El término “economía informal” engloba a las personas trabajadoras que “no están reconocidas, registradas, reguladas ni protegidas por la legislación laboral ni la protección social”. Esta es la definición de la Organización Internacional del Trabajo.
El concepto de economía informal plantea muchas interrogantes a los círculos económicos y de investigación en general. La dificultad conceptual se deriva de la complejidad social del fenómeno y de las diferencias en sus formas de manifestación en los distintos países, especialmente entre los centros globales ricos y las regiones periféricas empobrecidas. Además, el trabajo en la economía informal está asociado al fenómeno del «empleo precario», en el que influyen diversos factores, como las condiciones laborales, los bajos ingresos y la ausencia de normas legales.
Muchas veces, las investigaciones que se centran en los fenómenos económicos y sociales emergentes en las sociedades contemporáneas no dedican suficiente atención a cómo esos temas afectan a las mujeres debido a las transformaciones estructurales en la economía y la sociedad. Y a veces, cuando existe tal preocupación, queda al margen o se aborda de forma lateral.
La vulnerabilidad social de las mujeres que trabajan en la economía informal se inscribe en contextos sociales y políticos dominados por fenómenos como el desempleo, las desigualdades socioeconómicas y regionales y la recesión económica. En general, estos fenómenos afectan a los segmentos más vulnerables de la sociedad, en particular a las mujeres. Que recurran a la economía informal puede verse como una respuesta social a la incapacidad de la economía formal para acogerlas y también como una prueba de la exposición a la discriminación social y de género que sufren esas mujeres al buscar un puesto de trabajo.
Según el censo demográfico de 2014, se calcula que en Túnez hay cerca de 306.000 mujeres en la economía informal, lo que representa alrededor del 32,5% de la población ocupada del país. Esas mujeres desempeñan diversas actividades dentro de la economía informal, como la agricultura, el comercio, el trabajo doméstico, la costura y otras varias ocupaciones. Entre estos sectores, la agricultura y el comercio concentran la mayor parte de la mano de obra femenina, con un 33,3% y un 35,5% respectivamente.
Economía informal: las dificultades para las mujeres
La ausencia de un marco jurídico para el trabajo agrícola estacional expone a las trabajadoras tunecinas a la vulnerabilidad en términos de salud, protección jurídica y estabilidad financiera. El marco jurídico vigente para esta actividad ya no responde a las necesidades y desafíos del sector. Como consecuencia, cientos de mujeres que trabajan en la agricultura se enfrentan a riesgos significativos debido al carácter estacional y a las penosas condiciones de trabajo. Están expuestas a condiciones peligrosas, sin ningún tipo de protección, con remuneraciones ínfimas y sin voz para expresar su difícil situación.
Transportes en condiciones peligrosas
Sin embargo, aparte de eso, las condiciones de transporte siguen siendo las mismas y todavía no hay ninguna ley que pueda combatir tales circunstancias. Conviene mencionar que, según el Foro Tunecino para los Derechos Económicos y Sociales, en 2019 el transporte inadecuado en el sector agrícola provocó la muerte de 40 personas y dejó 496 heridos.
Falta de protección y cobertura social
En el marco jurídico actual, las trabajadoras del sector agrícola no tienen cobertura de seguridad social y están desprotegidas frente a los incidentes laborales. Y, como muchos otros trabajadores en Túnez, no tienen acceso a un plan de pensiones que garantice su bienestar en la vejez. Sin embargo, se trata de un sector con muchos riesgos inherentes, como la exposición a condiciones climáticas adversas como la lluvia, el viento y el sol intenso, el contacto directo con fertilizantes y productos químicos y los accidentes en la carretera. Según las últimas estadísticas de la Administración General de Estudios y Desarrollo Agrarios, solo un 3% de las mujeres que trabajan en el sector agrario están cubiertas por la seguridad social.
Salarios inadecuados por un trabajo extenuante
Además de los numerosos riesgos que conlleva, el trabajo agrícola también es físicamente exigente. Las mujeres que trabajan en este sector empiezan la jornada a primera hora, ocupándose de las tareas domésticas, junto con sus cónyuges e hijos, antes de ir al campo. Un estudio conducido por la Asociación Tunecina de Mujeres Democráticas sobre las trabajadoras agrícolas reveló que trabajan un promedio de 13 horas al día y perciben la mitad del salario de los hombres del sector, que trabajan un promedio de nueve horas al día. Además, no tienen días de descanso ni tiempo libre, lo que tiene consecuencias para su salud física y mental.
Recomendaciones
A partir de una extensa investigación sobre el tema, se formularon varias recomendaciones para superar la dura realidad a la que se enfrenta este grupo de trabajadoras. Entre estas recomendaciones se encuentran:
Mejorar el sistema institucional y jurídico relativo al trabajo estacional en el sector agrícola: desarrollar un marco jurídico específico teniendo en cuenta las características propias de esta actividad en Túnez. Esto puede lograrse con la participación de los grupos de interés pertinentes en el proceso, como las organizaciones profesionales, los sindicatos y las asociaciones, garantizando que el principio fundamental de la formulación de leyes sea su adaptación a las realidades del territorio, mediante la consulta activa a las personas directamente implicadas y afectadas.
Es de suma importancia perfeccionar el sistema de protección social para las trabajadoras agrícolas: esto incluye adaptar y ampliar los programas existentes para incluir mecanismos de ahorro que aborden las necesidades particulares de las trabajadoras agrícolas estacionales, con especial atención a las medidas destinadas a apoyar la seguridad social. Esto es esencial para proteger los ingresos y el bienestar general de esas trabajadoras, ya que los actuales regímenes son ineficaces y dejan a las mujeres que trabajan en el sector informal en una situación de vulnerabilidad y sin ningún tipo de protección.
Organizar y oficializar el transporte de las trabajadoras agrícolas: garantizar el estricto cumplimiento de la nueva ley que regula el transporte de trabajadoras y mejorar de inmediato las condiciones para lograr una mayor eficacia en este sentido. Esto debería enmarcarse en una política global de transporte diseñada específicamente para el sector. Además, es esencial destinar fondos y recursos necesarios para garantizar el éxito en la aplicación de esta ley y un transporte adecuado y seguro para todas las mujeres que trabajan en la agricultura.
Souad Mahmoud es integrante de la Marcha Mundial de las Mujeres en Túnez, de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (AssociationTunisiennedesFemmesDémocrates– ATFD) y de la Unión General Tunecina del Trabajo (Union Générale duTravailTunisien–UGTT).