En el sur de Asia, puede que haya diferencias entre un país y otro en cuanto a estrategias y enfoques relacionados con el feminismo, pero el objetivo principal de la agenda feminista es el mismo. En Afganistán, el dominio de los talibanes restringió los derechos básicos de las mujeres. Pakistán y Afganistán son países fronterizos, por lo que sabemos cómo afecta a los derechos de la población la injerencia política del imperialismo estadounidense y la participación de la OTAN [Organización del Tratado del Atlántico Norte] en ese país. De hecho, afectan a todos los aspectos de la vida. Intentamos expresar nuestra solidaridad con nuestras compañeras afganas, al escuchar lo que dicen sobre lo que está ocurriendo allá y lo que están haciendo para hacer frente y criticar el régimen opresivo. Este artículo analizará brevemente la situación en algunos países de Asia y su relación con la organización feminista.
En Sri Lanka, el régimen autoritario que controla el país desde hace décadas tiene una gestión precaria de los diferentes problemas que tienen que ver con el mantenimiento del país, lo que ha llevado al colapso de la economía. La vida cotidiana de la gente nunca ha sido tan miserable, y las familias tienen dificultades para conseguir alimentos debido a la alta inflación en el país. Las mujeres, las y los estudiantes y otros grupos sociales protestan cada día. Según la lectura de nuestras compañeras de Sri Lanka, la larga historia de conflictos étnicos y violencia intercomunitaria podría verse agravada por esta convulsión política y la crisis económica. Y está claro que las mujeres están en la punta de esta violencia.
En la India, el movimiento feminista tiene mucha fuerza. Hay una gran diversidad de maneras de movilizar a la gente para que se una a los movimientos en el país. Se enfrentan a estructuras clasistas y patriarcales muy arraigadas, vinculadas al fundamentalismo religioso. La problemática de las mujeres dalits1 ha sido movilizada por ellas mismas y sus aliados. En sus acciones, no se quedan atrás, sino que están al frente, luchando por la igualdad. En Pakistán, una nueva ola de un feminismo más diverso e inclusivo está creciendo en los últimos cinco años. Por otro lado, hay una fuerte reacción por parte de diversas instituciones estatales y actores no estatales, incluidos los extremistas religiosos. Aun así, estamos muy orgullosas de decir que el movimiento feminista en Pakistán es promisorio.
Los conflictos y los impactos de los regímenes brutales de esos países en la economía y la vida de las personas son durísimos y necesitan la solidaridad global de las instituciones. La gente no sólo lucha por su vida, sino que hace frente a esos regímenes y reclama la democracia popular y la buena gobernanza en sus países. Las y los campesinos y las y los pequeños agricultores son muy activos y las mujeres agricultoras están en la vanguardia. Están en la vanguardia, liderando y reivindicando las estructuras de gobierno. En las bases, su papel en la gestión comunitaria tiene mucha fuerza.
En el sur de Asia tenemos democracias muy jóvenes. En el caso de Nepal, después de la revolución de 2006, se produjo un incremento de la participación de las mujeres, con cada vez más mujeres en el liderazgo, más participación y representatividad en las asambleas. El movimiento feminista sigue luchando por un mayor espacio para las mujeres en la política.
La consigna de la Marcha Mundial de las Mujeres, “seguiremos en marcha hasta que todas sean libres”, significa liberarse de la pobreza, la violencia y cualquier tipo de discriminación y opresión. Este es el punto principal de nuestro entendimiento: donde sea que estemos luchando, necesitamos estar conectadas y ampliar nuestra solidaridad a las demás que también están en lucha.
Los impactos del fundamentalismo religioso
La relación entre el capitalismo, el autoritarismo y el fundamentalismo es letal, especialmente para las mujeres. La militarización en la región ha creado muchos problemas, que se ven con mayor intensidad en Afganistán, pero que también afectan a los países vecinos. En Pakistán, el fundamentalismo religioso se ha incrementado en nuestra vida cotidiana debido a esta «talibanización».
El imperialismo estadounidense hizo que todo empeorara en la región, política, financiera y socialmente. Hay muchas violaciones de los derechos humanos, pero esto no preocupa a los señores de la guerra de Europa, Rusia y Estados Unidos. Su modo de resolver los conflictos y los problemas es la militarización, lo que sólo produce miseria en la vida de las personas, estén donde estén. Esos conflictos afectan a los movimientos feministas de nuestra región, pero creemos en el movimiento de resistencia de los pueblos. Esto es lo que nos hace fuertes: ampliar nuestra solidaridad a las mujeres de las regiones afectadas en el sur de Asia y en todo el mundo. Por ejemplo, durante nuestro encuentro regional con las compañeras de la Marcha Mundial de las Mujeres, celebrado en septiembre en Nepal, abordamos la situación de nuestras compañeras afganas siempre que fue posible, aunque no pudieron participar. Se trató de un esfuerzo para no dejarlas atrás.
