Escuchar las voces de las mujeres palestinas es una condición fundamental para comprender las formas históricas y actuales del genocidio del pueblo palestino. Además de denunciar a los más de 30.000 palestinos asesinados por Israel –alrededor de 25.000 mujeres y niños– desde octubre de 2023, las voces de las mujeres palestinas muestran cómo el genocidio no se limita a números, sino que es una política articulada. El genocidio es un ataque a las bases que sostienen la vida: la tierra, los cuerpos, el trabajo diario de producir y reproducir las vidas del pueblo palestino.
Las mujeres palestinas están en lucha, resisten cada día y enfrentan la brutalidad del imperialismo en sus cuerpos y territorios. Ellas nos llaman a ampliar la lucha por una Palestina libre, desde el río hasta el mar. En el marco de las 24 Horas de Solidaridad Feminista, acción convocada por la Marcha Mundial de las Mujeres este 30 de marzo, Día de la Tierra Palestina, repercutimos algunas voces palestinas compartidas los días 21 y 22 de marzo, en seminarios organizados por las mujeres de La Vía Campesina y de la Marcha Mundial de las Mujeres.
La tierra palestina
Este Día de la Tierra, todas las personas de norte, sur, este, oeste están conectadas en defesa de esta tierra, que siempre fue y siempre será Palestina. Somos las últimas mujeres que vivimos y sufrimos bajo la ocupación que lleva más de 75 años de genocidio. Así Maryam Abu Daqqa plantea la movilización palestina en este Día de la Tierra.
La conexión entre la tierra y la mujer es muy fuerte. Las mujeres estamos siendo desplazadas de nuestras tierras, que son las que alimentan nuestras familias, nuestros hijos e hijas.
Maryam Abu Daqqa
La reflexión de la campesina Samah Abu Nimah nos acerca aún más a la realidad de las mujeres palestinas en su relación con la tierra. “La ocupación ha impuesto restricciones al acceso a los recursos, exigiendo productos importados que se han vuelto muy caros. Vale la pena señalar que las mujeres palestinas representan el 78% de los responsables del trabajo agrícola. Participan en procesos productivos, como siembra, cosecha y comercialización. También participan en la crianza de los animales y los cuidan, alimentándolos hasta que puedan extraer leche, por ejemplo. Producen productos lácteos y otros productos de origen animal”.
Acaparamiento de tierras, un método violento de ocupación
Nariman Bajawwi, que vive em Jenin, recupera que, «desde 1948, cuando empezaron a confiscar nuestras tierras y a traer los colonos para que se asentaran en el territorio, los sionistas dicen que es una tierra sin pueblo para un pueblo sin tierra». La falacia de este argumento queda probada por los registros de títulos de propiedad de tierras a nombre de mujeres palestinas que datan de 1858, publicados por Capire el Día de la Tierra Palestina de 2022.
En texto también publicado en 2022, la compañera Khitam Saafin, que se encontraba en prisión en ese momento, fue categórica sobre la relación entre sionismo y usurpación de tierras. «En 1948, el movimiento sionista, con el total apoyo de las potencias coloniales, destruyó más de 500 aldeas palestinas y desplazó a sus habitantes. Fue el responsable de desplazar a la mayoría de los palestinos de sus ciudades y sustituirlos por colonos sionistas. Así se anunció la creación del Estado de Israel en estas tierras”.
Ella también informó sobre la continuidad de este proceso de expulsión: “En 1967, a través de una nueva guerra colonial, logró ocupar otras tierras árabes: la península del Sinaí, los Altos del Golán y parte de las tierras libanesas. Y continúa hasta hoy realizando operaciones de control de tierras en Cisjordania, instalando asentamientos mediante la ley militar. Esto forma parte de sucesivos planes, siendo el último el plan de anexión, anunciado por el ex primer ministro israelí Benjamin Netanyahu en 2020, que pretende anexionar a Israel el 33% de Cisjordania”.
