La Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) en Costa de Marfil comenzó en 2004. El país atravesaba una guerra civil y las mujeres se organizaron para participar en una reunión en Malí sobre la participación femenina en los procesos de paz. En ese encuentro, una compañera de MMM de Burkina Faso expresó su solidaridad y apoyo a las mujeres de Costa de Marfil. Fue así que, desde la práctica de la solidaridad internacional que constituye la Marcha Mundial de las Mujeres, las mujeres organizadas en Costa de Marfil conocieron y decidieron unirse al movimiento.
Solange Koné, integrante del Comité Internacional de la MMM concedió una entrevista a Capire sobre la actual participación política de las mujeres en el país y cómo se organizan en la lucha por la solidaridad y la paz. Para ella, «las mujeres deben estar realmente involucradas en la resolución de conflictos. Tenemos que pensar concretamente en lo que se refiere a la violencia contra las mujeres en los campos de batalla». Lee a continuación:
Entendemos que la participación política de las mujeres que se postulan a cargos políticos es sumamente importante porque nos permite cambiar la política desde dentro. Además, los procesos electorales en general nos ofrecen la oportunidad de elegir un gobierno más representativo, que tenga en cuenta nuestras agendas económicas. ¿Podrías hacer un breve análisis acerca de la situación de los procesos políticos africanos y la participación de las mujeres?
Los procesos políticos en Costa de Marfil son muy discriminatorios. Hay diversas leyes y textos que dicen «hablamos en nombre de las mujeres», pero el mismo texto contiene artículos que impiden los procesos de participación de las mujeres. Por ejemplo, la cuota de representación.
Se dice que hay que tener una representación de al menos el 30% de mujeres en las asambleas electas. Por otra parte, se realizan procesos electorales en todas las regiones y no se puede considerar a las mujeres como una prioridad cuando sólo disponen de un escaño, como ocurre en muchas regiones. Tenemos una ley que no tiene sentido, ya que no se puede aplicar debido a la realidad local.
Los partidos políticos en nuestro país no dan protagonismo a las mujeres. En general, son los hombres quienes ocupan los cargos principales. Las mujeres permanecen a la sombra de los hombres, algo que no puede ser normal. Si tenemos en cuenta instituciones como la Asamblea Nacional o el Consejo Económico y Social, no encontramos ni una sola mujer a su frente. Las mujeres siempre están en los comités, como si fueran incapaces de tomar decisiones o razonar.
Durante las campañas electorales, las mujeres se limitan a dar la bienvenida a las personas. Son ellas las encargadas de darles la bienvenida, ir a buscar agua, etc. Donde hay reflexiones y se toman las decisiones, son la minoría. Si hay alguna votación, el resultado está en su contra. En términos políticos, por lo menos en mi país, la situación de las mujeres es difícil, y es eso lo que denuncio.
Durante el webinario Resistencia y solidaridad feminista alrededor del mundo, señalaste que en las elecciones de este año en Costa de Marfil el porcentaje de mujeres que participan en las elecciones legislativas ha pasado del 10% al 15%. ¿Quiénes son estas mujeres y cuáles son sus propuestas? ¿A qué se debe este aumento?
No lo considero un aumento, porque las mujeres de hoy tienen la capacidad de estar bien representadas. Existen. Hay mujeres intelectuales, empresarias, políticas, agricultoras. Son líderes. Desde el punto de vista del liderazgo, de hecho están ocupando su lugar. Eso debería estar en consonancia con sus representaciones políticas. Pero desgraciadamente no es el caso. Seguimos bajo la lógica de la elección que hacen los partidos políticos. Las mujeres independientes no pueden presentarse a las elecciones porque no tienen dinero. Para ser candidato, hay que tener mucho dinero.
En términos financieros, las mujeres aún no pueden ocupar sus puestos y organizar una campaña. Desde el punto de vista del apoyo, desde la Marcha Mundial, intentamos analizar qué podemos hacer. Hemos empezado a encontrar formas de apoyar que una mujer se presentara a las elecciones parlamentarias, municipales, regionales o presidenciales. Sé que necesitamos mucho dinero, pero tenemos que empezar de algún modo. Me gustaría mencionar en este punto la solidaridad entre nosotras para impulsar a las mujeres.
