No tiene sentido que lloremos, Ahlam. Fuiste tú quien prefirió no hablar de la fuerte ansiedad que se anidaba en tu cuerpo desde hacía años, hasta el punto de que evitábamos preguntarte sobre cómo avanzaba, sobre lo que te dejaban y lo que te arrancaban. Incluso cuando ingresaste para que te operaran y las intervenciones seguían; cirugía tras cirugía, perdíamos una parte de ti en cada ocasión que te visitábamos y no hacíamos ninguna pregunta.
Lo más importante es que siempre te levantabas, y en unos pocos días volvías a estar entre nosotras. Resplandecías y una amplia sonrisa se dibujaba en tu rostro cansado y pálido, y a nosotras nos alegraba toda esa entrega, esa alegría y esa determinación de seguir adelante.
¿Cómo podemos seguir lamentándonos y llorando cuando nos has enseñado a trascender y vencer esta enfermedad, vencer al lobo feroz, tal y como lo hiciste durante años con tu activismo, dinamismo y lucha en tantos campos?
Ahlam nació en 1964 en la ciudad de Korba, en la costa de Túnez, en la provincia de Nabel. Fue atleta de la selección nacional (con distinción en carrera y salto) y completó sus estudios con una especialización en psiquiatría infantil y adolescente. Fue profesora en su especialidad, médica y presidenta del Departamento de Psiquiatría Infantil y Adolescente del Hospital Mongi Selim, en la ciudad de Marsa.
Participó activamente en la Unión General de Estudiantes de Túnez contra el régimen autoritario de Habib Burguiba. Creía en la causa revolucionaria y era activa en las filas de la izquierda tunecina.
Ahlam pasó los años 1982 a 1987 en la Facultad de Medicina de la capital y contribuyó a la preparación de la 18ª conferencia extraordinaria de la Unión General de Estudiantes de Túnez. Fue una de las fundadoras de los grupos feministas en la universidad durante 1983 y 1984 y del Comité Consciente de Mujeres. Después participó en la fundación de la Organización de Comunistas Revolucionarios con sus camaradas mujeres en 1985. Más tarde se especializó en psiquiatría en París.
Tras regresar de Francia a Túnez, empezó a trabajar como psiquiatra en hospitales públicos. Escribió su tesis de máster en genética, una segunda tesis de máster en Educación y Psicología, y después una tesis doctoral en Sexualidad Femenina. Ocupó el cargo de secretaria general adjunta del Sindicato de médicos y farmacéuticos universitarios de Salud Pública.
Fue muy activa junto a los comunistas revolucionarios y la Unión General de Trabajadores de Túnez, y contribuyó en gran medida a la creación del Comité de Mujeres Trabajadoras de la Unión General de Trabajadores de Túnez en 1985 y, posteriormente, del Comité para el Estudio de las Cuestiones de la Mujer en 1989.
Ahlam Belhaj pertenecía a la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (ATFD). Llegó a la presidencia de la asociación por primera vez en 2004 y luego en 2011. En este cargo, desempeñó un papel destacado en los acontecimientos de la revolución tunecina que derrocó la dictadura de Zine El-Abidine Ben Ali en 2011. Durante los dos años que siguieron, Ahlam y sus compañeras participaron de la escritura de la constitución desde una mirada feminista, para que la constitución garantizara la igualdad de derechos entre mujeres y hombres.
La Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas, dirigida por Ahlam Belhaj, se levantó contra el intento de aprobar la ley de «complementariedad», que aboliría el principio de igualdad entre mujeres y hombres, siendo un truco reaccionario liderado por las fuerzas islamistas de la época. La Asociación Tunecina de Mujeres Demócrata organizó una gran movilización con motivo del Día Nacional de la Mujer, el 13 de agosto de 2012, que hizo fracasar ese regresivo intento.
Ahlam, eras una psicopediatra, un campo que tus colegas conocen bien, y nosotras lo sabíamos cuando buscamos tu ayuda. Tu experiencia y tu distinción para salvar a un niño o incluso a un o una joven eran únicas. Con tu actividad política desde la universidad, tus camaradas sabían muy bien quién eras desde entonces. Todos los que te conocieron escribirán sobre ti desde un punto de vista singular. Así, eres un sueño múltiple en los sueños de cada una de nosotras individualmente.
Las feministas te conocemos como defensora de los derechos de las mujeres, y sabemos muy bien como tu posición de izquierda ha estado presente en tu enfoque y orientación como defensora de derechos humanos. Muchas de nosotras que venimos de diferentes organizaciones de izquierda y que nos agrupamos en torno a los principios supremos de la izquierda, sabemos muy bien que cuando hay que alzar nuestras voces y hacerlas converger —para construir una posición basada en los principios de la liberación, la justicia social, el antiimperialismo y el anticapitalismo, rompiendo con la derecha y con todos aquellos que asolan el país y usurpan sus riquezas y energía— tú eres nuestra compañera, nos importan tus posiciones y las apoyamos.
