Este mes de octubre, las mujeres del Sáhara Occidental y de todo el mundo se despiden de la poeta Al Khadra Mabruk. Nacida en 1938, Khadra compuso poemas que atraviesan las décadas de la lucha anticolonial en el Sáhara Occidental. Desde 1975, el pueblo saharaui resiste a las múltiples violencias de la ocupación marroquí en su territorio. La Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS) expresó el pasado 14 de octubre que “la cultura saharaui está de luto. (…) Nunca olvidaremos su contribución en mantener la huella de la mujer saharaui en la poesía”.
En noviembre de 2020, el Frente Polisario ha declarado la guerra a Marruecos, en respuesta a la violación marroquí al cese de fuego, a la criminalización de luchadoras y luchadores, a la militarización de la vida. Esta nueva realidad de lucha más encendida resulta en un cotidiano marcado por frecuentes agresiones violentas explícitas y por los crímenes de guerra por parte del ejército marroquí.
La poesía de Al Khadra es reconocida por elaborar imágenes de resistencia y así unir arte y política en un contexto en que vivir supone tomar partido. Al Khadra tiene una historia guiada por el deseo de liberación y autodeterminación del pueblo saharaui y ha denunciado la violencia de las fuerzas coloniales. «Mi sueño es ver a mi pueblo vivir con independencia. Una vida sin tu propia tierra no es vida», dijo en el documental Al Khadra: Poeta del desierto [Al Khadra: Poet of the Desert], de Noe Mendelle (disponible con subtítulos en inglés).
Sus versos fueron creados oralmente y después escritos por personas amigas o familiares. Su nieta, la cantante Aziza Brahim, fue una de las que cumplió este papel de complicidad y confianza. Su primer álbum, Mabruk, rinde un homenaje a su abuela y a la historia de su pueblo.
Me metí en un tanque
bajo la sombra de un árbol
los revolucionarios sonreían
los marroquíes les temían.
El tanque llevaba armas a mi pueblo
y comenzó a deslizarse
consciente del sentido de la lucha
a avanzar, defender y atacar
Adentro, un valiente ejército
que sabe
cómo manejar las armas
en su tierra ocupada
Humillado, combatió
a su enemigo sin piedad
para reducir sus armas
y su propósito a cenizas.