Mantener los asentamientos existentes y construir otros nuevos es una práctica colonizadora de Israel, explica Nariman. Además, el muro del Apartheid, que se extiende por la Cisjordania provocó la confiscación y acaparamiento de muchos territorios palestinos. Muchos pueblos fueron separados por el muro. Los israelís están gestionando y controlando estos pueblos. Los palestinos no pueden entrar o salir sin el permiso de Israel. Los agricultores no pueden cultivar su tierra, sobre todo el cultivo de los olivos, porque no pueden acceder a sus tierras. “La temporada de las aceitunas es uno de los principales pilares de la vida del pueblo palestino. Algunas familias trabajan todo el año cuidando la tierra y los olivos, para cosechar y prensar el fruto, producir aceite y venderlo para obtener ingresos para ellas mismas y para su vida diaria», explica Samah.
Nariman evalúa el impacto de los ataques militares sobre la producción palestina: “La ocupación ha destruido todas las infraestructuras y servicios en Gaza. No queda nada en pie. Esta crisis afectará la tienda, los granjeros, los agricultores, el acceso al agua dulce y salada”. Samah Abu Niman también informa sobre el aumento de los obstáculos tras la intensificación de los ataques israelíes: “Se han convertido en más que simples obstáculos, son una prohibición total de cualquier práctica relacionada con el agua, la tierra o incluso la cría de animales. Se registraron muchos casos de ataques de colonos a agricultores o campesinos en sus tierras. La mayoría de las personas afectadas por los ataques son mujeres, quienes sufrieron la mayor parte de las heridas. Se han reportado más ataques contra mujeres en muchas aldeas, ciudades y pueblos palestinos».
Criminalización, prisiones y violaciones de derechos humanos
La joven palestina Ruba Assi fue arrestada dos veces: una cuando era estudiante universitaria y otra en octubre de 2023. Logró ser liberada solo en febrero de 2024. En la primera vez, hubo una campaña contra los estudiantes en todo el país. Se me detuvo sin ningun tipo de acusación, fue meramente administrativo. Después del 7 de octubre todo fue muy diferente de la primera vez, dice ella.
Hoy, la prisión es una tumba todavía más grande. Es un cementerio. No hay humanidad, no hay clemencia. Ahora mismo, hay muchas personas encarceladas, las que sabemos, pero sabemos que hay muchas que no podemos identificar.
Ruba Assi
Las mujeres encarceladas en Gaza están incomunicadas, sin derecho a hablar con sus familias ni a recibir noticias sobre el genocidio. Las familias no sabían si sus hijas e hijos estaban muertos. Menos horas de visita, menos horas en el patio. Solo tienen un día para salir de la celda, tomar una ducha, estar en el patio. Había una escasez tremenda de comida, de pésima calidad. No hay agua dentro de la prisión. Teníamos que tomar agua oxidada del grifo. Todo eso hace acelerar la muerte de personas encarceladas”, afirma Ruba.
Desde el comienzo de la agresión y del genocidio, la ocupación se ha centrado en las mujeres.
Raya Raduan
La activista Raya Raduan informa cómo son tratadas las mujeres en los campos militares: “Si se niegan a ser inspeccionadas o verificadas, pueden ser golpeadas y los militares las privan de cualquier derecho, las amenazan con violarlas, hostigarlas, insultarlas y, si estas mujeres usan hijab, la policía quita el hijab. Por supuesto que no hay privacidad.”
Sostener la vida cada día de genocidio
El proyecto genocida israelí es total: asesinatos masivos combinados con la destrucción de infraestructuras, de la cultura y de las condiciones de salud, escasez de alimentos y contaminación del agua. Un pueblo entero está sometido a la lucha por la supervivencia y a un duelo violento y colectivo, en medio de las ruinas. Sammer Abu Safiya, que vive en Gaza, comparte su reflexión: «La guerra tiene un efecto negativo en todo el pueblo palestino, especialmente en las mujeres. Cada día, alrededor de 63 mujeres mueren y 37 resultan heridas. Muchos niños pierden a sus madres y la vida a la que estaban acostumbrados. Según las últimas estadísticas, hay alrededor de 4.700 niños huérfanos. Más del 50% de las mujeres que han sido desplazadas no pueden quedar embarazadas. Muchas mujeres han dado a luz durante la guerra.»
“Las mujeres también tienen dificultades para acceder a productos de higiene y alimentos. La situación es bastante difícil, ya que nadie puede acceder a sus propias tierras y no existe una línea de producción. Todo lo que obtenemos es a través de ayuda humanitaria», continúa informando Sammer.