Por todo ello y más, no tiene sentido que nos lamentemos ahora que te fuiste. Pero sí tiene sentido que somos los que tenemos que seguir en el camino con entereza, por encima de las penas y las decepciones, por encima de los temblores y las divisiones y de toda esa grieta que aflige a la izquierda y a los movimientos demócratas progresistas.
La muerte es una de las fases de la vida, una realidad inevitable por la que seguramente pasaremos, y nuestra partida es menos importante que la vida. No tiene sentido que lloremos, querida amiga. Conociste el amor, sus alegrías, su calma, sus ruidos y sus decepciones. También experimentaste el dolor del parto y el renacimiento de la vida. Viviste la revolución que soñamos, aunque ellos quisieran que fracasara. Estuviste aquí enfrentándote a un régimen dictatorial que nos oprimió durante tantas temporadas y, como nosotras, compartiste el placer cuando lo derrotamos e él fue exiliado. Compartiste con nosotras la alegría de nuestras conquistas, conquistas que han hecho justicia a las mujeres y les han devuelto su dignidad.
Fuiste una madre maravillosa, que te enfrentaste a todos los momentos difíciles para apoyar a tu hijo y a tu hija en sus jornadas de vida. Y aquí está Yusef, abogado, como quería ser. Y aquí está Mariam, como quería ser, dando sus pasos en el mundo de la medicina. Oh, Ahlam, como te llamaban tus amigos de la asociación, “JuristeMaison” [jurista de la casa], empezaste a hablar el lenguaje de la ley. Conocías muy bien las etapas, las normas y lo que había que hacer, y no escatimabas consejos cuando no estaban los juristas de la ATFD.
Oh nuestra Ahlam, nos dejaste un gran legado en lo que has escrito, en tus conferencias y en los escritos que nos has dejado sobre el amor, sobre los bellos recuerdos en tu cálido hogar que nos reunió en tantas veladas especiales y generosas que nos regalaste. Nos regalaste muchos momentos de felicidad, de amor, de baile, de comunicación y de debates. Ante tu sentido de unión, quien se enfadaba se reconciliaba al momento, y las que estaban ausentes se reunían allí con mucha felicidad.
«No tenemos alternativa». Es la frase que repetías cada vez que yo te preguntaba por tu estado: sonreías y me preguntabas lo mismo sobre mi estado, y nos reíamos a carcajadas del maldito destino que nos impone la idea de coexistir con la muerte como una verdad y una realidad.
Riámonos y burlémonos de esta inmensa cantidad de absurdos y busquemos un sentido, porque la vida es mucho mayor. Sólo mencionaremos la sonrisa de tu cara y tu pintalabios rojo capaz de superar el dolor. Sólo recordaremos cómo bailamos juntas al son de melodías de amor y de vida.
Sólo mencionaremos tu canción, que insistimos en escuchar en el año nuevo de 2022 a 2023 con tus seres queridos, amores, amigos, amigas, compañeros, compañeras, con tu hijo y tu hija.
Amémonos, bailemos
Sí, así es la vida
Chica, dame esperanza
Sólo una sonrisa, quiero creer
Y si la suerte nos sonríe
Seremos más que dos amigos
Pero tenemos la solución
Juntos nos amaremos, sí, nos amaremos
Y sí, tenemos la solución
No nos rendiremos, cantaremos
La la la la la
Amémonos, bailemos
Sí, así es la vida
Chica, dame tu corazón
No quiero mirar a ningún otro lado
Sin hacer demasiadas preguntas
Hagamos las cosas a mi manera
Pero tenemos la solución
Juntos nos amaremos, sí, nos amaremos
Y sí, tenemos la solución
No nos rendiremos, cantaremos
La la la la la
Amémonos, bailemos
Sí, así es la vida
Y esta mañana no o nunca
Amémonos de por vida, ¡hey!
Sí, es ahora o nunca
Amémonos, bailemos
Es la, la, la, es la vida
Amémonos, bailemos
Sí, es la vida
Nuestra querida Ahlam, que descanses en paz. Seguiremos luchando por las mujeres del mundo. La Marcha Mundial de las Mujeres seguirá luchando. Nuestros foros, encuentros y nuestras resistencias seguirán. E intentaremos, como siempre, tender puentes entre puntos de vista para buscar otro Túnez posible.
Seguiremos con las y los jóvenes, porque creemos en ellos y siempre repetimos que son el futuro, que van a rejuvenecer la asociación y garantizar su continuidad.
Nosotras, tus amigas, somos tus amores, compañera. Seguiremos desoyendo a la muerte e insistiendo en la firmeza, en la continuidad, en levantarme cada día por nuevos proyectos para la promoción de los derechos de las mujeres en el mundo y en Túnez y por el bien de la vida.
Porque estás entre nosotras, aunque te hayas ido.
Por Rajaa Dahmani, de la Marcha Mundial de las Mujeres y la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (ATFD, en francés).