Conviene mencionar lo que está pasando ahora en Irán. Mahsa Amini fue detenida y asesinada por no llevar el hiyab del modo que consideran apropiado los fundamentalistas y la “policía moral”, como se denomina en el país. Tras su asesinato, hubo una gigantesca movilización local e internacional en las redes sociales y en los medios para denunciar lo tremendo de esa situación. En el país, muchas personas salieron a las calles, especialmente las mujeres, de todas las edades, sin llevar la vestimenta tradicional, los velos y los hiyabs. Jóvenes, estudiantes, maestras, campesinas y mujeres mayores se unieron para protestar, mostrando deliberadamente sus cabellos y cabezas, incluso cortándose el pelo. Todas esas acciones se llevaron a cabo para demostrar que los cuerpos de las mujeres no están bajo el control de los hombres, ni de la religión, ni del Estado.
La participación de los hombres en solidaridad también fue grande. Es la primera vez que esto ocurre en Irán: personas de todo tipo se solidarizan en las calles, en los espacios públicos, denunciando la discriminación y opresión impuesta por el fundamentalismo religioso. En algunos de los países islámicos, el gobierno e incluso la Constitución tienen una trayectoria de islamización de todos los aspectos de la vida. Sin embargo, lo que estamos viendo en los últimos episodios es una revuelta popular, que busca plantear nuevos debates y crear estrategias para hacer frente al fundamentalismo.
El encuentro regional de la MMM en el sur de Asia
En septiembre de 2022, compañeras de la India, Pakistán, Bangladesh, Sri Lanka y Nepal se reunieron en un encuentro regional con el objetivo principal de comprender los regímenes patriarcales y autoritarios de estos países y su impacto en la vida de las mujeres y en los movimientos por los derechos de las mujeres en el sur de Asia. Las compañeras de los diferentes países debatieron las estrategias para conectar las luchas de las mujeres, desde las bases hasta los movimientos globales e internacionales.
La Marcha Mundial de las Mujeres es un movimiento feminista global aliado a otras redes y organizaciones que tienen agendas comunes. Estas conexiones nos permiten reflexionar y exponer el terrible desarrollo del capitalismo y el rol de las empresas transnacionales en la conformación de nuestras economías. También hablamos de la extrema derecha y los regímenes autoritarios, y de cómo esos gobiernos han avanzado en este territorio. Además, debatimos sobre el desafío global que supone el impacto del cambio climático y su relación con la explotación de la mano de obra y los recursos naturales por parte de las grandes corporaciones en los países del Sur.
Este espacio de la MMM, con sus propias estructuras de toma de decisiones, es una oportunidad para plantear las agendas políticas y los valores del movimiento a nuevas compañeras y organizaciones. Se hizo para ampliar nuestra organización en la región y fomentar una lectura feminista común de las coyunturas políticas en el sur de Asia. Fue una buena oportunidad para reunir lo viejo y lo nuevo con nuestra historia, nuestras participantes históricas, pero también con jóvenes activistas, nuevas Coordinadoras Nacionales (CN) de la MMM y nuevas organizaciones aliadas.
Hemos observado que las mujeres que ahora se han unido a nosotras se han sentido muy identificadas con el espíritu que sustenta la creación de este espacio para las acciones de las mujeres. Se mostraron muy curiosas sobre el funcionamiento y las estructuras de la MMM en todo el mundo, y se comprometieron a mantenerse en contacto con las CN regionales y las integrantes del Comité Internacional, y a sumarse al movimiento en futuras acciones. Fue una gran oportunidad para conectarnos, aprender y encontrar sinergias en las fortalezas y luchas para hacer frente a las instituciones opresivas en el sur de Asia.
Bushra Khaliq forma parte del Comité Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, en representación de Asia. También es la directora ejecutiva de la organización feminista Mujeres en Lucha por el Empoderamiento [Women in Struggle for Empowerment – WISE].
- En el sistema de castas indio, el término dalit se refiere a los grupos sometidos a los estratos más bajos y excluidos de la sociedad, históricamente oprimidos y sometidos a tareas consideradas inferiores e «impuras». [↩]