La economía feminista es una respuesta a la actual crisis económica, medioambiental y social. Es una estrategia política para transformar la sociedad y la relación entre las personas, y las personas y la naturaleza. Las mujeres son sujetos económicos y protagonistas en la lucha contra el modelo económico dominante. Con la economía feminista, el cambio de sistema es posible.
La Marcha Mundial de las Mujeres y Amigos de la Tierra Internacional han producido dos videos animados para explicar el concepto de economía feminista y su papel en dirección a un cambio de sistema. Los vídeos pretenden introducir algunos principios feministas con creatividad e imaginación, y son recomendables también para ser empleados por los movimientos en actividades de formación política.
¿Qué significa economía feminista?
La economía feminista reconoce y reorganiza el trabajo doméstico y de cuidados. Ella ilumina todo el trabajo que sostiene la vida, y a todas las personas que lo realizan –la mayoría de las cuales son mujeres, negras e inmigrantes. La economía feminista reorganiza este trabajo para que se convierta en una responsabilidad compartida, entre todas las personas y los Estados.
La economía feminista sitúa la sostenibilidad de la vida en el centro. La sostenibilidad de la vida significa priorizar las necesidades de los pueblos, en lugar de las ganancias. Todas las personas somos vulnerables e interdependientes. Todo el mundo necesita cuidados a lo largo de su vida, independientemente de su edad o estado de salud. Los cuidados son una necesidad humana fundamental.
Para transformar nuestro modelo económico actual, necesitamos practicar la solidaridad y la reciprocidad en nuestras vidas, nuestros movimientos y nuestros esfuerzos políticos diarios. La economía feminista nos recuerda que la biodiversidad es fruto de la relación con los pueblos tradicionales y sus modos de vida. Debemos respetar el ciclo de regeneración de la naturaleza y repensar nuestra relación con la alimentación, valorando las prácticas agrícolas y culinarias locales, y garantizando que las comunidades dispongan de los medios para cultivar alimentos en sus propios territorios. La economía feminista propone una alternativa de sociedad construida sobre la centralidad de la sostenibilidad de la vida, la interdependencia y la ecodependencia.