Este año celebramos el 25 aniversario de la Marcha Mundial de las Mujeres, con nuestro lema: «Fuerza feminista para transformar el mundo». Nuestro movimiento feminista y popular se unió en 1998, en una década que se conoció como el apogeo e del neoliberalismo. Como feministas, dijimos «¡no!» y propusimos una alternativa, con la construcción del primer movimiento feminista de lucha contra las políticas neoliberales a nivel global.
Aunque pareciera haber un supuesto consenso sobre una agenda feminista institucionalizada en el ámbito de las Naciones Unidas (ONU), los grupos populares que respondieron a la convocatoria para la creación de la Marcha Mundial de las Mujeres compartían una visión crítica de cómo, en nombre de los derechos de las mujeres, se legitimaba y reforzaba la ofensiva de la globalización neoliberal. Lo sentíamos en cada uno de nuestros países, en nuestra vida cotidiana.
Lo que nos unió fueron nuestras luchas contra las raíces de la pobreza y la violencia contra las mujeres. Al hacerlo, confrontamos el capitalismo y el patriarcado como sistema, y no sólo sus impactos en la vida de las mujeres. Nuestra fuerza viene de una visión política muy bien definida desde nuestra organización popular, que conecta las luchas locales con las internacionales. Estamos muy orgullosas de existir como movimiento feminista internacional permanente desde hace 25 años.
Valores y principios de organización
Somos feministas políticas, pero autónomas con respecto a los poderes políticos. Desde el principio, mantener nuestra autonomía financiera y política es una estrategia muy importante para nuestro movimiento. Nuestra diversidad nos da fuerza. Cinco regiones forman parte de nuestro movimiento: América, África, Europa, Oriente Medio y Norte de África (Middle East and North of Africa — Mena) y Asia-Pacífico. Dentro del movimiento, el liderazgo es colectivo. Todas las decisiones generales relacionadas con el movimiento se toman conjuntamente con representantes de las regiones, ya sean decisiones relacionadas con nuestra estrategia, nuestras acciones internacionales, nuestros documentos políticos que guían nuestros procesos, etc. Todas esas características nos han fortalecido para sobrevivir a lo largo de todos estos años y para comprometernos a seguir construyendo este camino, en marcha hasta que todas seamos libres.
Construir nuestro análisis y nuestra agenda política
Nuestro análisis del mundo en que vivimos es esencial para nuestra lucha común. Comprendemos el sistema imbricado de opresiones: capitalismo-patriarcado-racismo-colonialismo. Nuestras luchas combaten este sistema y también sitúan en el centro de nuestras alternativas nuestra interdependencia como seres humanos con relación a la naturaleza. Nuestra estrategia de lucha es coherente con la realidad de las mujeres en todo el mundo. Construimos nuestro movimiento en alianza con otros movimientos sociales internacionales; una alianza que nos permite fortalecer las luchas anticapitalistas, poniendo el feminismo en el centro.
Aprendemos de las luchas locales y de los conocimientos y saberes de las mujeres indígenas de todas partes. Nuestra agenda se basa en la memoria de nuestros pueblos y nuestras luchas. Ese conocimiento y esa memoria son muy importantes hoy, porque nuestra sociedad se ha convertido en una sociedad de la supervivencia. Para sobrevivir y seguir sosteniendo la vida en el planeta, necesitamos aprender unas de otras. Y necesitamos transformar el sistema. En el capitalismo no hay lugar para la libertad de las mujeres y la igualdad, para la naturaleza y el respeto a las formas de vida de los pueblos indígenas, para la paz y la soberanía popular.
La explotación de nuestro trabajo y de nuestros cuerpos está interconectada con la colonización de nuestros territorios. Tanto nuestros cuerpos como nuestros territorios son sometidos a los intereses del capital a través de la violencia. La violencia contra las mujeres, las guerras y la militarización son instrumentos para mantener este sistema de dominación, para perpetuar la dominación del patriarcado capitalista, colonialista e imperialista.
Los problemas y las luchas a que nos enfrentamos son globales, lo que nos lleva a proponer soluciones a nivel global, arraigadas en nuestros territorios. Las pandemias, la crisis climática, el extractivismo y la militarización son desafíos universales causados por el patriarcado, el capitalismo, el racismo y el colonialismo. Esto nos desafía a desarrollar una estrategia global para hacer frente a estos problemas, denunciando a la vez la falsa solución propuesta por este mismo sistema, liderado por las empresas transnacionales.
En esta era, necesitamos transformar las sociedades en las que vivimos. Transformar las sociedades significa transformar al mismo tiempo las relaciones de poder entre hombres y mujeres, ricos y pobres, hacia la igualdad y la justicia. Asimismo, es imposible lograrlo en un solo país —por ello hacemos frente al imperialismo y al colonialismo construyendo un feminismo internacionalista basado en la solidaridad concreta.
Economía feminista como estrategia
Nuestros movimientos y acciones internacionales nos infunden la valentía y la confianza suficientes para atrevernos y meternos a trabajar en la boca del lobo que es la economía. La economía está en el centro de las relaciones de poder. Hoy, proponemos la subversión de la economía capitalista por lo que llamamos la economía feminista —nuestra propuesta alternativa para la transformación de este mundo, para combatir el patriarcado capitalista y salvar las vidas del planeta, no sólo vidas humanas, sino todas las vidas.
Lo que hemos aprendido de la pandemia, de todas las catástrofes naturales agravadas por el cambio climático (tifones, terremotos, inundaciones) y de la contaminación provocada por las armas y potencias nucleares es que, para seguir viviendo, nos necesitamos unos a otros. Somos interdependientes. La única salida es reconstruir los comunes y las comunidades con solidaridad. También somos ecodependientes y formamos parte de la naturaleza. Si se destruye la naturaleza, no sobreviviremos. Aprender de nuestras experiencias y saberes es importante porque, como dijo Rosa Luxemburgo, “triunfaremos si no nos olvidamos de aprender”.
En 2023, celebramos los 25 años de nuestro movimiento y estamos en el camino de la construcción de nuestro 13º Encuentro Internacional. ¡Llamamos a todas las regiones a unirse a nosotras en este proceso de construcción global de nuestro movimiento! ¡Resistimos para vivir, marchamos para transformar!
Este artículo es una edición de la intervención de Yıldız Temürtürkan en el Foro sobre Cambio Climático y Militarización celebrado por la Marcha Mundial de las Mujeres en Bali el 11 de mayo de 2023. Yıldız Temürtürkan es coordinadora internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres.