La Marcha Mundial de las Mujeres es un movimiento feminista, internacionalista, anticapitalista y anticolonialista, organizado a partir de coordinaciones locales en 51 países y territorios. La coordinación del movimiento ya estuvo en Quebec, Brasil y Mozambique, y ahora está en Turquía. Yildiz Temürtürkan fue elegida para la coordinación internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres en el 12.º Encuentro Internacional, en octubre de 2021.
Nacida en Ankara, Yildiz tiene una larga historia de militancia, que comenzó durante el régimen militar en la década de 1980. Cuando actuaba en la lucha por los derechos humanos, conoció la propuesta de lanzar la Marcha Mundial de las Mujeres en 1997 y, desde entonces, ha construido el movimiento en Turquía e internacionalmente, como integrante del Comité Internacional y, a partir de este enero, como coordinadora internacional del movimiento.
En la entrevista con Capire, Yildiz retomó los acumulados políticos y organizativos del feminismo de la Marcha Mundial de las Mujeres: reivindicaciones, principios y formas de acción, “instrumentos para la acción y teoría feministas adelantadas a nuestro tiempo”. Cuestionando la solidaridad declaratoria, reflexionó sobre la importancia de enfrentar las jerarquías coloniales, reforzar y practicar una solidaridad que contribuya a la enraizada organización del feminismo popular internacionalista.
En la agenda 2022, destaca la importancia de fortalecer la formación para la organización y la capacidad de movilización, para enfrentar la militarización y el conflicto capital-vida, priorizando la sustentabilidad de la vida, y, frente a las ofensivas corporativas y neoliberales sobre el feminismo, Yildiz recupera la fuerza de las propuestas y prácticas de la economía feminista de las mujeres en todo el mundo, que son la base de la visión y acción política de la Marcha Mundial de las Mujeres.
Yildiz, tú llevas mucho tiempo participando en la Marcha Mundial de las Mujeres. ¿Puedes contarnos qué te trajo a la organización y compartir con nosotras tu trayectoria hasta el momento?
A veces pienso en lo que me trajo al movimiento y lo que me mantuvo en él durante tanto tiempo pese a todos los desafíos que tenemos. La MMM en sí fue una respuesta colectiva al neoliberalismo, que se mostraba extremadamente hegemónico en 2000. En ese momento, parecía no haber solución. Entonces, alzamos nuestras voces, decidimos ir más allá de lo posible e imaginable y generamos nuestra plataforma de demandas internacionales. Recientemente, conferí las demandas que teníamos en aquel entonces, y ellas siguen siendo relevantes, especialmente ahora frente a una crisis humanitaria global con la pandemia, el cambio climático y la crisis económica y financiera.
Nosotras, desde la Marcha Mundial de las Mujeres, elaboramos documentos, demandas, valores, propuestas y formas de acción. También creamos instrumentos de acción y teoría feministas con base en perspectivas de futuro. Incluso después de 20 años, somos capaces de hacer nuestras demandas a nivel global, conseguimos unir a muchas mujeres en torno a estos temas. En aquella época, estábamos por primera vez presenciando y experimentando una acción global organizada por todas las mujeres unidas. La vida democrática y el proceso de toma de decisiones han sido colectivos desde el principio.
Siempre sentimos que somos parte de las decisiones. Estamos siempre involucradas en las decisiones tomadas de forma colectiva con representantes de todo el mundo, siempre la misma cantidad de representantes de cada país para garantizar la democracia. Recuerdo que comenzamos como una red y luego decidimos juntas, después de una década como una red internacional, nos convertimos en un movimiento. Un movimiento anticapitalista, antiimperialista y feminista. Esta decisión fue uno de los hitos importantes de nuestra historia.
Después de casi una década de esa decisión de ser un movimiento feminista a nivel internacional, estamos construyendo una Escuela Internacional de Organización Feminista junto a movimientos aliados. Es un proceso continuo y una construcción continua, pero creo que este es otro hito en nuestra historia. Necesitamos mantener nuestra memoria del proceso de vivencia y construcción. Es esencial registrar nuestra historia y nuestra experiencia acumulada a nivel internacional – esta es una de las importantes tareas que tenemos para los próximos años.
