Las mujeres artistas están presentes en la historia de las resistencias feministas y populares de todo el mundo. Con sus voces, sus palabras y su irreverente creatividad, abordan las historias y realidades de las luchas de los pueblos y de otras mujeres de su entorno.
En ste 31 de julio, Día de la Mujer Africana, recordamos la labor de artistas comprometidas en la lucha por la emancipación de su continente. Gracias a las canciones de Lydia Dola, conocemos la lengua hablada por las mujeres de Kenia, Sudán y Tanzania; desde la poesía hablada de Linda Kouamé, denunciamos la violencia y la marginalización que sufren las mujeres de Costa de Marfil; y en la escritura de Noémia de Souza comprendemos la resistencia y la hermandad negra entre las mujeres de Mozambique y las poblaciones negras de todo el mundo.
Estas mujeres forman parte de la historia y la cultura de sus países y territorios, y se suman a las voces de tantas otras mujeres en lucha. Zenzi Miriam Makeba fue una artista que inspiró a muchas otras y que marcó la lucha por los derechos de las mujeres en varios países africanos. En este artículo, presentamos un perfil de Miriam Makeba que reúne algunos testimonios de militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) de Zimbabue, Kenia y Costa de Marfil sobre su contribución a la lucha de las mujeres africanas.
Biografía
Miriam Makeba nació el 4 de marzo de 1932 en Johannesburgo, Sudáfrica. Desde muy joven conoció la pobreza y la segregación, marcas del régimen político racista del apartheid que se perpetuó en el país durante casi 50 años. Solange Koné, de la MMM de Costa de Marfil, explica que la fuente de inspiración de Makeba para la lucha fue su propia madre. Fue “mujer comprometida y heredó este compromiso de su madre; su madre fue encarcelada porque no tenía derecho a ejercer su actividad profesional. No tenía derecho a fabricar cerveza por el mero hecho de ser mujer; Myriam Makéba siguió sus pasos y entró en la vida política, integrándose al movimiento anti-apartheid», explica Solange.
A los 17 años, Miriam comenzó a dar los primeros pasos en su carrera musical, que se inició con su participación en el grupo The Cuban Brothers, pero fue en el grupo de jazz africano Manhattan Brothers cuando grabó una de sus canciones más conocidas, Pata Pata (1956). Aún en los años 50, funda el grupo de cantantes femeninas The Skylarks y, a finales de la década, su participación en la película Come Back Africa, que denuncia la segregación racial, le confiere mayor notoriedad en su país y a escala internacional.
A lo largo de su trayectoria, conquistó un gran público y popularidad en el continente africano. Siphathisiwe Moyo, de la MMM de Zimbabue, afirma que «Miriam Makeba contribuyó enormemente a la lucha. Era muy franca en sus letras y en sus conciertos, que a veces se convertían en actos políticos. Con su música, se volvió la voz de África».
Su actividad política fue intensa durante toda su vida. Conocida como «Mamá África», se convirtió en una de las caras del movimiento panafricanista, que defiende la unión de los pueblos del continente. Como consecuencia de la persecución del gobierno sudafricano durante el régimen del apartheid, se vio obligada a vivir en el exilio durante tres décadas.
Instalada en Estados Unidos, dio a conocer la música xhosa y zulú al público internacional. En 1968 se casó con Stokely Carmichael, uno de los líderes de los Panteras Negras. «Debido a su participación política, la expulsaron de Estados Unidos y se exilió en Guinea, donde se dedicó a escribir e interpretar canciones militantes», explica Solange Koné.
La lucha continúa
Sobre la contribución de la música de Miriam a la lucha de las mujeres africanas, Sefu Sanni, de la MMM de Kenia, afirma que «no fue solo una voz de su generación — fue una voz de la revolución. Thomas Sankara dice que ‘no hay revolución sin la emancipación total de la mujer’. Mao dice que ‘las mujeres sostienen la mitad del cielo’. Y es cierto. Y esa fue la voz que Miriam Makeba representó para las mujeres de África».
«En su música, cuando canta ‘La lucha continúa’, llama a la gente a salir a calle y seguir luchando». Sefu nos cuenta que una de sus canciones favoritas es «Hapo Zamani», que significa «hace algún tiempo», y que se canta en suajili. «La canción dice: ‘huye, hombre blanco, porque vuelvo a mi tierra’. La perseguían por su lucha, por utilizar su música y su voz para luchar por los derechos de la clase trabajadora, discriminada, por luchar contra el apartheid. Incluso la deportaron. Pero dijo que volvería, y así fue».
Miriam Makeba estaba en Guinea-Conakry cuando, en 1991, tras el fin del régimen del apartheid, Nelson Mandela la invitó a regresar a su país.
Siphathisiwe cuenta que, tras retirarse de la música, la labor que llevó a cabo en la Fundación Miriam Makeba desempeñó un importante papel en la organización social, creando espacios seguros para niñas y niños en situación de vulnerabilidad y de calle, además de sensibilizar y promover campañas contra el abuso de drogas y sobre el VIH.
Sobre el hecho de que Makeba sea una inspiración para las militantes africanas, Sefu añade: «en temas como la propiedad de la tierra, las mujeres en el liderazgo político, sus derechos sexuales y reproductivos y, por supuesto, las mujeres como artistas, ella representaba esas voces. Para las mujeres africanas, representa la libertad, la emancipación, los derechos de la mujer sobre su propia tierra, el derecho a participar en la toma de decisiones, a sentarse a la mesa, a ser líderes, a cuidar de sus hijos, a que el trabajo doméstico sea incorporado al sistema económico. Representa la liberación integral”.
Para Solange, eso «inspiró a las mujeres de su generación y de generaciones posteriores, que siguieron su ejemplo de expresar su compromiso y su militancia en defensa de los derechos de los oprimidos. Y a nivel político, enseñó el camino para que las mujeres participasen en la política con el objetivo de promover los derechos fundamentales para todos».