Feminismo campesino y popular: tenemos en nuestras manos un mundo nuevo por construir

17/03/2021 |

Por Yolanda Áreas Blass

Lee y escucha los aportes de Yolanda Areas Blass, de La Vía Campesina, en el webinario "Desafíos del feminismo popular" en preparación para el 8 de marzo.

Foto/photo: La Vía Campesina, 2016

«Somos mujeres que producimos la tierra, somos mujeres pescadoras, somos mujeres que trabajamos como obreras en el medio rural. Nuestra identidad también es la lucha por la emancipación»

Desde la articulación de mujeres de La Vía Campesina, quiero dejar un saludo y agradecer esta oportunidad de poner algunas ideas que puedan ser de interés para el trabajo que se realiza a nivel global en cuanto al feminismo campesino y popular y esos grandes desafíos que enfrentamos. 

El proceso que venimos construyendo está sobre la base de aprender el significado del feminismo campesino y popular. Conociendo este significado, vamos a tener claridad de la historia que venimos marcando las mujeres en el medio rural, particularmente las mujeres de la articulación de La Vía Campesina. Esta es una forma de estar consciente y de poder sacar a luz nuestros pensares, nuestros saberes, las prácticas que realizamos en el cotidiano, las emociones. La pandemia nos ha venido y nos ha convocado a estar conscientes de que las emociones son muy importantes en la vida de nosotras, sobre todo las vivencias que tenemos a nivel de los territorios. Sacar a luz nuestros pensares, prácticas, emociones y vivencias nos ayuda a revitalizar la esperanza de que podemos construir un mundo mejor. 

Es importante tener claridad de que somos muchas mujeres las que venimos construyendo formas de estar en el mundo, de relacionarnos en la vida y también de relacionarnos con la naturaleza. Para las mujeres en el medio rural, es fundamental esa relación con la naturaleza y con la madre tierra. Somos protagonistas en la construcción de la soberanía alimentaria a través de la agroecología, que es una herramienta sustancial para la vida porque partimos de trabajar en armonía con la madre tierra.

El feminismo campesino y popular es una propuesta que venimos construyendo de forma orgánica, desde la base, para transformar esta realidad de desigualdades donde vivimos. Así, vamos construyendo y creando una comunicación vital con el sentido de la vida y con el sentido de nuestro entorno. Las mujeres estamos conscientes de cómo estamos en este mundo y cómo el entorno nos afecta directamente. Sophie Dowllar ya nos decía cómo la pandemia ha venido a afectar directamente la vida de las mujeres. Hay, a nivel global, una situación que ya hace más difícil la vida para el ser humano, y aún más difícil la vida para las mujeres.

Otro aspecto importante es la identidad de mujeres del campo. Nosotras hemos venido debatiendo que hay muchos programas y estrategias que lo que hacen es prácticamente nombrarnos de otras formas: «mujeres emprendedoras», mujeres bajo otros aspectos que no son nuestra identidad de mujeres del campo. Somos mujeres que producimos la tierra, somos mujeres pescadoras, somos mujeres que trabajamos como obreras en el medio rural. Nuestra identidad también es la lucha por la emancipación, decimos nosotras.

En La Vía Campesina, marcamos la diferencia en cuanto a conocer nuestro recorrido y en percibir cómo este recorrido contribuye para cambiar la realidad de la mujer en el medio rural. Recordemos que muchas de las mujeres en La Vía Campesina hacemos vida política en organizaciones mixtas, donde hay hombres y mujeres. Enfrentamos un desafío enorme en cuanto a cambiar las relaciones de poder y trabajamos con mucha fuerza esta transformación de nuestra realidad, no sólo a nivel orgánico como también a nivel familiar, social, político y económico.

Las mujeres estamos haciendo un aporte sustancial a la vida que es poco reconocido. También estamos trabajando en la lucha contra la violencia porque, en el medio rural, día a día se acrecenta más la violencia contra las mujeres, herramienta para dominar y subordinar mujeres. Tenemos que encontrar métodos de «acuerparnos» entre mujeres para poder cambiar esta realidad. La lucha contra el capitalismo marca la diferencia, porque sabemos que capitalismo y patriarcado es como un binomio que trabaja para acumular capital.

Es necesario emprender una ruptura contra estas formas capitalistas y promover encuentros con nuestra cultura, nuestra cosmovisión de pueblos originarios. Ahí también tenemos marcada nuestra identidad en la defensa de la lucha por la tierra, entendiendo la tierra como un recurso importante para garantizar la soberanía alimentaria y para la vida de las mujeres, sobre todo en el tema productivo.

Hoy, más que nunca, la producción de alimentos es estratégica. El medio rural contribuye mucho a enfrentar la pandemia, porque si hay producción en el campo, hay alimento. De ahí  también se garantiza la vida. Hay que remarcar que el feminismo ha sido estratégico en la vida de las mujeres y en la lucha por la tierra y por el territorio. La usurpación, el saqueo y el acaparamiento de la tierra ha violentado directamente la vida de las mujeres en el mundo rural. El feminismo campesino y popular como apuesta política de las mujeres del campo se vuelve mucho más estratégico en estos momentos en que tenemos que encontrar nuevas formas de vivir, en la relación con las semillas, la biodiversidad, el tema de la medicina tradicional.

Para enfrentar la pandemia, las mujeres estamos trabajando fuertemente la medicina tradicional en el medio rural, donde sabemos que la alternativa para la medicina se hace más compleja. Así contribuimos a la defensa de la tierra y de nuestros cuerpos.

Otro desafío importante desde el feminismo campesino y popular es encontrar formas de organización y de funcionamiento más colectivas. Nuestra lucha colectiva es la que encuentra formas de fortalecer la lucha de las mujeres en general y, particularmente, en el medio rural. Hay un mundo viejo por cuestionarse, hay un mundo viejo por deconstruir y tenemos también en nuestras manos un mundo nuevo por construir. Creemos que las alianzas nos van a dar la oportunidad para construir este mundo nuevo. 

En síntesis, el feminismo campesino y popular como propuesta política -basada en el reconocimiento de nuestros territorios y que viene también a rescatar nuestros pensares, nuestros saberes, nuestros conocimientos ancestrales- nos pone el desafío de alcanzar la justicia social, de seguir luchando contra este sistema desigual. Tenemos la oportunidad de reconstruir identidades como mecanismos de resistencia para la sostenibilidad de la vida y para el buen vivir. Tenemos un desafío enorme de seguir transformando la desigualdad de género, pero también tenemos la oportunidad de construir y reconstruir este acuerpamiento entre mujeres para encontrar la verdadera sororidad, la solidaridad más estratégica en este momento.


Yolanda Áreas Blass es coordinadora del sector de mujeres de la Asociación de Trabajadores del Campo de Nicaragua (ATC) y forma parte de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo de La Vía Campesina (CLOC-VC).

Este texto es una edición de los aportes de Yolanda en el webinario de la Marcha Mundial de las Mujeres “Desafíos del feminismo popular”, ocurrido el 23 de febrero del 2021.

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