Gran Marcha por la Paz, una acción internacional en África en 2010

29/09/2023 |

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Conozca la experiencia y aprendizajes al término de la 3ª Acción Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres

En 2010, la Marcha Mundial de las Mujeres realizó su III Acción Internacional, con el lema “Seguiremos marchando hasta que todas seamos libres”. La acción inició el 8 de marzo y rescató la memoria de las mujeres socialistas en conmemoración del centenario del Día Internacional de la Mujer. Alrededor de 38 mil militantes de 54 países participaron en las acciones feministas de ese año, trabajando en los cuatro campos de acción de la Marcha: trabajo y autonomía económica de las mujeres; enfrentamiento a la violencia contra las mujeres; bienes comunes y servicios públicos; paz y desmilitarización.

Este último campo de acción recibió especial atención, resultado también de los aportes del movimiento en la Acción Internacional anterior con relación a la violencia de las guerras y las fronteras. Uno de los objetivos de la III Acción fue llamar la atención sobre la violencia que sufren las mujeres en territorios involucrados en guerras y conflictos armados, presentando las causas de esta violencia. Las acciones resaltaron que la violencia sexista no es sólo un efecto de la militarización, sino un mecanismo fundamental del capitalismo, del racismo y del colonialismo. En los conflictos, se utiliza de la violación como arma y las mujeres son consideradas botín de guerra.

En aquel año, la Marcha Mundial de las Mujeres reforzó su denuncia de los impactos de la militarización en la vida cotidiana de las personas, presentando también alternativas feministas para la paz. Así, entre el 8 de marzo y el 17 de octubre de 2010, las mujeres presentaron agendas articuladas para combatir la violencia patriarcal y la militarización. El cierre de la Acción tuvo lugar en Bukavu, en la región sur de la República Democrática del Congo (RDC). Alrededor de mil mujeres, especialmente de la región de los Grandes Lagos de África, participaron en la semana de actividades y alrededor de 1.500 personas participaron en la Gran Marcha por la Paz, celebrada el 17 de octubre.

 Lançamento da 3ª Ação Internacional no Benin.

La violencia sexual está tan difundida en el conflicto en RDC que la violencia hacia las mujeres es considerada como una característica de esta guerra. Las violaciones colectivas y masivas de mujeres y jóvenes fueron reportadas en Sierra Leona, Ruanda, Liberia, Balcanes, Uganda y Sudán. Pero en RDC las violaciones colectivas son utilizadas como una arma de guerra de manera sistemática y por todos los actores

 La Marcha Mundial de las Mujeres y el cierre de la tercera acción internacional en RDC, Octubre de 2010 

Bukavu, territorio en lucha por la paz

La decisión de cerrar la III Acción Internacional en la República Democrática del Congo se tomó en el VII Encuentro Internacional del MMM, celebrado en Vigo, Galicia, en octubre de 2008. Las 148 delegadas de 48 países consideraron importante que la actividad de cierre fuera en un país en conflicto.

En Bukavu, que vivía más de diez años en conflicto, la violación de mujeres y niñas era una práctica sistemática destinada a humillar, deshonrar y desmoralizar a cada parte involucrada en el conflicto. El conflicto armado en la República Democrática del Congo involucraba intereses económicos: la disputa por el control de los recursos minerales y la abundante biodiversidad de la región y las ganancias de la industria armamentística y de las empresas de seguridad privadas. Estas razones quedaron ocultas por la manipulación de tensiones étnicas que justificarían los conflictos existentes en el territorio.

Además, la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en la República Democrática del Congo (MONUSCO) llevaba 10 años operando en el país. En ese momento, MMM estaba presente en nueve países donde se establecieron Misiones de Estabilización de las Naciones Unidas: Haití, Sáhara Occidental, Costa de Marfil, República Democrática del Congo, Sudán, Chipre, en la frontera entre India y Pakistán y en Afganistán.

En todos ellos, el movimiento cuestionó la presencia de estas misiones militares de la ONU en los territorios. Esta crítica, que continúa hasta el día de hoy, considera el carácter imperialista de estas misiones que actúan en nombre de la paz, pero no la promueven efectivamente; por el contrario, agudizan violencias. La presencia de militares extranjeros genera impactos en la cultura y en la economía local, socava la soberanía del pueblo, además de estar envuelta en hipocresía e impunidad, ya que está documentada la práctica de violencia contra las mujeres por parte de soldados que forman parte de estas misiones.

Mujeres africanas y del mundo en acción

La solidaridad feminista salió a las calles de Bukavu el 17 de octubre, durante la Gran Marcha por la Paz. Las mujeres exigían una paz activa y duradera, el fin de la militarización, de la criminalización, de la pobreza y de la violencia contra las mujeres. Las movilizaciones demostraron la fuerza de las mujeres organizadas en todo el mundo y denunciaron los intereses económicos y geopolíticos de los conflictos armados. Fue un momento de fortalecimiento de la movilización y la influencia de las mujeres de la RDC, que defendían propuestas para su país, arraigadas en sus luchas cotidianas. A nivel regional, también fue crucial profundizar la articulación y la cooperación entre las Coordinaciones Nacionales de la MMM en la región de los Grandes Lagos.

