Hasta hoy, la vida de las mujeres y de los hombres que viven en el Sahara Occidental está marcada por el colonialismo. Entre 1884 y 1975, el territorio fue considerado una colonia del Estado español. En 1975, tras la retirada de España, el Sáhara Occidental fue ocupado por Marruecos, y hoy es la última colonia del continente africano. Desde hace décadas, el pueblo saharaui reclama su autodeterminación y soberanía sobre su territorio, su cultura, su producción y sus modos de vida.
La ocupación marroquí en el Sahara Occidental tiene resultados graves y cotidianos: violaciones de los derechos humanos, persecución política, violencia, control territorial militar. Frente a esta realidad, las mujeres juegan un papel fundamental en la resistencia dentro de las comunidades. En 1991 se estableció un acuerdo de alto al fuego entre el Estado marroquí y el Frente Polisario (Frente Popular para la Liberación de Saguía el Hamra y Río de Oro), que el Ejército marroquí rompió en noviembre de 2020, cuando invadió el territorio saharaui para reprimir a los manifestantes.
Desde entonces, la ruptura del alto al fuego ha generado aún más conflicto y más inseguridad para el pueblo saharaui, que resiste a pesar de las múltiples violencias coloniales. La activista Sultana Khaya es uno de los blancos de la persecución política marroquí. Sultana fue brutalmente violentada en más de una ocasión por las autoridades marroquíes, que han establecido un asedio permanente a su casa y les impiden a ella y a su familia moverse libremente.
Este 18 de febrero, Día de la Mujer Saharaui, publicamos una entrevista especial de Sultana Khaya para Capire. La militante cuenta su historia de resistencia, denuncia la violencia sufrida y hace un llamado a la solidaridad feminista internacional por la libertad de su pueblo. Deseamos que esta entrevista sea una herramienta más para fortalecer la campaña por la autodeterminación saharaui y por la libertad y seguridad de Sultana Khaya y de todas las mujeres del Sahara Occidental.
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Desde Capire, estamos atentas y acompañando su situación con solidaridad, a través de las informaciones que nos envían nuestras compañeras saharauis de la Marcha Mundial de las Mujeres. ¿Podría, por favor, empezar la entrevista presentando su trayectoria de lucha y vida?
En primer lugar, quiero agradecer a Capire y a la Marcha Mundial de las Mujeres por darme esta oportunidad. A través de ellos, agradezco a todas las conciencias vivas en el mundo.
Comencé la lucha como cualquier saharaui que se encontraba bajo la ocupación, en un clima dominado por la represión y por crímenes contra la humanidad. Me involucré en la resistencia pacífica saharaui cuando era una niña y estaba en la escuela.
Durante mi lucha, fui objeto de hostigamiento, intimidación y tortura. Recuerdo el año 2007, cuando las fuerzas de ocupación marroquíes me quitaron el ojo derecho durante mi participación en una manifestación estudiantil pacífica en la Universidad de Marrakech. Fue una cosa muy horrible.
Ahora, desde el 19 de noviembre de 2020, vivo bajo asedio y arresto domiciliario acompañado de violencia, tortura y violación, con mi hermana y mi madre. Todo eso bajo un silencio horrible de las Naciones Unidas.
Desde aquel momento en 2020, se intensificaron los ataques y violencias dirigidos a usted por las autoridades marroquíes. ¿Cómo toda esa violencia ha impactado su vida y la de las personas a su alrededor? ¿Y qué significa esa violación sistemática de derechos humanos para el pueblo saarauí?
En noviembre de 2020, fui objeto de violencia por parte de las fuerzas de la ocupación marroquí, inmediatamente después de mi regreso de España. Los ataques han continuado desde entonces y en forma creciente, y los miembros de mi familia y todos los que intentaron visitarme o manifestar su solidaridad conmigo no se salvaron.
En enero de 2021, casi perdí mi ojo izquierdo, que fue golpeado por una piedra por parte de una jefe de policía marroquí. Después de eso, la casa de mi familia fue asaltada varias veces. Sus paredes quedaron manchadas con materiales malolientes y todas nuestras pertenencias personales fueron destruidas y algunas de ellas fueron robadas. Todos estos asaltos fueron a altas horas la noche, acompañados de violencia y tortura. Mi madre, que tiene 84 años, no se salvó. Mi hermana y yo también fuimos violadas varias veces.
Estas prácticas vergonzosas del Estado de ocupación marroquí continúan hasta el día de hoy, y son una política sistemática contra el pueblo saarauí en los territorios ocupados del Sahara Occidental y en presencia de la Misión de las Naciones Unidas para el Referéndum del Sahara Occidental, la MINURSO. Eso significa claramente violaciones continuadas de los derechos del pueblo saharaui, con la complicidad de la comunidad internacional.
¿Cuál es la relación entre colonialismo y patriarcado en el Sahara Occidental? ¿Cómo ve que eso se materializa en la persecución en su contra?
La relación entre la ocupación y el patriarcado se manifiesta en la continua operación y las violaciones de las libertades, especialmente contra las mujeres saharauis. Personalmente, convivo con esta persecución a diario, con mi hermana y mi madre, por parte de hombres que representan la maquinaria represiva del Estado de ocupación marroquí.
Y, contra esta relación entre colonialismo y patriarcado, ¿cuál es el rol de las mujeres en la resistencia y en la construcción de la autodeterminación popular?
A pesar de esta persecución y de las vergonzosas prácticas del Estado de ocupación marroquí representadas en la supresión de las libertades, la violencia, la tortura, la violación, así como los secuestros y detenciones arbitrarias, las mujeres saharauis en los territorios ocupados no dejaron de resistir pacíficamente y exigir el derecho del pueblo saharaui a la libertad y a la independencia. Eso hacemos mediante la organización de manifestaciones pacíficas, la educación de las generaciones más jóvenes, la preservación de la identidad nacional y el rechazo a la ocupación.
Por todo el mundo, los movimientos populares y de mujeres demuestran solidaridad con la resistencia saarauí, especialmente en el 18 de febrero, Día de la Mujer Saarauí. ¿Qué acciones recomienda a los movimientos internacionales que hicieran en solidaridad a esa lucha?
El pueblo saharaui pudo ganarse la simpatía de la gente de conciencia y de las fuerzas progresistas y democráticas en todo el mundo a través de su justa causa y su legítima lucha por su derecho a la libertad y la independencia.
El 18 de febrero, el Día de la Mujer Saharaui, sigue siendo una oportunidad a través de la cual los movimientos de mujeres y los movimientos populares de todo el mundo expresan su solidaridad con la lucha de las mujeres saharauis, por la libertad e independencia. Deseo personalmente que todas las mujeres del mundo arrojen luz sobre el fracaso de las Naciones Unidas y sus mecanismos y la Cruz Roja Internacional, por incumplieren su papel en la protección de los civiles saharauis, especialmente mujeres y niños en las áreas ocupadas del Sahara Occidental, ante los crímenes cometidos por el Estado de ocupación marroquí, que equivalen a crímenes contra la humanidad.