Para abrir la conversación sobre comunicación popular

20/12/2021 |

Por Azul Cordo, Mercedes Eguiluz e Valentina Machado

La comunicación popular se hace desde múltiples voces. El libro virtual recoge las experiencias de mujeres de siete países de las Américas

La comunicación popular y feminista es una práctica de los movimientos populares de todo el mundo. Con creatividad y trabajo colectivo, las militantes comunican las experiencias, agendas políticas, movilizaciones y los debates desde una perspectiva colectiva, de quienes están en el interior de las luchas. La comunicación hace el movimiento, el movimiento hace la comunicación.

De este modo las organizaciones populares crean formas de comunicación distintas a las estandarizadas por el modelo hegemónico de las redes y medios corporativos. Sus propuestas de comunicación, sus opciones de lenguaje y de formato son múltiples y están relacionadas con la realidad concreta en la que se encuentran y con quienes desean dialogar. El intercambio entre experiencias de comunicación feminista y popular es una forma de entender los acumulados políticos de la agenda de comunicación de cada organización. Además, es una forma de incrementar las prácticas, intercambiar posibilidades, crear nuevos caminos colectivos y fortalecer las alianzas.

Esta es la razón por la cual se presenta el libro virtual Comunicación feminista y popular: experiencias de las mujeres en movimiento, publicado gratuitamente en español por la SOF Siempreviva Organización Feminista. “La comunicación feminista y popular está arraigada en los espacios donde viven y luchan las mujeres. Por eso el boca a boca, las radios  comunitarias, los periódicos impresos son fundamentales y no pueden ser  reemplazados por la creciente digitalización de la comunicación – y de  la vida”, se dice en la presentación del libro, que reúne artículos escritos por mujeres de siete países de América Latina y el Caribe.

Integrantes de la Marcha Mundial de las Mujeres de Brasil, Chile, Cuba y Venezuela, del Colectivo Continental de Comunicación de la CLOC-Vía Campesina, de Radio Mundo Real y de la Universidad Popular (UPo) comparten sus experiencias sobre comunicación feminista y popular y señalan los retos de esta construcción en cada contexto.

A continuación compartimos un fragmento del artículo “Abrir la conversación: radios comunitarias feministas desde la experiencia de Radio Mundo Real”, de Azul Cordo, Mercedes Eguiluz y Valentina Machado. Las autoras forman parte del equipo de Radio Mundo Real, un proyecto de comunicación de Amigos de la Tierra Internacional que desde 2003 produce contenidos radiofónicos sobre las luchas populares antineoliberales, feministas y antirracistas por justicia ambiental y soberanía alimentaria.

La radio es ese espacio donde nos escuchamos, intercambiamos ideas y creamos mundos posibles. En especial, las radios comunitarias, amplificadoras de mensajes alternativos a la agenda hegemónica tan llena de intereses corporativos. Las radios son un espacio democrático desde el momento en que se abre un micrófono, se enciende una luz roja (real o imaginaria) y se sueltan al aire las palabras que quieren incidir en el porvenir. Circula la palabra y, en ese acto, se espera que circule la diversidad, lo distinto, lo propio, para reafirmar senderos de luchas y trazar nuevos caminos. Así busca dar sus pasos Radio Mundo Real (RMR) desde hace 18 años.

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La comunicación popular feminista: estrategia y sostén ineludible para el cambio de sistema

Las perspectivas globales no siempre se construyen en la suma de perspectivas locales. Por el contrario, muchas veces tienden a universalizar las realidades de algunos pocos lugares en el mundo. En los medios de comunicación hegemónicos podemos ver, leer y escuchar esto a diario. Se habla, por ejemplo, de la pandemia de COVID-19, pero la emergencia sanitaria nos plantea algunas preguntas: ¿el virus impacta a todo el mundo por igual? ¿Tenemos las mismas herramientas para defender nuestras vidas? ¿Qué condiciones estructurales permiten que haya comunidades más vulnerables que otras? ¿Se vive y siente de la misma manera en París que en Bogotá? ¿O es igual en esa ciudad capital de Colombia que en el campo del país? ¿Sobre quiénes recae finalmente el peso de una sociedad que atraviesa una crisis sanitaria?

Aquellos medios que dicen abrir la mirada con un análisis “global” finalmente obturan y presentan una foto fija de un lugar particular, lo que a nivel radial y audiovisual podría tomarse casi como si una voz o una imagen fuera representativa de un todo.

Necesitamos muchas fotos (y entonces, muchas voces), en movimiento, de distintas calidades y formatos, porque las verdades únicas niegan, entre tantas cosas, la diversidad de los territorios. Estas imágenes son transmitidas a través de las radios comunitarias y alternativas mediante las voces de luchadoras que defienden los territorios cada día y piensan soluciones colectivas. Por esto es importante la comunicación local, tanto la producción como el consumo de estos contenidos. Esta es una tarea que, día a día, la mayoría de las veces con viento en contra, llevan adelante los medios comunitarios desde distintos barrios, parajes o pueblos.

