Aprendizajes de la lucha contra el ALCA: unidad continental para enfrentar el libre comercio

19/11/2021 |

Por Capire

Los movimientos populares de las Américas acumulan experiencias y una historia de luchas por la soberanía e integración.

El 5 de noviembre de 2005, después de una gigantesca e ineludible campaña continental, los movimientos y organizaciones populares de las Américas tuvieron una victoria: el archivamiento de la propuesta del Área de Libre Comercio de las Américas, el ALCA. Mientras la Organización de los Estados Americanos (OEA) retrocedía, los movimientos vibraban en la ciudad de Mar del Plata, Argentina, donde ocurría la Cumbre de los Pueblos, paralela y contraria a la Cumbre de las Américas organizada por la OEA, donde el acuerdo era negociado por los gobiernos.

La década de 1990 y principios de la de 2000 ya estaban marcadas por la imposición de una economía neoliberal en el continente con políticas de ajuste estructural impulsadas por instituciones financieras internacionales (como el Banco Mundial y el FMI), en el marco del llamado Consenso de Washington, apoyado por el imperialismo. El ALCA fue propuesto por primera vez en 1994, por el entonces presidente de Estados Unidos, Bill Clinton, en la Cumbre de las Américas en Miami. Pretendía hacer de los países americanos (con excepción de Cuba) un bloque económico extremadamente desigual, basado en el libre comercio, que fortalecería el dominio de Estados Unidos en la región y la dependencia de los países del Sur.

Contra al avance del libre comercio, los movimientos populares de América Latina y el Caribe señalaron el camino hacia la integración popular y la soberanía. Articulados y en movimiento, iniciaron la Campaña Continental contra el ALCA.

Una organización sin precedentes

Manifestaciones masivas. Plebiscito popular. Formación, agitación y comunicación popular. Convergencia y unidad. La campaña contra el ALCA fue, para muchos movimientos, un proceso clave para la organización y para apalancar alianzas y debates estratégicos. Para Silvia Quiroa, integrante de Amigos de la Tierra en El Salvador, “fue una de las [experiencias] más significativas en la historia contemporánea en la región, pues fue el inicio de las victorias contra el modelo neoliberal”. Para una generación de jóvenes activistas, la lucha contra el ALCA fue prácticamente una formación en acción: en movimiento, ocupando espacios públicos, dialogando con la población, organizando espacios de debate y reflexión, se aprendió mucho sobre las luchas antineoliberales y sobre el principio internacionalista.

La unidad en la diversidad fue la apuesta política que resultó en la participación de organizaciones de diferentes sectores y pueblos de todos los países del continente, sumándose a las luchas que el neoliberalismo pretende desconectar hasta el día de hoy. Según Silvia, “articulados en torno a la defensa de los bienes comunes y con una perspectiva de integración regional basada en la solidaridad de clase, hemos reafirmado que la organización, la movilización y la formación política son herramientas fundamentales en la defensa de la vida y el territorio en las Américas”.

Nalu Faria, de la Marcha Mundial de las Mujeres de Brasil, agrega: “realmente logramos transformar la campaña contra el ALCA en una campaña popular, con sinergia, unificación y masificación”. La movilización trajo el tema de la economía y los impactos del libre comercio a la vida cotidiana de las personas como asuntos políticos en los que deberíamos participar.

Así lo evidencia el relato de Sandra Quintela, de la red Jubileu Sur: “también como resultado de la ofensiva de la campaña contra el ALCA, se incrementó el espacio otorgado por la prensa al tema, con una cobertura sumamente favorable del Tratado, por la mayor parte de la prensa impresa. Es decir, lo que sucedía en secreto tuvo que convertirse en la agenda”. En esta tarea de denuncia y difusión, los medios de comunicación populares jugaron un rol fundamental. “Con todas las contradicciones, el conjunto de las organizaciones sociales de izquierda disputó ideas en la sociedad. Conquistamos mentes y corazones en esta pelea”, dice Sandra.

Nodal

El trabajo de las mujeres sostiene la economía

La formación de la Marcha Mundial de las Mujeres como movimiento, tuvo lugar en medio de esta lucha popular contra el libre comercio y el neoliberalismo. La campaña contra el ALCA fue estratégica para profundizar la crítica feminista a la economía capitalista a partir de la realidad de las mujeres populares. Las mujeres se han colocado como sujetos políticos en la transformación de la economía, cuestionando la mercantilización del trabajo, la vida y el cuerpo de las mujeres. La campaña fue la práctica de la formación política como acción y como espacio de construcción de alianzas y de propuestas desde lo popular.

La forma ostensiva como el mercado organiza la vida de las mujeres interfiere en el trabajo, en las relaciones cotidianas, en la subjetividad, en la relación con el cuerpo, y les impone patrones conservadores y mecanismos de control. Todo esto ocurrió a principios del milenio y demostró, por un lado, el refuerzo mutuo entre neoliberalismo, patriarcado y racismo; y, por otro, la necesidad de combatirlos con una lucha antisistémica, integración de pueblos y soberanía.

