Abeer Abu Khdeir: Las fuerzas israelíes están atacando Palestina todo el tiempo

19/10/2023 |

Capire

La militante feminista expresa su preocupación ante los ataques en Gaza y Jerusalén, así como su convicción en la resistencia palestina por la libertad

Abeer Abu Khdeir vive en Jerusalén. Forma parte de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas (UPWC por sus siglas en inglés), organización miembro de la Marcha Mundial de las Mujeres, que se ocupa a diario de la resistencia de las mujeres palestinas en sus barrios y comunidades.

En la entrevista a Capire a continuación, Abeer nos cuenta cómo se sintió ante la reciente intensificación de los ataques israelíes contra los territorios palestinos. Su contundente testimonio demuestra la urgencia de poner fin a la masacre llevada a cabo por el Estado israelí y la necesaria autodeterminación y libertad popular de Palestina. Como dice, “la ocupación debe irse”, porque es la causa de la violencia permanente, la pobreza y la persecución que sufre el pueblo palestino.

Abeer, que ahora tiene 54 años, empezó a involucrarse en la vida política a los 14. Militante activa en la organización feminista e integrante de lo que llama una “familia política”, la persecución ha formado parte de su vida: “Tengo cinco hijos y mi marido es un hombre palestino que fue detenido muchas veces por sus actividades políticas. Estuvo 17 años de su vida en la cárcel. A mí también la ocupación me metió en la cárcel, al igual que a mi hija y a mi hijo, que estuvo encarcelado un año y medio y lo liberaron en octubre”.

Vienen a mi casa todos los meses, simplemente para comprobar si estamos allí y decirnos: «Que no hagan nada». Así es la ocupación.

Abeer Abu Khdeir

La entrevista se realizó durante el 13º Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, celebrado en Ankara (Turquía) el 10 de octubre de 2023, pocos días después de que comenzara la escalada del conflicto entre Israel y Palestina. Cuando volvió a casa, allanaron su hogar y se apoderaron de sus dispositivos de comunicación. Su hija, la abogada y militante de derechos humanos Asala Abu Khdeir, fue detenida por las fuerzas de seguridad israelíes tras publicar un mensaje en las redes sociales sobre la situación en Gaza. En un mensaje público que también se difundió a través de una red social, Asala afirma: “Es una vergüenza que un comentario íntimo y personal conduzca a una continua incitación fanática contra mí. Nunca me imaginé, ni en mis peores pesadillas, que me encontraría con esa agitación fanática que se sigue activando”. El caso de Asala y de los demás familiares de Abeer se enmarcan en una práctica sistemática de intimidación, violencia y persecución política que hay que denunciar y detener.

¿Cómo estás? ¿Cómo te sientes al estar lejos de tu casa durante la escalada de violencia israelí contra el pueblo palestino que se está produciendo esta semana, cuando estamos aquí en el 13º Encuentro Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres en Ankara, Turquía?

Vinimos a este encuentro porque queremos hacer nuestro trabajo político. Nos despertamos por la mañana y nos enteramos de que hay una guerra en Palestina, que empezó después de que llegamos aquí. Tenía ganas de irme a casa, de estar con mis hijos y mi marido. La guerra es en Gaza, pero no solo en Gaza. Todos los días atacan Palestina. Hay muchos mártires. Cuando empieza el conflicto en Gaza, llega también a Jerusalén, donde se encuentra la mezquita de Al Aqsa, que es muy importante.

Israel atacó todos nuestros barrios en el primer día. Me enteré de que iban a atacar mi barrio, Shuafat, en Jerusalén. Había colonos muy cerca de mi casa disparando a todos los palestinos que pasaban. Así que me preocupé, empecé a llorar y dije: “Quiero irme a casa, por favor, quiero irme a casa”. Después de eso, hablé con mi familia y me dijeron que no me preocupara. Soy madre de cinco hijos. Uno de ellos trabaja en Tel Aviv, así que le dije que no fuera a trabajar. Me contestó: “Mamá, no te preocupes, estamos en casa. Cuídate, te estamos esperando”. También pregunté por mi hija, que trabaja en Ramala, pues sabía que quedaría allá, esperando a que se abriera el puesto de control [checkpoint]. Israel ha cerrado todos los puestos de control en los alrededores de Jerusalén, así que la gente no puede regresar a casa. Estoy preocupada por mi familia y por la situación palestina. Están atacando Gaza todo el tiempo. Destruyeron Gaza.

