En Nigeria, la región del delta del Níger lleva más de 200 años en el centro de la explotación internacional de los recursos naturales, de la colonización británica a las modernas empresas transnacionales. En esta región densamente poblada, la población sufre las consecuencias de la extracción de petróleo y gas que se lleva a cabo desde hace seis décadas. La extracción de petróleo y gas destruye el ambiente, contamina el agua y el aire, principalmente a través de los vertidos de petróleo y la quema de gas. “La quema de gas es una de las consecuencias de la extracción de petróleo. Emite gases tóxicos a la atmósfera, expulsados en grandes llamaradas. Hay puntos de quema de gas por toda la región del delta del Níger”, declaró a Capire la militante Emem Okon.
Emem es colaboradora del Centro Kebetkache para los Recursos y el Desarrollo de las Mujeres, una organización que trabaja por los derechos de las mujeres en Nigeria. “Trabajamos sobre todo con mujeres populares, especialmente con mujeres de las comunidades afectadas por las actividades de extracción de petróleo en el delta del Níger”. Durante la entrevista, la militante habló de los impactos de esas empresas en las comunidades locales y de cómo las mujeres están organizándose para garantizar la recuperación de los daños causados por tales actividades. Esta entrevista tuvo lugar durante el Congreso Rising Majority [La Mayoría Creciente], que se celebró en Saint Louis (Estados Unidos) en junio de 2024 y reunió a 700 personas de diversas organizaciones populares, partidos, sindicatos y movimientos de derechos humanos del país. Emem formó parte de la delegación de observadores internacionales que acompañó al congreso por invitación de la Alianza Popular para la Justicia Global[Grassroots Global Justice Alliance – GGJ].
¿Podrías hablarnos de la situación de la vivienda de la población del delta del Níger?¿Cuáles son los impactos de todo este largo periodo de extracción de petróleo y gas en la región?
La quema de gas daña las paredes y corroe los tejados. La comunidad tiene que cambiar el tejado muchas veces, eso cuando tiene capacidad para hacerlo. Pero la mayoría de las veces, la gente vive en edificios con goteras. La quema también provoca lluvia ácida. No es seguro beber agua de lluvia. Recuerdo que cuando era niña recogíamos agua de lluvia cuando no había agua potable. Casi todo el mundo recoge agua en botellas en los cursos de agua, ríos y arroyos. Lo que ocurre ahora es que, debido a la oxidación de las tuberías, el petróleo se filtra en el agua, los ríos y los arroyos. La mayoría de las instalaciones y actividades relacionadas con el petróleo está en comunidades ribereñas, por lo que se vierte petróleo en los ríos.
También hay situaciones en las que las empresas necesitan abrir canales artificiales para conectar sus operaciones petrolíferas a su propia plataforma o lugar de perforación. A través de estas actividades, se contaminan los ríos. Si uno viaja en barco, podrá ver el esquisto bituminoso en la superficie de los ríos. Los ríos ya no son seguros. Y son lugares donde las mujeres remojan la yuca para producir almidón. Remojar la yuca en un arroyo o río afectado por el petróleo es invitar al petróleo a que se incorpore a los alimentos que están procesando. A veces, hay derrames de petróleo. Cuando esto ocurre, afecta a una gran extensión de tierra. Hay porciones de tierras de cultivo en el delta del Níger que están improductivas desde hace décadas.
¿Hay impactos específicos para las mujeres?¿Cómo es el trabajo que Kebetkache lleva a cabo con las mujeres afectadas?
Todos estos impactos son mucho mayores para las mujeres, especialmente para las mujeres de las comunidades. No es que no afecten a los hombres, pero se puede observar que los hombres tienen una otra forma de tratar con las empresas y sacan provecho de ello. Se les contrata, algunos se convierten en agentes de seguridad, otros son líderes comunitarios. Obtienen un beneficio u otro de las empresas. Pero las mujeres tradicionalmente no están incluidas en los procesos de toma de decisiones. Ni siquiera se las consulta. Estos son algunos de los problemas que llevaron a la necesidad de crear Kebetkache hace 21 años, a crear esta plataforma, movilizando a esas mujeres para que también tengan voz y se expresen sobre cómo están siendo impactadas.
Muchas de ellas son pobres. Cuando una mujer de la comunidad ya no puede dedicarse a la agricultura o a la pesca, se queda prácticamente sin medios de subsistencia. En esas comunidades, ¿qué otras fuentes de sustento les quedan? Es como ver su comunidad o su vida en una película: controlada por fuerzas, grupos y personalidades demasiado poderosas para cuestionarlas u oponerse a ellas. Por eso Kebetkache interviene, precisando los derechos de las mujeres, capacitándolas para que se defiendan y generando confianza en que tienen derecho a intervenir en las actividades que tienen lugar en sus propias comunidades.