¿Cuál es la agenda feminista en Turquía y cómo el feminismo está organizado en el país? ¿Cuáles son los desafíos y contribuciones de la Marcha Mundial de las Mujeres allá?
Nosotras nos movilizamos para denunciar la injusticia patriarcal, el feminicidio, la violencia sexual y tratamos de defender, a toda costa, nuestros logros y el secularismo, amenazados por un gobierno autoritario. Teniendo como base nuestras experiencias históricas, vemos que el secularismo es el tema que más adquiere relevancia en nuestro territorio, en los territorios islámicos, hoy. Compartimos esto con nuestras compañeras en el Medio Oriente, Pakistán y otros lugares, y estamos de acuerdo en que el secularismo es un tema de gran importancia en nuestros territorios. Sin embargo, los movimientos feministas y de mujeres de Turquía están muy fragmentados. Esta fragmentación es reflejo de las divisiones étnicas, religiosas y políticas en el país.
La MMM unió a diferentes sectores de la sociedad en torno al feminismo en sus Acciones Internacionales, lo que nos permitió ampliar nuestras alianzas con los movimientos sociales. Así, el movimiento hoy está representando y construyendo el feminismo popular en nuestro territorio. Tenemos un cierto papel de liderazgo en el debate de temas y en la construcción del feminismo popular aquí.
Me parece importante que un movimiento internacional tenga fuertes raíces en Turquía porque el país es un puente entre tres continentes. Conecta Europa y Asia desde los Balcanes hasta el Cáucaso y los países de Oriente Medio y el Mediterráneo. Es una ubicación muy estratégica para el proceso de construcción internacional, y esa es una de las razones por las que asumimos el desafío de albergar el Secretariado Internacional aquí. Esta será una experiencia internacional del movimiento feminista en el país. Nuestra organización anfitriona es FlyingBroom, un grupo feminista local bastante conocido. Será una oportunidad para que nos centremos en los problemas desde una perspectiva internacional, lo que también beneficiará al movimiento feminista en Turquía.
La solidaridad y el internacionalismo han sido parte de la estrategia de la Marcha Mundial de las Mujeres desde el inicio del movimiento. ¿Cómo veslos aportes y desafíos de la solidaridad feminista e internacionalista frente al contexto actual de guerras de nuevo tipo, criminalización, golpes y autoritarismo?
El internacionalismo es uno de los principios sobre los que debemos reflexionar más de ahora en adelante, y debemos elaborar ese principio desde una perspectiva feminista anticolonialista. A veces, en nombre del internacionalismo, podemos terminar cayendo en la trampa de recrear relaciones coloniales dentro del movimiento. Hoy, la cooperación global es, más que nunca, fundamental para solucionar nuestros problemas, como la pandemia y el cambio climático, y también en nuestra lucha contra ese autoritarismo de mercado que enfrentamos a nivel mundial. En principio, la cooperación global para el internacionalismo merece especial atención hoy. Desde el inicio, la Marcha Mundial de las Mujeres insiste en que los movimientos internacionales no pueden limitarse a la expresión de la solidaridad, habiendo profundizado el sentido del internacionalismo en sus acciones globales.
Hoy, con la ascensión del autoritarismo de mercado en todas partes, tenemos el desafío de fortalecer la solidaridad internacional con las mujeres de todo el mundo, no solo con las mujeres en algunos territorios específicos. Construir la solidaridad internacional es en sí mismo construir nuestro feminismo popular internacional. El internacionalismo es más que expresar solidaridad internacional, y la solidaridad internacional debe ir más allá de la solidaridad con las mujeres en territorios específicos, especialmente el Sur global. De lo contrario, se recrea la división colonial dentro del movimiento.
Manifestar solidaridad a las mismas mujeres de ciertos territorios y países durante más de dos décadas crea un estatus permanente en el que algunas mujeres en el movimiento siempre necesitan solidaridad mientras que otras tienen el privilegio de ofrecer solidaridad. Como todas son parte del movimiento, todas deben ser parte de nuestros procesos colectivos. Esa situación recrea dentro del movimiento feminista internacional la jerarquía y las desigualdades que ya existen entre los pueblos.