Al decir no al ALCA y rechazar las propuestas de incorporación a las mujeres en un capítulo social del acuerdo, se formó en la región un campo de feminismo anticapitalista. Este movimiento feminista actuó para que el conjunto de movimientos mixtos incorporara el aporte de las mujeres a la economía y como parte del movimiento social. “Refutamos la visión del modelo dominante de que nuestro trabajo y nuestra intervención no tienen que ver con la economía, sino con lo ‘social’, como si estos ámbitos pudieran separarse. Combinamos un proceso de autoorganización nuestro como mujeres, con un proceso de alianza con el conjunto de movimientos sociales”, dice Nalu.

MMM, 2005.

Seguimos en lucha

La articulación regional y el proceso de alianzas se fortalecieron durante la lucha contra el ALCA, pero no comenzaron ni terminaron allí. Los movimientos continuaron articulados en los años siguientes, atentos a las nuevas arremetidas del imperialismo, luchando por garantizar logros y avanzar políticas en sus países y territorios, y también apostando por la integración regional como estrategia de construcción de la soberanía de los pueblos.

El 5 de noviembre de 2015, diez años después de la derrota del ALCA, las izquierdas de las Américas ya habían pasado por duros procesos de golpe, ataques a la democracia, violencia y criminalización, y veían nuevas arremetidas neoliberales acercándose con fuerza -que se concretizaron, por ejemplo, con el asesinato de Berta Cáceres en Honduras en marzo de 2016 y el golpe contra Dilma Rousseff en Brasil en abril del mismo año.

Cintia Barenho, 2017, Montevideo, Uruguay.

Reunidos en La Habana, Cuba, las y los militantes crearon la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, una articulación regional que une a organizaciones populares sindicales, feministas, campesinas, ambientalistas, articulaciones territoriales y regionales. En estos últimos seis años, la Jornada ha organizado movilizaciones descentralizadas en 2016 y 2018, dos encuentros continentales -en Montevideo, en 2017, y en La Habana, en 2019-, debates y acciones de intervención locales simultáneas, y articulóla solidaridad internacionalista a los pueblos afectados por expresiones del neoliberalismo como el militarismo, el autoritarismo y los bloqueos. Desde que se declaró la emergencia sanitaria, la Jornada ha unido voces para denunciar que el neoliberalismo es la principal causa de la crisis. El feminismo y la justicia ambiental son ejes transversales de la Jornada, articulados con la defensa de la democracia y de la integración de los pueblos, y con la lucha contra las transnacionales y los nuevos acuerdos de libre comercio.

Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, 2019, La Habana, Cuba.

En tiempos de restauración y arremetida del neoliberalismo, con renovada ofensiva de FMI y las demás Instituciones Financieras Internacionales, ampliando los ataques del capital contra la vida, la movilización de los pueblos nuevamente nos muestra que aquí nadie se rinde

Declaración de la Jornada en el Encuentro Antimperialista de Solidaridad por la Democracia y contra el Neoliberalismo

Desafíos para el presente

Una de las apuestas de los movimientos populares en lucha hoy es seguir afirmando el internacionalismo y la solidaridad como principios políticos. Estos principios son fundamentales para luchar por una sociedad que ponga la vida en el centro y que sea pautada por la integración y autodeterminación soberana de los pueblos, por la reciprocidad y la igualdad.

Para Silvia Quiroa, “hoy, los desafíos son muchos, son incluso más que los que enfrentamos en el momento de la lucha contra el ALCA”. Esto porque “la violencia contra las mujeres se ha incrementado, al mismo tiempo que se ha perfeccionado la arquitectura de la criminalización de los movimientos sociales y organizaciones populares. La construcción de un internacionalismo solidario es más urgente que nunca, debido a un incremento de las amenazas a la vida, los asesinatos, la estigmatización».

Desmantelar el poder de las empresas transnacionales. Enfrentar la extrema derecha y el autoritarismo de mercado. Garantizar y profundizar la democracia. Éstas son tareas centrales para los pueblos latinoamericanos y caribeños hoy en día. Lo vemos en Bolivia, que resistió al golpe y la violencia del gobierno ilegítimo de Áñez y luchó por recuperar el poder popular. En Colombia, donde los movimientos hacen huelga a nivel nacional por la paz, por el reconocimiento del derecho a la tierra, por otro gobierno y por el fin de la persecución política y la violencia de Estado. En Chile, que se levantó contra el gobierno neoliberal de Piñera, y ahora redacta una nueva Constitución. En Guatemala, que ocupa las calles masivamente por un Estado plurinacional que reconozca a los pueblos originarios. En Haití, que enfrenta la violencia política y el intervencionismo. En Brasil que lucha contra Bolsonaro, un presidente que recorta derechos y niega la pandemia. En Venezuela y Cuba, países en resistencia contra el imperialismo y los bloqueos económicos que impactan el suministro de alimentos y medicamentos. En Estados Unidos, que luchan contra el racismo, el militarismo y derrotan al autoritarismo de Trump. En estos y tantos otros lugares de las Américas.

Mantenemos lo que discutíamos hace más de 20 años: la importancia de tener un proceso de autoorganización de las mujeres, pero también de alianza con los movimientos sociales de las clases populares. El feminismo es un proyecto político de transformación que debe estar imbricado y coextensivo con la lucha antirracista, anticapitalista, la lucha por la justicia ambiental y ecológica, por la libertad, el respeto y reconocimiento de las diversidades y sexualidades.

Nalu Faria

Redacción de Helena Zelic
Edición por Tica Moreno e Lyda Forero
Traducido del portugués por Aline Lopes Murillo

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