Mujeres venezolanas, feminismo y construcción del poder popular

24/05/2024 |

Capire

En Caracas, mujeres construyen alternativas de participación política, autonomía y combate a las violencias

Reunião Tramuco, Bianca Pessoa, 2024.

La presencia de las mujeres en la línea de frente de las luchas territoriales no es solo un fenómeno venezolano, sino un fenómeno recurrente en la teoría y la práctica política desde hace mucho tiempo en todo el mundo. La experiencia cotidiana de las mujeres es determinante: ellas son responsabilizadas por el trabajo de cuidados, haciendo necesaria la vida comunitaria para colectivizar al máximo estos cuidados.

La mirada vigilante a las demandas de los hogares, de las comunidades y de las muchas generaciones que necesitan estos cuidados son fundamentales para la organización. En Venezuela, las mujeres han mostrado resistencia y vanguardia en la lucha política, desde la vida cotidiana hasta procesos colectivos más ampliados.

Compartimos algunas experiencias de organización y movilización de mujeres venezolanas en la construcción de una sociedad centrada en la vida y libre de violencias. Los relatos aquí presentados fueron recolectados entre el 18 y 21 de abril, durante la Conferencia de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP) y el proceso de Consulta Popular Nacional ¡Proyectos del pueblo!, realizado en más de 49 mil consejos comunales en 24 estados del país.

Mujeres y participación popular

Entre las experiencias de la revolución bolivariana, destacamos las prácticas del poder popular. Las comunas son una forma de organización desde el territorio reconocida por el poder público venezolano). Desde que se estableció la Ley Orgánica de Comunas en 2010, se han registrado más de 3 mil comunas. Cada comuna tiene su propia estructura, que cuenta con consejos comunales (subdivisiones del territorio mayor, de la comuna, con fines de autoorganización). Ellos se encuentran en la instancia máxima de deliberación local: la asamblea de ciudadanas y ciudadanos, donde mapean demandas, definen prioridades y organizan la comunidad.

El 21 de abril de 2024 seguimos un proceso pionero para la organización del poder popular: por primera vez, la gente acudió a las urnas para plantear proyectos prioritarios para su propia comuna. Cada comuna presentó siete proyectos y cada ciudadano y ciudadana tenía derecho a votar a uno de ellos para que fuera implementado con recursos federales.

La forma de ejecución tampoco es secundaria. El recurso corre por cuenta de las comunas, que emprenden toda la gestión: realizan el diagnóstico y construyen la estructura necesaria, con mano de obra propia y priorizando materiales producidos en la comuna, ya sea contratando personas de la comunidad o, muchas veces, con el esfuerzo colectivo y voluntario, en función de las necesidades y capacidades de cada persona.

Tanto el gobierno como los comuneros estiman que las mujeres constituyen el 80% de las personas que están en movimiento, construyendo los procesos comunales en la práctica. Esta participación era notable en los centros y votaciones. Casi siempre fuimos recibidas por compañeras, lideresas locales, conscientes de las demandas y conectadas con la población del territorio. No en vano, muchos de los proyectos estaban relacionados con el suministro de agua potable, la mejora de la estructura de las casas e incluso de las sedes comunales, y la construcción de espacios colectivos, como anfiteatros.

En las comunas, las mujeres garantizan la sostenibilidad de la vida en su sentido más amplio. Con autoorganización, actualmente ellas trabajan para realizar el primer encuentro nacional de mujeres comuneras. El encuentro será un marco fundamental para resaltar quiénes están al frente de estos procesos, sosteniendo el poder popular desde las bases, y un espacio para que las mujeres puedan formular juntas las particularidades y diferencias de las experiencias vividas en la construcción de lo que han llamado feminismo comunal.

Experiencias de transformación

Ana Priscila Alves, 2024

Más allá del ámbito territorial, las mujeres venezolanas se organizan en diferentes frentes en la lucha por garantizar la sostenibilidad de la vida. Una de esas experiencias de trabajo comunitario es la de la Unidad de Producción Cooperativa Transformación, Mujeres, Comunidad (Tramuco). Las 45 mujeres que integran el colectivo formado en 2023 organizan un sistema comunitario y participativo de gestión de residuos sólidos en las parroquias de Antímano, La Vega, Sucre, Altagracia, San Agustín, Coche y Valle. El trabajo que realizan esas mujeres de manera autogestionada tiene como objetivo reutilizar vidrio, papel y plástico comprimidos para ser vendidos a la industria o transformados en nuevos productos para ser compactados y distribuidos en sus comunidades.