La sororidad y la solidaridad son valores importantes del feminismo, pero, en nuestra práctica vemos que la solidaridad suele ser ofrecida al este y al sur del globo, nunca al norte y al oeste. Por eso tenemos que tratar el tema de la solidaridad de otra manera. Por ejemplo, ¿qué podemos hacer por las mujeres que sufren la criminalización forjada por golpes de gobiernos autoritarios o por un golpe militar? ¿Qué podemos hacer en nombre del internacionalismo? No podemos limitar nuestro internacionalismo a la solidaridad. Necesitamos articular dentro de nuestro movimiento a las mujeres que enfrentaron esas violaciones y apoyarlas en sus procesos de construcción en sus propios países para garantizar su presencia en nuestro movimiento como iguales, como sujetos políticos independientes, no solo dependientes de la solidaridad de otras personas.
Actualmente, el feminismo está en la agenda de diferentes sectores de la sociedad, incluso los medios de comunicación dominantes y las empresas transnacionales con entornos corporativos, pero también hemos visto una expansión del feminismo en movimientos populares mixtos. Al mismo tiempo, existen diferentes puntos de vista dentro del feminismo a nivel internacional. ¿Cómo evalúas la situación del feminismo hoy y cómo el feminismo popular puede influir en esta coyuntura?
Hoy, el proceso de cooptación es uno de los mayores desafíos para el feminismo en todas partes porque el patriarcado capitalista tiene una gran capacidad de cooptación. Conocemos ese proceso de cooptación y sus mecanismos. Hay mecanismos formales e informales: lo que llamamos “maquillaje lila” es una cooptación informal. A partir de ella, las corporaciones intentan imponernos sus propias agendas y utilizan el discurso feminista en beneficio del capital. El activismo de mercado está creciendo con sus características individualistas y fragmentadas, inspirando la competencia en lugar de solidaridad y unidad.
En esta coyuntura, parece muy difícil, quizás irrealista, construir una unidad dentro del feminismo y entre los feminismos. A pesar de esto, es fundamental consolidar ahora nuestra unidad como movimiento popular y mantener nuestros procesos de construcción en todos los niveles – internacional, regional y local. Nuestros instrumentos en este proceso de construcción son la comunicación, la formación y la acción feministas. Capiremov.org juega un papel muy constructivo al conectar la acción con la formación, y esto en diferentes idiomas.
Una vez más, es hora de salir a la calle. Este año, tendremos un importante espacio internacional en la cumbre de la OTAN en junio, que decidirá nuestro futuro compartido. Es un momento muy importante para construir una alianza sólida y protestar contra la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), la militarización y la guerra.
Tú fuiste elegida coordinadora internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres en la última reunión del movimiento, en octubre de 2021. Teniendo en cuenta la trayectoria del movimiento desde elorigen, ¿cuál es el papel de la Marcha Mundial de las Mujeres hoy? ¿Cuáles son las luchas y las apuestas del movimiento para este año?
Nuestra construcción es un proceso continuo que incluye diferentes niveles y formas de actividades. Estamos vivenciando un proceso de construcción de la Escuela de Organización Feminista, una experiencia única. Ahora estamos buscando formas de llevar esta experiencia y estos aportes a niveles regionales y locales. Veo que hay una presión debido a las recientes implicaciones para que desarrollemos una economía feminista tanto en la teoría como en la práctica como nuestra alternativa. Para conseguir defender la vida y el planeta, tenemos que promover la discusión y la práctica de la economía feminista.
También necesitamos tener en cuenta la historia de nuestro movimiento. A lo largo de dos décadas, hemos acumulado muchas experiencias; ahora es el momento de reunirlas todas. Esta es una tarea para el nuevo Secretariado Internacional y el Comité Internacional, de manera a transmitir nuestras experiencias a una nueva generación de militantes feministas. Se lo debemos a las jóvenes feministas y a nuestras compañeras feministas Awa y Sashi para que ellas puedan escribir sus propias historias y la nuestra.