación de más de 500 palestinas y palestinos de sus hogares en Sheikh Jarrah, en Jerusalén, no ha pasado desapercibida, a pesar de que los medios de comunicación corporativos han intentado bloquear las informaciones. Las palestinas y los palestinos denuncian los asesinatos, las detenciones, deportaciones, los bombardeos y la limpieza étnica.
Organizaciones de todo el mundo han unido sus fuerzas para respaldar la campaña de Boicot, Desinversión y Sanciones (Boycott, Divestment, and Sanctions – BDS), un boicot cultural, académico y económico contra Israel y empresas internacionales que tengan alguna vinculación con los crímenes y el apartheid de Israel. Los movimientos sociales internacionales como La Vía Campesina y la La Marcha Mundial de las Mujeres tienen un profundo compromiso con la lucha por una Palestina libre, denunciando y presionando a nivel internacional y participando en diversas marchas en varios territorios como Quebec, Brasil, Marruecos y Túnez durante los días de agresión contra Palestina.
Internacionalmente, las personas expresaron su solidaridad y contribuyeron de distintas maneras a generar conciencia y llamar la atención sobre la causa palestina. El Frente Marroquí de Apoyo a Palestina y Contra la Normalización organizó sentadas y manifestaciones en más de 50 ciudades el 16 de mayo y en 40 ciudades el 23 de mayo. Para Khadija Ryadi, la militancia marroquí siempre ha considerado la lucha de las mujeres palestinas como un modelo y un ejemplo a seguir por la valentía que demuestran.
La reacción popular en todo el mundo ha llevado la solidaridad y la conciencia internacional a un nuevo nivel. A lo largo de los años, los movimientos en defensa de Palestina han llevado a cabo acciones visibles para presionar a los gobiernos y a otras instituciones para que se posicionen y tomen medidas políticas y económicas en defensa de los derechos humanos y la autodeterminación.
En Irlanda, la población presionó al gobierno para que reconociera Palestina y admitiera y condenara la anexión de tierras palestinas por parte de Israel, rechazando los crímenes de guerra israelíes. Fue el primer país europeo en hacerlo, seguido posteriormente por Bélgica. Esto ocurre 73 años después de la Nakba, la «catástrofe». Así llama el pueblo palestino a las consecuencias de la fundación de Israel, que supuso la expulsión forzosa de más de 700.000 palestinos de su tierra en 1948. Esta historia de violencia cuenta con la connivencia de los gobiernos, las Naciones Unidas y otras organizaciones institucionales.
Incluso después del alto al fuego establecido el 20 de mayo, Sheikh Jarrah y otras regiones siguen siendo amenazadas y la gente exige volver a sus hogares. La violencia continúa, con detenciones y deportaciones masivas en Silwan, lejos de la mirada de los medios de comunicación y de la opinión pública. La lucha por una Palestina libre es también la lucha por la libertad de las presas políticas, como Khalida Jarrar y Khitam Saafin, presidenta de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas, cuya prisión política fue prolongada arbitrariamente por otros cuatro meses.
Y Dalia Nassar hace un llamado al pueblo para que siga en la resistencia:
¹ La palabra «intifada» significa, en árabe, un despertar a sobresaltos. La Primera Intifada fue una revuelta palestina contra la ocupación israelí que comenzó en diciembre de 1987 en la Franja de Gaza.