Lo hicimos con una serie de intervenciones, capacitando a las mujeres respecto a las leyes vigentes relativas a las actividades petroleras. En 2021, el gobierno federal, a través de la Asamblea Nacional, aprobó la Ley de la Industria Petrolera, que otorga a las empresas demasiado poder sobre las comunidades.
También estamos movilizando a las mujeres en cuestiones relacionadas con el cambio climático. Todos los años, el 17 de diciembre, celebramos el Día de Acción de las Mujeres del Delta del Níger por la Justicia Ambiental. También formamos parte de la organización de la Asamblea de Mujeres Africanas sobre el Clima, en la que se crean oportunidades para las mujeres de las comunidades directamente afectadas por las manifestaciones del cambio climático. Así se establece un vínculo entre el activismo local y lo que hacen las organizaciones de la sociedad civil a escala nacional e internacional.
¿Cuáles son las empresas que actualmente están explotando los recursos del delta del Níger? ¿Qué relación tienen con el gobierno nigeriano?
Entre las grandes compañías petroleras de Nigeria se encuentra la Shell Petroleum Development Company de Nigeria. Es la más popular, influyente y -conviene añadir- la más perversa, porque la mayoría de las denuncias de destrucción vienen de los sitios en los que Shell opera. Pero también tenemos a Chevron y ExxonMobil, que son empresas estadounidenses, Total Energy de Francia y Eni de Italia. Esas compañías y el gobierno federal operan una joint venture en Nigeria. El gobierno federal posee el 60% y las empresas el 40% del negocio, lo que explica por qué no actúa en interés del pueblo.
Las empresas que operan en los campos no dialogan ni consultan a la población. Consideran que el gobierno federal es el propietario de la tierra, así que al obtener una licencia y la aprobación del gobierno federal para operar, no ven la necesidad de discutir y comprometerse con la comunidad local. Las empresas saben muy bien que existen buenas prácticas internacionales que deben observar y tener en cuenta cuando operan en las comunidades locales, pero lo ignoran totalmente.
¿Cuál es el papel de la lucha internacional por la justicia para visibilizar lo que está pasando en Nigeria?
La actuación a nivel local limita el nivel de influencia que una organización de la sociedad civil tendría sobre una empresa como Chevron o Shell. Necesitamos esta solidaridad internacional para amplificar las voces de quienes actúan a nivel local. Podemos apoyarnos en organizaciones de fuera de Nigeria que tienen este tipo de conexión e influencia para amplificar las voces y las actividades de las organizaciones locales. En el caso de las empresas americanas, es importante construir la solidaridad con los movimientos sociales en EE. UU. Y en el caso de Shell, es importante construir la solidaridad con los movimientos sociales en los Países Bajos o el Reino Unido.
Con la ayuda de nuestros aliados en EE. UU., iniciamos toda una campaña sobre la desinversión en el daño y la inversión en el cuidado. Pero para nosotras, esta campaña también consiste en no desinvertir sin restaurar el ecosistema. Por ejemplo, las grandes compañías petroleras que mencioné están a punto de finalizar su plan de desinversión en la producción de combustibles fósiles. Están desinvirtiendo en la producción en tierra firme (onshore) y pretenden pasar a las actividades en el mar (offshore). Para nosotras y las comunidades, esto significa que prácticamente están huyendo. Están vendiendo sus activos en tierra firme a empresas más pequeñas y a compañías petroleras locales. La sociedad civil y el movimiento por la justicia social y ambiental sostienen que no pueden marcharse sin hacerse cargo de los daños que han causado a las comunidades.
La pregunta es: ¿quién se encargará de asumir las responsabilidades? ¿Será Shell, que está vendiendo activos, o la nueva empresa que está comprando los activos de Shell? ¿Están comprando tanto los activos como los problemas? Ni el gobierno federal ni la empresa se han pronunciado al respecto. Exigimos la restauración del ecosistema. La desinversión de la destrucción, la desinversión de la muerte, porque la gente está muriendo. Investigaciones recientes que realizamos demuestran que todos tenemos hidrocarburos en la sangre. Somos vulnerables a desarrollar cáncer y otros tipos de enfermedades mortales. Así que tenemos que desinvertir en todo eso e invertir en salud, invertir en educación, invertir en restauración, invertir en recuperación ambiental. Estas son las demandas de las mujeres.