Esta es una cuestión realmente importante: para aumentar la participación política de las mujeres, especialmente de las mujeres de izquierda, procedentes del feminismo popular, debemos luchar por democratizar la política, para que las elecciones no dependan tanto del dinero. En este sentido, nos gustaría saber cuál es la relación entre los parlamentarios electos y el movimiento de mujeres. ¿Cómo se articula el movimiento para la disputa política durante y después del proceso electoral?
Desgraciadamente no hay una conexión real entre las mujeres de las clases políticas y las que están en los movimientos. Vivimos una crisis, una guerra, y hay una especie de ruptura entre las mujeres de la esfera política y las mujeres de los movimientos. Así que las mujeres de los partidos dominantes tienden a demonizar a las mujeres de los movimientos. Para ellas, estamos en contra del gobierno, somos adversarias, y es realmente complicado que podamos trabajar juntas.
Es una lástima, porque creemos que la unión hace la fuerza. Pero aún no logramos establecer estas relaciones. Acabamos de ver que todas las elecciones se han celebrado desde esa perspectiva y queremos acercarnos a las mujeres políticas. Podemos tener ideas que no son necesariamente comunes, pero tenemos muchas luchas en común. Hay muchas cosas que podemos defender juntos. La Asamblea Nacional recién instituyó al presidente. En junio del año pasado, las mujeres se reunieron para proponer actividades regulares sobre los temas de la promoción de la mujer.
Como un movimiento organizado por mujeres, ¿tienen alianzas con otros movimientos sociales, como las campesinas, por ejemplo?
Estamos en contacto con la asociación de mujeres comerciantes, que son mujeres que comercian. Son numerosas. También estamos en contacto con los sindicatos docentes, con los medios de comunicación vinculados a la creación del derecho agrario. Creemos que debemos acercarnos a todo ello. Derecho a la tierra, derechos económicos, políticos y sociales. La creación de alianzas es algo muy fuerte para nosotras.
Queremos conocer la historia de la lucha y de la organización de las mujeres en Costa de Marfil. ¿Podrías contarnos historias de lucha que inspiran a las mujeres?
Cuando Costa de Marfil empezaba a obtener su independencia, estaban las fuerzas coloniales. La mayoría de los hombres de los partidos políticos que debían tomar el poder en ese momento fueron enviados a la cárcel en una ciudad cercana a Abiyán, Grand-Bassam. Era una cárcel difícil en aquella época y ahí se envíaban a las personas recalcitrantes. Los hombres fueron enviados a la cárcel y las mujeres se convirtieron en cabezas de hogar.
En un momento dado, una de las líderes, cuyo nombre era Marie Koré, dijo: «No podemos ver a nuestros maridos permaneciendo en la cárcel, especialmente sin saber por qué. ¿Reclamar la independencia es un delito? Creemos que ya hemos hecho lo suficiente con respecto al colonialismo y hoy queremos la independencia del país. Y es por eso que nuestros maridos están en la cárcel. Así que, mujeres, ¡vayamos también a la cárcel!».
Cuando hizo el llamado a la unión, aparecieron mujeres de todas partes. Mujeres que sabían leer y escribir, agricultoras, vendedoras, mujeres de origen pobre, esposas de pescadores. Caminaron al menos 50 kilómetros y fueron a la cárcel donde estaban sus maridos. Caminaron con una determinación que las fuerzas militares no pudieron detener. Así lograron liberar a sus maridos. Mari Koré es un símbolo para la Costa de Marfil.
No hay que pensar en la lucha femenina como algo de mujeres contra hombres. Nuestra lucha consiste en reconocer a todos como seres humanos. Hay hombres que están con nosotras. Hay hombres que vienen a conocernos cuando realizamos actividades. Unimos fuerzas con hombres que reconocen nuestra lucha.
