Este artículo se basa en el discurso de Sophy Ngalapi durante el seminario web Luchas Antisistémicas Para Vivir Sin Violencia organizado por Capire el 18 de noviembre de 2021. Escuche el audio aquí:
El tema de la violencia de género se siente de diferentes maneras según la naturaleza de la región, de la comunidad. Según el Ministerio del Interior de Tanzania, entre enero y septiembre de 2021 se registraron un total de 6168 casos de violencia de género, incluyendo la mutilación genital femenina y el acoso sexual. Además, según el departamento de estadísticas del gobierno de Zanzíbar, entre enero y agosto de 2021 se registraron 717 casos de violencia contra mujeres y niñas, de los cuales 360 fueron violaciones.
En África, la violencia afecta a mujeres y niñas de todas las regiones del continente, y nuestra mayor dificultad radica en que la mayoría de las comunidades considera que estas prácticas son normales y culturales. Algo que afecta física y psicológicamente a las mujeres y niñas, como la violencia de género, no puede ser normal. En comparación con los datos de otras regiones del mundo, publicados por la organización Plan International, el mayor índice de matrimonios forzados y de niñas corresponde al África subsahariana, donde el 38% de las niñas son obligadas a casarse. Estas cifras son más bajas en otras partes del mundo, pero en cualquier caso el matrimonio forzado o infantil lleva a embarazos precoces y no deseados.
En la mayoría de los países africanos, el problema del abandono persigue la vida de las mujeres. En las familias, los hombres están acostumbrados a dejar a las mujeres solas, incluso con los niños, y las mujeres tienen que cuidar solas a los niños hasta que se hagan mayores. Este problema se agudizó durante la pandemia de la COVID-19. Aunque la gente no se dé cuenta, una crisis tan grande como Esta genera violencia de género. Las mujeres, que ya se encargaban solas de la crianza de los hijos, pasaron a ocuparse de otras personas que padecían enfermedades.
Otro problema que lleva a la violencia contra las mujeres, especialmente a la violencia sexual, es el cambio climático. Donde no hay agua cerca, las mujeres tienen que levantarse muy temprano para salir a buscar agua. Son lugares lejanos. En algunas regiones, las mujeres tienen que caminar kilómetros para encontrar los recursos necesarios. Esta distancia representa un peligro más para las mujeres, que corren el riesgo de ser violadas o heridas. Lo que hemos hecho como organización feminista en Tanzania es denunciar y exponer la violencia de género de cualquier tipo. Pero es un problema al que se enfrentan las mujeres.
La gente está más sensibilizada, hay más lugares y espacios para hablar. Las familias, los padres, las madres, los tutores y las tutoras pueden denunciar los casos de violencia a la policía y observar las investigaciones hasta el cierre. Tenemos un nuevo gobierno local en Zanzíbar que realmente está trabajando para acabar con la violencia de género. Estamos en un proceso de cambiar algunas leyes. El gobierno ha creado una jurisdicción especial para tratar únicamente los casos de violencia de género, que empezó a funcionar en febrero de 2021. Además, hay escaños para mujeres en la Cámara de Representantes y en el Parlamento – una acción afirmativa para garantizar la proporción del 50% en todos los órganos de decisión. Los delitos de violencia de género se castigan con fuertes penas, lo que puede proteger a las mujeres y a la comunidad de las prácticas violentas.
Necesitamos una campaña especial desde las bases y para las bases. No siempre la gente puede acceder a la radio o a Internet, así que tenemos que llegar a los grupos marginalizados para crear conciencia también en esos sectores. Y tenemos que hacerlo desde las organizaciones, educar a la gente y defender la transformación. Tenemos la expectativa de crear un buen entorno para las mujeres, las niñas, los niños y personas ancianas, de modo que puedan ejercer sus derechos como seres humanos nacidos libres. Para tener una coordinación nacional fuerte, capaz de organizar nuestras luchas, necesitamos una construcción conjunta y más estrecha con nuestras compañeras de los países vecinos, Kenia, Uganda y Mozambique.
Esta estrategia mutua de articular un trabajo conjunto nos ayuda a tener la capacidad de hacer frente a nuestros problemas. Las mujeres de los sectores populares necesitan esta articulación, necesitan escuchar cosas nuevas y aprender cómo luchar por sus derechos y por una vida mejor. En diferentes partes de África, la Marcha Mundial de las Mujeres se ha comprometido a reunir y fortalecer a las mujeres de los sectores populares en las comunidades. Debemos trabajar con todas las mujeres, en todas partes, porque aquí las luchas están conectadas. No debemos discriminar en función de los diferentes pueblos, religiones, regiones de origen y partidos políticos. _________________________________________________________________________
Sophy Ngalapi es integrante del Comité Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres en Tanzania. Este artículo está basado en su intervención durante el webinario Luchas antisistémicas para vivir sin violencia, organizado por Capire en colaboración con la Marcha Mundial de las Mujeres, La Vía Campesina y el Movimiento Mundial por los Bosques Tropicales el 18 de noviembre de 2021.