Durante la implementación de la cooperativa se realizó una investigación en los territorios para comprender los problemas sistémicos relacionados con el manejo de residuos sólidos en cada uno. “Esas investigaciones involucraron a personas y negocios locales. Luego se realizaron capacitaciones e intercambios entre las mujeres que trabajan en la cooperativa y personas de las comunidades”, explica Luz Daza, presidenta de Tramuco y residente de la parroquia La Vega. Luz cuenta que el primer desafío fue incorporar el trabajo cooperativo: “con el tiempo empezamos a reconocernos como asociadas de la organización, mujeres que intercambian sus saberes y son parte de esa familia”.

Bárbara Quintero tiene 21 años y es una de las asociadas de la cooperativa. Durante la reunión para la creación del estatuto de la cooperativa, el 19 de abril, Bárbara compartió que “la cooperativa es un espacio que dignifica a la comunidad con un trabajo basado en un modelo de gestión totalmente feminista”. Ella resalta el carácter de desarrollo colectivo e individual que tiene un proceso como ese al enfocarse en la capacitación para el trabajo y en la formación política de las mujeres. “Cada mujer va encontrándose a sí misma, involucrándose y desarrollándose a través del encuentro con las realidades de las demás”, afirma.

Reunião Tramuco, Bianca Pessoa, 2024

La cooperativa Tramuco es uno de los proyectos que forman parte de la organización feminista Tinta Violeta, que integra la Marcha Mundial de las Mujeres en el país. En una entrevista con el Ministerio del Poder Popular para la Mujer e Igualdad de Género, el 2 de mayo de este año, la presidenta de la organización dijo que el trabajo de las organizaciones feministas venezolanas fortalece el proyecto de políticas públicas conocido como la Gran Misión Venezuela Mujer (GMVM). Además de proyectos como Tramuco, Tinta Violeta se encarga de la investigación y la acción en defensa de los derechos de las mujeres y contra la violencia machista.

La Comuna 5 de Marzoyla Colectiva Tejiéndonos Mujeres

En la Comuna Socialista 5 de Marzo Comandante Eterno viven alrededor de cinco mil personas. En el compromiso con la organización comunal de la vida, las mujeres de los siete consejos comunales que integran la administración de la Comuna se organizan en el Comité de Gestión de Mujeres e Igualdad de Género. A partir de la idea del feminismo comunal, las mujeres del territorio reflexionan sobre las necesidades cotidianas para la sostenibilidad de la vida en sus comunidades y trabajan en proyectos para garantizar derechos, protección y educación sobre la violencia de género y la salud reproductiva “Cuando nos referimos a las redes de mujeres, hablamos del tejido que tejemos a diario, una a una, pero que se entrelaza con el tejido de otras personas, con hilos y ovillos de otras personas, no importa cuántos kilómetros las separen”, comparte el colectivo en texto en una red social.

Bianca Pessoa, 2024.

La Ruta de las Flores es una de las políticas comunales feministas organizadas en la Comuna 5 de Marzo, en Caracas y también en las comunas de Vencedores de Carorita, Estado de Lara, y en Las 5 Fortalezas de Cumanacoa, en el Estado Sucre. Las tres flores, cayena, girasoles y bromelias son referencias para tres líneas de organización: atención a la salud de la mujer, lucha contra la violencia y formación e información. El trabajo de las mujeres en la Ruta de las Flores organiza la distribución de métodos anticonceptivos y amplía el conocimiento sobre sexualidad y protección. La organización también promueve la construcción del feminismo comunal en encuentros regionales con mujeres de las comunidades. Además, las mujeres víctimas de violencia machista encuentran en la Casa Morada Comunal de la Colectiva Tejiéndonos Mujeres un centro de encuentros y espacio de acogida y atención de urgencia, que incluye apoyo psicológico y otras actuaciones necesarias para garantizar la seguridad de mujeres y niños.

Ese conjunto de iniciativas populares que unen la lucha por la sostenibilidad de la vida desde el nivel local a la construcción del poder popular en la gestión de las políticas públicas son algunos ejemplos de la fuerza feminista de las mujeres venezolanas. Las mujeres construyen juntas alternativas basadas en sus comunidades, en las vidas de las compañeras de los barrios y en sus necesidades diarias. La organización radical de esas mujeres garantiza cambios en la sociedad y en la vida en las comunas, no solo para las mujeres, sino para todos, en una demostración de la fuerza del feminismo comunal como camino para la construcción del mundo en el que quieren vivir.

Escrito por Ana Priscila Alves y Bianca Pessoa
Traducido por Aline Lopes Murillo

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