En el webinario, mencionaste el caso de Tanzania. La vicepresidenta asumió el cargo tras la muerte de John Magufuli y logró gestionar la pandemia en el país mejor que su predecesor, que ignoraba la realidad de la COVID-19. ¿Podría decirnos cómo se organizaron durante la pandemia?
En el tema de la pandemia, los movimientos llevaron a cabo una gran cantidad de acciones en pro de las comunidades. Hicimos comunicados sobre prevención, para transmitir un mensaje sobre qué había que hacer. Durante y después del confinamiento, hubo mucha violencia doméstica, sexual, contra los niños, etc. Denunciamos todo eso.
También nos pusimos en contacto con los servicios médicos porque los niños y las mujeres no se encontraban a salvo. Hicimos una encuesta e interpelamos al gobierno. También se realizó un estudio sobre el impacto de la COVID-19 en los servicios de salud materno infantil. Hemos trabajado muy estrechamente con el Ministerio de Sanidad. Actualmente, nos centramos en la vacunación. No toda la gente quiere vacunarse. Intentamos explicar que es importante hacerlo. Por otro lado, intentamos presionar al gobierno para que se haga responsable de la calidad de las vacunas y evite consecuencias más graves.
La pandemia, la vacuna y la política en general han sido objeto de desinformación y noticias falsas. ¿Cómo ves este tema? También me gustaría preguntarle si tienen estrategias de formación política feminista para hacer frente a las estrategias de desinformación de la derecha y para ampliar la participación popular y feminista en la política.
De momento no hay ninguna estrategia real que se destaque. Tal y como están las cosas, es como si la pandemia estuviera quitando la fuerza a la gente. No sabíamos por dónde empezar, la información era contradictoria y, además, no conocíamos la situación, nunca habíamos vivido algo así. Recibimos imágenes aterradoras con situaciones graves.
Este miedo ya existía, de una situación que desarmara a la gente, que la incapacitaba para actuar y pensar en estrategias. Ahora veo que estamos en una lógica en que el capitalismo sigue ejerciendo presión sobre nosotras, porque estamos ante una disputa por el poder de los grandes actores de este mundo.
Hoy, por el tema de las vacunas, en África nos preguntamos: «¿Por qué estuvo la malaria durante tanto tiempo, por qué estuvo el VIH durante tanto tiempo, y por qué no hubo una vacuna para el VIH inmediatamente? Y ahora tenemos muchas vacunas para COVID. Lo que demuestra que hay mucho detrás de ello». Son las grandes industrias las que siguen buscando posiciones competitivas para obtener más beneficios. Ya lo entendimos.
En nuestros países, dijeron que la OMS [Organización Mundial de la Salud] nos apoyaría, que nos daría las vacunas a través del mecanismo Covax. ¿Quién va a donar las vacunas a Costa de Marfil, a Senegal y a otros países? Me consta que han llegado a Costa de Marfil 500.000 dosis de vacunas. Se trata de una vacuna que necesita dos dosis para cada persona, lo que significa que se vacunará a 250.000 personas de los 25 millones que hay en Costa de Marfil. Es sólo una gota de agua en el mar.
Desde los movimientos sociales nos preguntamos qué hay detrás de esa gratuidad. La producción de la vacuna tiene un costo. No se puede llegar a un país y decir que son gratis. Nuestra respuesta es «no». Ciertamente hay algo detrás de eso y vamos a investigar, entender y, juntos, como movimientos sociales, saber qué va a salir de esto para poder actuar en consecuencia.
Si se trata de reforzar la dominación sobre los pobres, sobre las mujeres, estaremos allí para denunciar la dominación económica e hiperpolítica. Estamos de acuerdo en participar en la lucha antipandémica, pero no será a cualquier precio. Tenemos que dejarlo claro. Así que esperamos, pero no nos vamos a quedar parados. Estamos tratando de entender las cosas. Y si esas cosas están en el medio de la disputa por el poder, si las mujeres y los niños quedarán más marginados, no nos pondremos de acuerdo.