¿Podrías presentarnos de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas?

La UPWC tiene muchas integrantes —más de 300 mujeres solo en Jerusalén. Pese a todas esas condiciones difíciles, somos muy activas y estamos juntas. Cuando una persona sale de la cárcel, vamos a visitarla como Comité de Mujeres. También visitamos a los familiares de los mártires. Organizamos conferencias y cursos de liderazgo para que las mujeres comprendan que son seres humanos y que tienen sus propias necesidades. Todas las mujeres, en todo el territorio palestino, están bajo presión. La UPWC tiene centros en el norte, en Ramala, Kalkylia, Nablus, Tulcarem y Jenin; en el oeste, en Belén y Hebrón; y en el centro, en la capital, Jerusalén, donde tuvimos nuestra primera oficina, que se cerró hace diez años.

El año pasado, en 2022, Israel atacó nuestra oficina en Ramala y nos incluyó, junto con otros cinco centros palestinos de derechos humanos, en una lista de terroristas: el Comité de Agricultura, el Comité de Salud, Addameer (que trabaja para defender a las personas encarceladas), Al-Haq (que se dedica a hacer investigaciones sobre lo que hacen los israelíes contra el pueblo palestino) y el Comité de Defensa de los Niños. La UPWC es la única que se dedica específicamente al trabajo humanitario con mujeres. Ayudamos a las mujeres en muchos casos.

Este conflicto no empezó ahora. ¿Cómo este nuevo momento forma parte de la historia de la ocupación israelí de Palestina desde 1967? ¿Cómo hemos llegado a lo que está ocurriendo hoy?

No es la primera vez que las fuerzas israelíes destruyen Palestina. A lo largo de los años mataron a muchas personas. Todos los días, los colonos van a la mezquita de Al-Aqsa, dentro de Jerusalén, y la dañan, con la ayuda de la policía israelí. Nadie puede hablar con ellos. Golpean a las mujeres. Hay numerosas fotos que demuestran el trato que dispensan a las mujeres que van a rezar a Al-Aqsa. El llamamiento a poner fin a todos esos ataques a Al-Aqsa y a las personas que se encuentran dentro de la mezquita fue un aviso a Israel de la reacción que estaban provocando activamente.

Y no olvidemos la situación en Gaza. Cerraron Gaza por todas partes y la controlan, de modo que la gente no puede respirar. Incluso cuando una persona necesita ir al hospital, suelen impedirle que salga de Gaza. Gaza está sin comida, sin trabajo, sin nada. Los jóvenes terminan sus másteres y doctorados y no tienen ni un dólar en el bolsillo. Así está Gaza, bajo presión. Queremos trabajar, queremos vivir, como cualquier otro pueblo. ¿Por qué estamos encerrados?

A nadie le parece que Hamás lo haya empezado. Siempre lo empieza Israel, porque está siempre matando a la gente. 

En Gaza, la comida es la agricultura. Pusieron a todos los colonos alrededor de Gaza y destruyeron la agricultura y las tierras de Gaza. Estamos preocupados por esta situación, Gaza está en peligro. No sabemos en qué momento se detendrá y qué sucederá. Miles de palestinos ya murieron en Gaza.

¿Qué significa esta escalada del conflicto para las mujeres de Palestina y de Oriente Medio?

Las mujeres de la región tenemos problemas con los gobiernos que nos rodean, pero no con el pueblo. Todo el pueblo está con los palestinos. Hay manifestaciones contra la ocupación israelí en Jordania, Túnez, Egipto, Marruecos, Turquía, Escocia, Líbano, Venezuela, América Latina, en todo el mundo —e incluso en Washington hubo una gran movilización. El problema está en los gobiernos que están con Israel, porque la gente está con nosotras y cree en nuestra causa, cree que es nuestra tierra.

¿Cuáles son los métodos contemporáneos de colonialismo del Estado de Israel contra el pueblo palestino?

Ayer atacaron Gaza disparando bombas de fósforo, que son un arma prohibida. Producen muchas enfermedades —desde la última vez que las utilizaron, muchas mujeres tuvieron cáncer. Ahora nos enteramos de que han cerrado todos los puestos de control. Ayer, mientras me enteraba de las noticias, escuché un mensaje que envió un hombre desde Jerusalén. Dos chicos fueron a comprar pan cerca de su casa, en una zona palestina —no judía —, y la policía los atrapó, les quitó su dinero, sus teléfonos, todo lo que tenían, y les dio una paliza. Así que enviaron un mensaje a muchos grupos en las redes sociales, diciendo: “esto es lo que nos ha pasado, que nadie salga de su casa”. La policía israelí quiere que el pueblo de Jerusalén sufra lo mismo que en Gaza.

