Reconstruyendo la vida desde los escombros: la organización de las mujeres en Turquía

20/10/2025 |

Nilgün Aşkar

Tras el terremoto de 2023 , las mujeres se unieron para luchar y construir condiciones de vida

Conocer experiencias de reconstrucción feminista y popular en diversos territorios nos permite desarrollar puntos de partida y enfoques colectivos para reorganizar la vida ante eventos climáticos extremos. Para la Marcha Mundial de las Mujeres, los eventos climáticos extremos no están desconectados de las causas del cambio climático. Forman parte del actual modelo de reproducción, producción y consumo en el sistema múltiple de opresiones y profundizan el conflicto entre el capital y la vida. A través de la organización colectiva de mujeres, establecemos prácticas e iniciativas que ponen la solidaridad en el centro para garantizar la sostenibilidad de la vida en condiciones adversas. En el webinario “Experiencias de reconstrucción feminista tras desastres ambientales”, compartimos experiencias de reconstrucción en Brasil, Haití, Cuba y Turquía. En todos estos territorios, combinamos las prácticas de reconstrucción y la solidaridad feminista con una agenda política que hace frente a las dinámicas de la expansión del capital. Este webinario, celebrado el 29 de septiembre, fue organizado por Capire en colaboración con las organizaciones brasileñas que integran a la Marcha Mundial de las Mujeres, la SOF Sempreviva Organización Feminista y el CF8 Centro Feminista 8 de Marzo. A continuación, lea la contribución de Nilgün Aşkar, del Sindicato de los Trabajadores de la Salud [Sağlık Emekçileri Sendikası — SES], en Turquía.                                                                                         

El terremoto que azotó Antakya ha sido calificado como el desastre del siglo. La mayor destrucción se produjo en Hatay y, debido a que la ayuda crucial que debía llegar en los primeros días no llegó, lo hemos calificado como la negligencia y masacre del siglo. En Turquía, las cifras oficiales suelen ser poco precisas, por lo que desconfiamos de la información publicada por el Estado. Además, el terremoto tuvo un impacto diferente en hombres, mujeres y niños. Yo integro la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Salud y he visto cómo las mujeres enfrentaron los problemas más graves.

¿Cuál fue el impacto para las mujeres en los primeros días? Mientras intentaban sobrevivir, las mujeres también buscaban toallas sanitarias, lugares para dar a luz y refugios y espacios de protección. Existía la obligación de intervenir con gran rapidez en asuntos relacionados con el embarazo y artículos básicos de higiene personal. Las autoridades estatales no llegaron y el gobierno no ofreció asistencia inmediata.

La población local estableció redes de solidaridad. Mujeres de diversas trayectorias de vida desempeñaron un papel crucial en estas redes, pues pudieron comprender las necesidades de las mujeres que sobrevivieron al terremoto. Ellas se acercaban a las mujeres y les susurraban al oído para preguntarles si necesitaban, por ejemplo, ropa interior. Para las mujeres del territorio, no era fácil expresar sus propias necesidades ante los hombres de la comunidad.

Las necesidades de higiene de las mujeres no estaban cubiertas, lo que resultaba en numerosos casos graves de infecciones del tracto urinario y otros problemas de salud general. Las mujeres que enfrentaban estos problemas también tenían dificultades para expresar sus preocupaciones y acceder a los medicamentos adecuados. Ellas se sentían impotentes al tener que lidiar con una situación sin electricidad ni agua, con acceso limitado a internet y otras limitaciones.

Ante todo eso, surgió la urgente necesidad de instalar carpas como espacios de atención para atender las necesidades de las personas mayores, las personas con discapacidad y las personas enfermas, así como para atender necesidades cotidianas como la higiene y los cuidados personales. Al comprender que atender las necesidades de las mujeres no sería fácil, se creó una carpa especial llamada Unidad de Salud de la Mujer. Aun así, las mujeres que hacían fila para este servicio no pudieron hablar de algunas de sus necesidades. Por ejemplo, no pudieron hablar de temas de salud reproductiva, como la necesidad de condones o píldoras anticonceptivas. Nuestro trabajo involucraba a víctimas de violencia sexual, y también hubo casos de violación en estas circunstancias, por lo que necesitaban con urgencia estos artículos.

Esas necesidades fueron atendidas principalmente por las mujeres de esas redes solidarias. Creamos espacios protegidos donde las mujeres podían sentarse y hablar sobre estos temas. Fue un esfuerzo necesario crear un espacio para que hablaran sobre lo que estaba sucediendo o aceptaran que necesitaban esos artículos. Establecimos un local central para ese servicio, pero algunas mujeres no contaban con vehículo, o eran los hombres quienes tenían autos para el transporte. Era necesario llegar a lugares más remotos. Por ello, comenzamos a ofrecer ese servicio y apoyo mediante unidades móviles junto con mujeres y sindicatos, de la Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Salud y organizaciones de mujeres.