Los medios populares, situados en las bases, con sus voces, sus experiencias y sus conocimientos, abren nuevas realidades, de esas que tenemos frente a nosotras y no logramos ver, crean mundos de posibilidades. No es tarea menor la de mostrar la realidad sin maquillaje, sin espectacularización.

El cuidado y respeto por el conocimiento popular, aquel que sale de la experiencia, del intercambio generacional, del hacer cotidiano, del compartir con otras, escasean en los espacios hegemónicos. En los medios comunitarios, en cambio, se abre un campo fértil para el desarrollo y la transmisión de saberes ancestrales.

Los medios comunitarios no son solo espacios de comunicación. Son espacios de construcción, de formación, de educación, de empoderamiento y de lucha.

En un mundo con millones de voces, pero micrófono para unos pocos, tomar la palabra es una pequeña revolución.

En la gesta y gestión de lo común, en la participación y sostén de la vida que lo hacen posible, los feminismos populares tienen mucho que ver. Las formas comunitarias quitan del centro la producción, reproducción y acumulación de capital y viran su eje hacia lo compartido, lo que a todas nos atraviesa: la vida. Dan lugar a la construcción de un conocimiento que nace del calor de la lucha colectiva, con el territorio y su contexto como enclave. Reconoce su historia y trabaja desde la memoria, visibilizando opresiones y proponiendo transformaciones. Los feminismos populares tejen sus redes con vecinas y en sus procesos se encuentran con la enunciación como clave del reconocimiento de las opresiones y los deseos.

La enunciación, lo dicho, logra ordenar y sacar del interior, de la soledad, de lo privado, lo que se piensa y se siente. Y, al volverlo público, lo pone en disputa y se politiza. Este paso, fundamental en todo pensamiento, es catapultado por los medios populares y comunitarios que constituyen un espacio dónde “se puede decir”.

Los medios comunitarios son el otro poder. No el cuarto poder, ese que manejan los medios masivos, que instaura miedo, coarta la palabra y niega existencias. Sino el poder como potencia de la acción, el “yo puedo” que junto a otras se transforma en “nosotras podemos”, queremos y deseamos.

Mientras que la agenda mediática hegemónica desconoce por completo a los feminismos como el gran movimiento de transformación protagonista del siglo XXI, los medios comunitarios tienen una agenda alternativa que incluye y/o es creada por los movimientos sociales, e incluye cada vez más a los feminismos desde una perspectiva de clase y género.

Los modelos de comunicación dominante han sido grandes responsables de la reproducción de la sociedad patriarcal, mediante sus contenidos, publicidades, predicando la falsa objetividad, nos han mostrado como nuestras propias enemigas y nos han hecho despreciar nuestros propios cuerpos. Nos muestran débiles y dependientes. Los medios populares de comunicación disputan estos discursos y narrativas, rompen el binarismo y presentan la pluralidad y diversidad.

Plurales y diversos como los territorios, esos medios alternativos abren el mensaje y nos muestran como lo que somos, creadoras de cambios, tejedoras de alternativas, somos quienes reproducimos y sostenemos la vida, somos distintas y estamos en todos lados.

El pasaje de hablar de “cosas de mujeres” a proponer una perspectiva feminista para abordar cualquier tema o problemática hubiera sido imposible sin las redes de comunicación alternativas y sin los feminismos populares tejiendo redes.

Lo mismo sucede con las voces propias. Los medios comunitarios han puesto en debate (y a esta altura, en jaque) la idea de “dar voz” a “quienes no tienen voz”. En Radio Mundo Real nos hemos transformado en ese sentido. La voz es propia, no necesita permiso ni ser otorgada. Los medios comunitarios abren los espacios y hablan en primera persona singular o plural, no están sumidos en las lógicas hegemónicas de hablar por otros. Quienes narran las historias son las protagonistas, las campesinas, las indígenas, las negras, las pobres, las locas, las presas, las disidencias, las que los medios dominantes han ocultado e invisibilizado sistemática e históricamente.

Y así, en las propias voces, comenzamos el camino de comprender la interseccionalidad, la suma de opresiones sobre los cuerpos. Los feminismos alzando sus voces nos mostraron las injusticias del sistema patriarcal y la potencia de estar juntas: un movimiento desde los cimientos.

Como afirma el manifiesto Somos periodistas y feministas, de la Red de Periodistas Feministas de América Latina y el Caribe, el periodismo feminista “abre la conversación” con contenidos de calidad, con la presencia de sujetos políticos y actores sociales que suman sus posturas a la discusión y promueven transformaciones en la opinión pública. Es clave que la agenda ambientalista sea narrada desde una perspectiva de clase e interseccional, que lee al mundo con las opresiones y explotaciones, pero también desde las potencias para el cambio por el que luchamos.

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Azul Cordo y Valentina Machado son periodistas y Mercedes Eguiluz es traductora en el equipo de Radio Mundo Real.

Introducción por Helena Zelic
Traducido del portugués por Luiza Mançano

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