El conflicto por la tierra constituye un eje central en la vida de los pueblos. La tierra es la principal fuente de recursos naturales y el espacio sobre el que ha evolucionado la vida de las sociedades humanas. La conexión con la tierra es una relación objetiva relevante para el desarrollo y la continuidad de nuestras vidas, ya sea esta conexión directa y cotidiana a través del trabajo y la inversión en la tierra, o indirectamente. La conexión con la tierra está presente en los niveles político, económico y social, donde la cuestión de la soberanía territorial ocupa un lugar destacado en los conflictos locales, nacionales e internacionales.
Las potencias capitalistas y coloniales buscan controlar la tierra por todos los medios. Utilizan una variedad de métodos brutales, como las guerras, las masacres, los asedios, las sanciones, las presiones, las bases militares y las políticas económicas dirigidas por carteles capitalistas como el Banco Mundial. Todo ello va acompañado de métodos de control y dominación de los pueblos, que son empobrecidos y transformados en herramientas al servicio de los intereses y ambiciones coloniales y capitalistas.
Por otro lado, la lucha continúa, por una transformación revolucionaria basada en la igualdad, el derecho a la autodeterminación y la soberanía, y la erradicación de todas las formas de opresión y discriminación, por un mundo donde prevalezca la justicia. Obviamente, las mujeres libran esta lucha como compañeras y lideresas, en un momento en el que su padecimiento por diversas formas de persecución y discriminación se ve multiplicado por el poder de las estructuras patriarcales imperantes.
Una historia de la lucha por la tierra
La lucha por la tierra y para poder existir fue el eje principal de la lucha del pueblo palestino contra la colonización sionista. Esa colonización se basó en un método que puede resumirse en una frase: «tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra». Ciertamente, el origen de esa frase se remonta a los objetivos coloniales del movimiento sionista, que se esforzó por apoderarse de las tierras palestinas y desplazar a su pueblo recurriendo a los medios más atroces.
En 1948, el movimiento sionista, con el total apoyo de las potencias coloniales, destruyó más de 500 aldeas palestinas y desplazó a sus habitantes. Fue el responsable de desplazar a la mayoría de los palestinos de sus ciudades y sustituirlos por colonos sionistas. Así se anunció la creación del Estado de Israel en estas tierras. En esta época, en la que más de la mitad del pueblo palestino se convirtió en refugiado, el sionismo siguió adelante con sus planes para completar la colonización de la totalidad de Palestina. En 1967, a través de una nueva guerra colonial, logró ocupar otras tierras árabes: la península del Sinaí, los Altos del Golán y parte de las tierras libanesas. Y continúa hasta hoy realizando operaciones de control de tierras en Cisjordania, instalando asentamientos mediante la ley militar. Esto forma parte de sucesivos planes, siendo el último el plan de anexión, anunciado por el ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en 2020, que pretende anexionar a Israel el 33% de Cisjordania.
Mujeres en marcha
Como parte del pueblo palestino en resistencia, las mujeres palestinas luchan por sus derechos nacionales en sus tierras. Reclaman, sobre todo, el derecho de los refugiados palestinos a regresar a las tierras de las que fueron desplazados, así como el derecho a la soberanía territorial y al acceso a nuestras tierras.
En la realidad colonial en la que vivimos, el ejército de ocupación y los colonos asedian e impiden a miles de agricultores que accedan, cultiven y se beneficien de sus cosechas, que están expuestas a los ataques de los colonos que queman y destruyen sus árboles y cultivos. Las tierras agrícolas de la Franja de Gaza también son objeto de ataques militares israelíes y, además, las autoridades de la ocupación también intentan socavar la capacidad del pueblo palestino de beneficiarse de sus tierras al controlar sus recursos hídricos y robar el agua a las palestinas y palestinos.
Así vemos que la lucha de las mujeres palestinas por la tierra es una lucha para liberarse del colonialismo y la ocupación. De esta manera, ellas constituyen la vanguardia de la resistencia
[Sumud¹] en la tierra, por su persistencia en cultivarla, beneficiándose de sus cosechas y enfrentándose a los ataques de los colonos. Esto queda patente en el importante papel de las mujeres en el campo, que soportan el peso de la función agrícola.
También son quienes se oponen a las empresas que acaparan tierras agrícolas para construir urbanizaciones. Aunque el porcentaje de propiedad de la tierra por parte de las mujeres esté limitado como resultado del legado histórico tradicional, la mayoría de las mujeres conservan la tierra de diferentes maneras. Además, las mujeres se esfuerzan al máximo para proteger la tierra de la contaminación y el vandalismo, dando prioridad al uso de fertilizantes naturales y a la plantación y conservación de semillas nativas frente a las genéticamente modificadas. Se ha incrementado la participación de las mujeres en los comités agrícolas y en la defensa de los derechos de los agricultores, tanto en los comités femeninos como en otros comités agrícolas mixtos.
Las mujeres palestinas siguen luchando por recuperar sus tierras del colonialismo, la ocupación y los asentamientos, en busca de la soberanía de sus tierras y de sus derechos de propiedad.
¹ Sumudsignifica «firmeza» o «perseverancia inquebrantable». Es un valor cultural palestino, un tema ideológico y una estrategia política que surgió por primera vez entre el pueblo palestino a través de la experiencia de resistencia a raíz durante la Guerra de los Seis Días de 1967. A medida que se desarrolló el término, las palestinas y los palestinos han distinguido entre dos formas principales de sumud. El primero, «sumud estático», es más pasivo y lo define Ibrahim Dhahak como el «mantenimiento de los palestinos en su tierra». La segunda, la «resistencia sumud«, una ideología más dinámica cuyo objetivo es buscar formas de construir organizaciones alternativas para resistir y socavar la ocupación israelí de Palestina. El último símbolo asociado con el concepto de sumud y el sentido palestino de arraigo en la tierra es el olivo, omnipresente en toda Palestina.
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Khitam Saafin es dirigente de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas (UPWC) e integrante de la Marcha Mundial de las Mujeres. El 2 de noviembre de 2020, Khitam fue sometida a detención administrativa por las fuerzas de ocupación israelíes. En Palestina y en el mundo entero, el movimiento feminista exige su libertad. ¡#FreeKhitam!