Una acción de esta magnitud no tenía precedentes en la República Democrática del Congo. Esto fue posible gracias a la existencia de grupos de mujeres organizadas a nivel local y nacional en la lucha contra la violencia, que prestaban diversos servicios a las mujeres víctimas de los conflictos. Con ellas se articuló una demostración de solidaridad internacional.

El trabajo conjunto de las mujeres de esta región no comenzó en ese momento ni terminó allí. Desde la Primera Acción Internacional de la MMM, celebrada en 2000, cinco coaliciones de grupos de mujeres en Burundi, RDC y Ruanda han trabajado juntas por la paz en la región de los Grandes Lagos a través de la autoorganización. A partir de 2010, se unieron a este grupo mujeres de la República Centroafricana, Uganda y la recién formada Coordinación Nacional de la MMM en Kenia.

Estas movilizaciones, reflexiones y actividades continúan en el cotidiano político de las mujeres de la MMM, tanto a nivel regional como internacional. Así, ellas resaltan el papel de las mujeres como sujeto colectivo del feminismo y del cambio social en contextos de conflicto armado. Las mujeres que resisten a las diversas formas de guerras que azotan el mundo hoy, especialmente en el Sur global, no son simplemente víctimas pasivas; son protagonistas activas de sus vidas y de la resistencia de sus comunidades.

Paz y desmilitarización en la agenda de la Marcha Mundial de las Mujeres

En el cierre de la III Acción Internacional, fue escrito en muchas manos el «Manifiesto de las Mujeres por la Paz», que presenta los objetivos de lucha de las mujeres organizadas:

Tenemos la responsabilidad de hacer callar las armas denunciando las argucias del poder para inmovilizarnos a través de discursos falsos sobre la seguridad, las misiones humanitarias y el combate al terrorismo.  Mientras tanto, avanza la industria armamentista, la instalación de bases militares, la privatización y destrucción de los recursos naturales.

En la Carta Mundial de Mujeres para la Humanidad declaramos que la paz es mucho más que la ausencia de la guerra, es el cumplimiento y el respeto de todos nuestros derechos  como habitantes del planeta. Con esos propósitos, continuamos en marcha, entrelazando nuestras manos con las de todas las mujeres y todos los hombres, movimientos sociales y pueblos del mundo que luchan para erradicar la pobreza y la violencia, y construir una paz duradera.

Aquel año, la lucha por la paz y la desmilitarización fue compartida por mujeres en diferentes partes del mundo, además de las de Bukavu. Se organizaron marchas y caravanas en varios países. En Brasil, tres mil mujeres hicieron una marcha de diez días recorriendo cien kilómetros. En Grecia, ocurrieron manifestaciones en contra el alto gasto militar durante la crisis financiera del país. En Pakistán, las mujeres fueron a las calles enfrentando ofensivas a los fundamentalistas religiosos que explotaban recurrentemente bombas para aterrorizar a la población. Y en Malí, los aportes de la lucha por la construcción de la paz en el país culminaron en una manifestación en Gao, un área de conflicto armado.

Además de estas actividades, se organizaron acciones regionales en Asia, Europa y Américas. La acción en Filipinas denunció la intervención, el control y la presencia militar de los Estados Unidos en el sudeste asiático. En Colombia, el mismo ejército imperialista de los Estados Unidos jugó un papel central en el mantenimiento del conflicto en curso en el país. Se realizó una protesta frente a la Base Militar Palanquero, una de las muchas bases donde Estados Unidos mantenía las operaciones con el interés de conquistar el control geopolítico en la región. En Europa, las mujeres de 23 países se reunieron en Estambul, Turquía en una marcha por sus demandas bajo el eslogan «Mujeres, paz y libertad».

El aporte político de la III Acción Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres ha consolidado la fuerza del compromiso de «seguir en marcha hasta que todas estemos libres», es decir, construir permanentemente un movimiento feminista internacionalista y popular.

La militarización es una herramienta de imperialismo que refuerza el patriarcado y su imbricación con el capitalismo y el racismo. La militarización de los territorios y la violencia contra los cuerpos de las mujeres ha tomado proporciones aún mayores a lo largo de los años con las nuevas ofensivas del imperialismo estadounidense, la expansión del poder corporativo y las nuevas formas de control de la vida y del tiempo por parte de las grandes empresas de tecnología, que a menudo se relacionan a la industria militar. Reconocer los lazos entre la explotación económica y la violencia racista y sexista es la base fundamental para identificar alternativas directas a ellas. Es por eso que esta ha sido una cuestión central de la Marcha Mundial de las Mujeres desde el comienzo de su organización política.

Redacción de Bianca Pessoa
Edición de Tica Moreno y Helena Zelic
Traducido del portugués por Aline Lopes Murillo

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