Sistema energético y justicia climática: si no es feminista, no es justo

16/08/2021 |

Por Karin Nansen

Lee y escucha la intervención de Karin Nansen sobre los aportes del feminismo a la transformación de la economía y del sistema energético.

Victor Barro, COP25, Madrid, 2019

En Amigos de la Tierra Internacional, la lucha por la justicia climática nos ha llevado a comprender la necesidad de una transformación energética radical. El sistema energético actual provoca el cambio climático y destruye comunidades, medios de vida y territorios. Diversas comunidades en todo el mundo luchan por transformar este sistema que usurpa sus tierras, bosques y aguas, y las mujeres están en la primera línea de esta batalla. Se trata de un modelo que nació del sistema capitalista patriarcal, basado en el colonialismo, racismo y la explotación de la naturaleza y de las personas – específicamente de los cuerpos y el trabajo de las mujeres.

Hemos adoptado el concepto de transición justa que han elaborado los pueblos originarios y los sindicatos de trabajadoras, que ya defendían esta necesidad de cambio en la producción de energía. Su objetivo va más allá de dejar de usar los combustibles fósiles. Sí, necesitamos urgentemente dejar atrás los combustibles fósiles y las megapresas, pero también necesitamos abandonar el paradigma neoliberal que otorga a las corporaciones transnacionales demasiado poder sobre el sistema energético. Este paradigma conduce a la privatización de la energía y a la privación de derechos. Demasiadas personas en todo el mundo no tienen acceso a la electricidad. El sistema neoliberal, que está privatizando y convirtiendo la energía en una mercancía, también está destruyendo muchas vidas. Y también somos conscientes de que se necesita mucho más que un simple cambio de fuentes y tecnologías.

Abandonar los combustibles fósiles y las megapresas es una necesidad urgente, pero también debemos poner los derechos de los pueblos originarios, los trabajadores, las mujeres y comunidades en el centro de la transición. Una transición justa debe basarse en derechos. Tenemos que garantizar que la energía sea un derecho, no una mercancía.

Tenemos que garantizar que la propiedad y el control del sistema energético sean públicos. Sea por parte del Estado o los municipios, las comunidades o las cooperativas, la energía debe permanecer en manos públicas. El proceso democrático de toma de decisiones es fundamental para este cambio. Más recientemente, desde nuestros vínculos y alianzas estratégicas con organizaciones feministas, hemos comprendido que debemos garantizar el reconocimiento de las mujeres como sujetos políticos en la toma de decisiones relacionadas con el sistema energético. Tenemos que poner de manifiesto el derecho de las mujeres a tomar decisiones, a ser un sujeto público clave en la transición hacia un nuevo sistema energético.

Transformar el sistema energético significa transformar también la economía.

Esto es esencial, y hemos aprendido mucho del feminismo en este sentido, porque si no transformamos nuestra economía, no vamos a poder cambiar realmente el sistema energético. Transformar la economía significa examinar la forma como organizamos la sociedad, el trabajo y la satisfacción de las necesidades a través de la lente de la justicia y desde una perspectiva feminista. Tenemos que reconocer la importancia del trabajo de cuidados y de la economía del cuidado.

Hay que organizar el sistema energético de forma que las mujeres tengan autonomía para satisfacer sus propias necesidades y garantizar sus derechos. La autonomía es fundamental para las mujeres. Muchas sufren los impactos del sistema energético que les niega sus derechos y transforma la energía en una mercancía. Las mujeres deben tener derecho a la energía, pero también se debe garantizar sus demás derechos, y esto significa que tenemos que transformar radicalmente la economía. La perspectiva feminista es fundamental, y no se trata simplemente de reconocer los diferentes impactos que el actual sistema energético tiene en la vida de las mujeres – que es terrible y tiene lugar en todo el mundo.

La ofensiva y los brutales ataques que sufren las mujeres al resistir contra este sistema son una realidad terrible.

Las mujeres son perseguidas, criminalizadas y asesinadas por resistir ante un sistema energético terrible y dañino. No se trata sólo de los impactos, sino de la comprensión de que las mujeres son sujetos cruciales para esta transformación. Las mujeres son sujetos políticos que pueden decidir cómo transformar el sistema energético y producir energía, y con qué finalidad. Esto debe estar en el centro de lo que hagamos a partir de ahora.

La transformación radical de nuestra sociedad desde una perspectiva feminista nos ha llevado a tomar conciencia de la necesidad de entablar el debate sobre una transición energética justa, pero también sobre una transición justa y feminista. Porque si no es feminista, no es justo.

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Karin Nansen es integrante de Amigos de la Tierra Internacional e integrante fundadora de REDES-Amigos de la Tierra Uruguay. Este texto es una versión editada de su intervención en el taller «Si no es feminista, no es justo», celebrado por Amigos de la Tierra Internacional (ATI) el 18 de junio de 2021, como parte de la conferencia virtual “5 por el Clima” [“5 for The Climate”], organizada por Amigos de la Tierra Alemania [Bund für Umwelt und Naturschutz Deutschland – BUND] y el Instituto Independiente para Cuestiones Ambientales [Unabhängiges Institut für Umweltfragen – UfU].

Traducción del portugués por Luiza Mançano
Idioma original: inglés

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