Nadie tuvo misericordia. Nada de lo que hizo la ocupación mostró misericordia. Hay muchas mujeres embarazadas y tuvieron que amamantar a sus hijos y cargar a sus bebés porque el niño no podía ni moverse durante seis horas. Cualquier movimiento aleatorio podría resultar en el asesinato de una familia entera.
Sammer Abu Safiya
La integrante de la Unión de Comités de Mujeres Palestinas (UPWC, sigla en inglés), Raya Raduan, también informa sobre la situación de las mujeres embarazadas: “La situación en el hospital es horrible. Las mujeres están pariendo en abrigos. No existen condiciones de salud adecuadas. Muchas de estas mujeres perdieron a sus bebés. En ausencia de un buen sistema de salud, algunas mujeres decidieron extirparse los ovarios para no poder quedar embarazadas”.
Ella relata el dolor de seguir luchando a pesar de la violencia y las pérdidas de tantos seres queridos. “Una de nuestras compañeras, su hijo murió de hambre. Cuando hablo de mujeres palestinas, ni siquiera sé qué decir. Pero han estado en primera línea durante 75 años. Desde que comenzaron los ataques, se han enfrentado a la violencia en las calles y en sus hogares”.
Responsables del cuidado de sus familias y comunidades, las mujeres enfrentan las dificultades del desplazamiento forzado, buscando siempre sostener la vida: “Las mujeres necesitan adaptarse, cocinar para sus hijos, vivir la vida, pero no pueden encontrar agua potable. No encuentran baños. No encuentran el gas que necesitan para cocinar. No pueden ducharse”, dice Sammer.
Defender al pueblo palestino es una emergencia global
“Las mujeres no pueden dormir ni descansar. Estamos siendo masacrados como pueblo», reafirma Maryam, y exalta la capacidad de lucha y resiliencia de las mujeres, que debe ser notada a nivel mundial: “Nuestra lucha es continua hasta que recuperemos nuestra dignidad. Usaremos las formas y métodos que nos parezcan acordes para exigir nuestros derechos como seres humanos. En varias partes del mundo, se nos consideran terroristas, pero estamos luchando en contra del imperialismo que se impuso desde el Tratado de Balfour. El cese al fuego se está pidiendo a voz muy baja. Es una vergüenza que, en el siglo XXI, tengamos estes nuevos racismo y colonialismo”. Hace unos meses, Maryam fue perseguida en Francia y se le negó la visa. «Me persiguieron, me golpearon, me arrastraron, me expulsaron, me deportaron. Esta es la democrática Francia, como se viene a la boca», relató. En su momento publicamos una denuncia sobre la criminalización sufrida por Maryam, junto con extractos de un texto de su autoría, «El viaje de regreso».
Para Raya, es necesario cambiar la lógica de silenciamiento y desinformación que prevalece en los medios hegemónicos. “Aquí lo único que podemos hablar de mujeres es el doble rasero de la comunidad internacional, así es como gobierna el mundo y entra en pánico porque hubo denuncias de violación el 7 de octubre, pero ahora el mundo no hace nada. Las mujeres palestinas se enfrentan a la muerte”. Una vez más, el discurso feminista ha sido instrumentalizado en el Norte Global para justificar el imperialismo, jerarquizando la vida de las mujeres basándose en el racismo. Dice Maryam, “necesitamos que el feminismo forme un frente amplio y mundial que haga frente a esta situación y la denuncie al mundo”. El feminismo popular, más que nunca, está firmemente posicionado en las filas del antiimperialismo, construyendo una solidaridad total con la lucha del pueblo palestino por la soberanía y la autodeterminación, y por un alto el fuego inmediato.
Ruba Odeh, de la Marcha Mundial de las Mujeres en Palestina, plantea la reivindicación que debe ser abrazada en todo el mundo: “Nosotras exigimos el fin del genocidio en Gaza y en Cisjordania para avanzar hacia la libertad y para tener un Estado libre, con nuestra propia capital”. Según ella, “parte de las luchas palestinas es alzada por las mujeres, por el derecho a la soberanía de nuestras tierras. Los sionistas siempre están buscando minimizar el poder de los palestinos y palestinas intentando controlar nuestros recursos acuíferos. Visibilizamos la lucha de las mujeres palestinas, su firmeza y resiliencia”.