Las mujeres tenían dificultades para acceder a los espacios públicos y se sentían inseguras en estas condiciones. Era difícil salir a la calle debido a la gran cantidad de personas ajenas que circulaban en las comunidades. Los baños estaban ubicados a 100 metros de los albergues, y las mujeres no se sentían seguras al acceder a ellos en la madrugada. Alertamos a las agencias oficiales para que encontraran soluciones a ese problema. Había intentos de secuestro de los niños y existía un riesgo real de abuso, lo cual, de hecho, ocurría.

Las mujeres que eran expuestas a violencia necesitaban encaminamiento, y lo hicimos porque los servicios oficiales que generalmente ofrecía el municipio no estaban funcionando. Esas mujeres fueron derivadas a otras ciudades para ofrecer diferentes tipos de servicios a quienes estaban expuestas a la violencia. Necesitábamos preparar folletos y distribuir información porque los mecanismos habituales de atención ante el abuso o la violencia doméstica no funcionaban. Teníamos la responsabilidad de informar a esas mujeres sobre las posibles maneras de denunciar situaciones de abuso y violencia.

Algunas actividades se centraron en las relaciones entre mujeres y niños. En condiciones terribles como aquella, observamos que las mujeres estaban con sus hijos sin saber qué hacer ni cómo relacionarse con ellos. Para orientarlas sobre cómo encontrar diferentes maneras de establecer relaciones, realizamos actividades con los niños y conversamos con las mujeres sobre cómo sus hijos podrían verse afectados por desastres como aquel terremoto.

En el segundo mes después del terremoto, se construyeron casas temporales, muy cerca unas de otras, lo que significaba que las familias no tenían privacidad y podían oír todo a su alrededor constantemente. Era necesario supervisar a los niños y mantenerlos tranquilos dentro de la casa. Obviamente, fueron las mujeres quienes se quedaron con estas tareas y responsabilidades.

Mientras enfrentaban todos estos problemas, las mujeres también buscaban posibles soluciones. Comenzaron a buscar alternativas para una vida nueva y diferente tras darse cuenta de las preocupaciones relacionadas con los niños, la privacidad y el alto nivel de estrés que enfrentaban en casa. Ellas empezaron a pensar en posibles formas de encontrar soluciones y comenzamos a formar grupos. En un mes, ya habíamos establecido grupos de apoyo psicosocial.

Juntas, ellas pudieron hablar sobre la violencia cotidiana y doméstica que enfrentaban. Cuando se presentaban casos de violencia o abuso, ellas lograban abrir esos espacios para discutir posibles formas de intervención. También discutían posibles procesos de curación, de soluciones o cambios, estableciendo nuevas rutinas. A través de la colectividad y compartiendo experiencias personales, se alivió la carga de vergüenza por las malas condiciones de higiene. De forma conjunta, fue más fácil definir las demandas y presentarlas ante las autoridades correspondientes.

Esas mujeres asumieron roles activos en las posibles maneras de brindar apoyo a otras mujeres que enfrentaban diferentes situaciones. Esa red de solidaridad fue establecida por organizaciones de mujeres, y yo puedo decir que fue, de hecho, una red muy poderosa. A medida que las mujeres establecían esta nueva vida, comenzaron a embellecer el espacio plantando flores. Construimos nuestra acción del 8 de Marzo y realizamos un gran acto el 40.º día después del desastre. Durante ese mismo período, había el tema del secuestro de mujeres alevíes en Siria, y a partir de ahí, organizamos un acto de solidaridad. Junto con la Marcha Mundial de las Mujeres, se siguen organizando diversas acciones y actos.

A medida que la rutina se desarrollaba y más oportunidades de encuentro surgieron, fue posible abordar diversos temas y procesos de sanación en estos espacios. Hubo un día en que nos despedimos de nuestros muertos. La gente no sabía cómo afrontar su propio duelo, así que realizamos un ritual que, a la vez, actuó como una rebelión, por así decirlo.

Muchos grupos estaban construyendo diferentes luchas: contra el amianto, el polvo, los problemas ambientales, la violencia de género. Las mujeres desempeñaron un papel activo en eso y, como resultado de esas diferentes actividades y acciones, se establecieron algunas estructuras permanentes, como los centros de vida de las mujeres, las cooperativas de mujeres y organizaciones separadas que ofrecían servicios de salud a las mujeres. Algunos de los mecanismos establecidos siguen funcionando, y a través de ellos, las mujeres han podido empoderarse aún más.  

Con el pretexto de la expropiación, se arrebataron territorios a la población, incluso aquellos con títulos de propiedad. Se expropiaron cientos de hectáreas de olivos y naranjos. Las mujeres fueron pioneras en la lucha contra la expropiación de sus propiedades privadas con documentación. Alzaron la voz en esas luchas para expresar aquello a lo que dicen “no”, lo que no quieren y lo que exigen.

Idioma original: turco
Traducido del portugués por Aline Lopes Murillo

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