Como estamos bajo la ocupación, no tenemos armas. No tenemos con qué luchar. Si queremos luchar, tenemos que hacerlo con piedras.

Ayer, cerca de Jerusalén, dos tipos usaron fuegos artificiales en una marcha. Y les dispararon. En Huwara, cerca de Nablus, mataron a una persona. En Al-Jalil/Hebrón, también mataron a algunas personas. Matan en todas partes. A ellos no les importa, no se preocupan. Los Estados Unidos de América les dieron luz verde para destruir Gaza. ¿Por qué? Hay niños, mujeres, familias. ¿Qué les están haciendo para que los maten? Ahora también están sitiando Jerusalén. Para Israel, Jerusalén es el sueño religioso de hacer un país judío. ¿Cómo quieren hacerlo? Controlando a la gente que está dentro. No hay nada que entre en Jerusalén. No hay pan, ni comida, ni verduras, nada. Los que tienen algo están subiendo los precios al doble. No podemos callarnos y quedarnos en casa viendo lo que pasa, diciendo “pobre Gaza”. Y salir a luchar es peligroso para las mujeres.

¿Cómo resistir? Has mencionado la comunicación interna —contar lo que está pasando, decir «no vayas allá», «no vayas a ese sitio…» –, ¿es una forma de resistencia?

Mira, soy una madre, pero no puedo controlar a mi hijo e impedirle que salga. Es un ser humano. Mi hijo fue detenido hace dos años cuando atacaron el barrio de Sheikh Jarrah. No puedo decirle a mi hijo “no vayas”, “no salves a tu país”, porque yo era como él, yo salí a la calle. Me pasé toda la vida haciendo eso. Me detuvieron muchas veces, mientras estaba sentada frente a la Puerta de Damasco, protestando contra la guerra. Y no estaba sola. Salimos a la calle, luchamos por nuestros derechos, realizamos numerosas marchas de protesta.

Hoy, en las manifestaciones, todas las mujeres tienen derecho a expresarse políticamente contra la guerra. Y ahora empiezan a recaudar fondos y alimentos para enviar a la población de Gaza, a recaudar ropa para las personas cuyos hogares han sido destruidos. Hoy hay 300.000 desplazados [actualización: un millón en una semana]. Necesitan ayuda inmediata. La Unión de Comités de Mujeres Palestinas es una organización nacional. De todas las asociaciones de mujeres. Pero todos, en Palestina y en el mundo, podemos trabajar juntos para ayudar a la gente que está bajo ataque.

¿Cuál es la tarea de las feministas de otros países del mundo para apoyar la libertad y la autodeterminación palestinas?

Para nosotras el apoyo internacional es muy importante. Como he dicho, cuando me enteré de la noticia, sabía que la mayoría de los gobiernos estarían con Israel: el gobierno británico, el francés, la Unión Europea, todos ellos están en contra de Palestina. Pero estoy segura de que la gente y los movimientos sociales están con nosotros. Veo que la Marcha Mundial de las Mujeres y La Vía Campesina, por ejemplo, apoyan a Palestina. Agradezco a todas las organizaciones de mujeres, a todos los movimientos, a las mujeres y hombres que actúan en favor de Palestina. Gracias también a Capire, que siempre está interesado en escribir sobre Palestina. El idioma es un desafío, pero no se preocupen, vamos a tener más mujeres escribiendo y traduciendo.

Destaque: Tenemos derecho a luchar en todo el mundo porque nuestra tierra está ocupada. Esta no es tierra israelí. Es nuestra tierra. Tienen que irse de nuestra tierra porque la están ocupando. Viven en casas que no son suyas. Los habitantes de esas casas han sido desplazados, están en el exterior, en Jordania, en Siria, en todo el mundo. Tienen derecho a regresar a su tierra.

La ocupación tiene que irse. Es nuestra tierra, así que lucharé hasta el final de mi vida para ver el fin de la ocupación. Y si yo no lo veo, espero que mis hijos puedan verlo y luchar por su tierra.

Entrevista realizada por Clarice Schreiner
Edición de Helena Zelic
Traducido del portugués por Luiza Mançano
Idioma original: inglés

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