Economía feminista y justicia ambiental: reflexiones de mujeres en movimiento

18/06/2025 |

Capire y Rádio Mundo Real

El texto resume ideas principales de la primera parte del ciclo de formación de Amigos de la Tierra Internacional en alianza con la Marcha Mundial de las Mujeres

Las relaciones entre la economía feminista y la justicia ambiental están muy conectadas. Ambas hacen fuertes críticas a las falsas soluciones del capitalismo a la crisis que él mismo creó. Ambas proponen luchas populares que apuntan a una reorganización de la sociedad, los modos de vida y la relación entre los seres humanos y la naturaleza. Aun así, la articulación de estas agendas en movimientos, organizaciones y territorios es algo que necesita fortalecerse permanentemente.

En este sentido, la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM) de Brasil fue invitada por la federación Amigos de la Tierra Internacional (ATI) a organizar un ciclo de formación sobre economía feminista, en colaboración con el grupo Justicia de Género y Desmantelamiento del Patriarcado de la organización. “Amigos de la Tierra Internacional trabaja de manera conjunta con aliados estratégicos y parte de ese trabajo conjunto es también sumar a nuestras alianzas en estos esfuerzos de formación política”, explica Natalia Carrau, moderadora del grupo.

“La economía feminista es una temática transversal y una perspectiva que está incluida en las trayectorias hacia el cambio de sistema que proponemos como federación. Nos pareció muy natural poder abordar esta temática desde las diferentes perspectivas políticas que traen los programas internacionales”, compartió Natalia. Este ciclo de actividades, realizado virtualmente, reúne a representantes de diferentes regiones y organismos internos de Amigos de la Tierra para proponer reflexiones y debates sobre los usos de la economía feminista como herramienta dentro de la federación.

Capire y Rádio Mundo Real publicarán resúmenes de las discusiones que tuvieron lugar en este proceso, como una forma de registrar la memoria de aprendizaje y compartir ideas con un público más amplio, fortaleciendo alianzas.

En el módulo 1, la militante brasileña Natália Lobo realizó una introducción a la economía feminista, que no debe entenderse solo como una línea teórica, sino como una agenda e instrumento de lucha, orientando procesos de resistencia y propuestas de transformación. Natália presentó una crítica feminista al androcentrismo de la economía dominante, enfatizando que el hombre blanco no debe ser visto como el sujeto universal. En esta oposición, es necesario reconocer e incorporar las experiencias económicas de las mujeres, visibilizando los trabajos necesarios para el sustento de la vida, que van mucho más allá de lo que el mercado considera trabajo por estar en el ámbito monetario.

Por ello, también las soluciones no deben pasar por el mercado. Contratar servicio de trabajo doméstico, por ejemplo, no resuelve el problema de sobrecarga de las mujeres; de hecho, lo agrava, concentrándolo en un grupo específico de mujeres, marcado por su clase y raza. La propuesta es desmercantilizar y reorganizar el trabajo, responsabilizando al Estado y a la sociedad en su conjunto. El cuidado es algo que debe compartirse entre las personas, las familias en su diversidad, las comunidades y el Estado. Las experiencias políticas y económicas construidas por las mujeres en todo el continente son parte esencial de este acumulado, oponiéndose a la lógica del capital con la construcción cotidiana de la autoorganización, la agroecología, la comunicación, la economía solidaria y las estrategias para garantizar las condiciones de supervivencia y construir la autonomía sobre los cuerpos y las sexualidades.

En el módulo 2, las sesiones se dividieron por regiones del mundo para adaptarse a las diversas zonas horarias de las personas participantes. Tica Moreno, de Brasil, impartió la charla principal a uno de los grupos y Sophie Ogutu, de Kenia, al otro. “Elaboramos desde las prácticas y desde las luchas. Los conceptos no son cosas abstractas, que simplemente reproducimos, pero ganan vida en el marco de nuestra estrategia de cambio desde los movimientos. Los encuentros y convergencias entre nuestras organizaciones son parte de ese proceso de acumulado y de elaboración”, dijo Tica sobre la importancia de las alianzas políticas, en el inicio de su charla.

Así, Tica recordó momentos importantes en la construcción de la economía feminista en alianza: enfrentamientos al neoliberalismo, a los tratados de libre comercio y al poder corporativo de las empresas transnacionales, y elaboraciones conjuntas sobre la digitalización y el capitalismo verde, entre otros. Una de las contribuciones de la economía feminista es la ampliación del concepto de conflicto capital-trabajo, proponiendo que se trata de un conflicto capital-vida. Así, se considera otras esferas de la vida humana afectadas por el capitalismo racista y patriarcal más allá del trabajo remunerado, así como los impactos en la vida no humana, es decir, en la naturaleza. “Hay un conjunto de relaciones y de prácticas, incluso en nuestra relación con la naturaleza, que es lo que sostiene y permite generar las condiciones de posibilidad de la vida”, explica Tica.

En la sesión del grupo 02, con participantes de la región Asia-Pacífico, la invitada Sophie Ogutu reiteró la importancia de construir un sujeto político feminista que se exprese en las luchas de los movimientos populares y en los territorios: “No es posible hablar de sujetos políticos sin hablar de poder colectivo”. Para ella, “al llevar nuestros debates, sacamos esto del plano teórico y lo llevamos a las comunidades; lo llevamos, lo unimos, pero también creamos un efecto dominó. Así es como construiremos este poder colectivo, y esto nos ayudará mucho a visibilizar cómo las economías feministas promueven sujetos políticos que resisten la desposesión y la explotación”.

Según Sophie, es necesario forjar una crítica feminista antisistémica, porque “no es posible aplastar el patriarcado si no podemos mencionarlo. No es posible derrocar el capitalismo si tememos mencionar quién está detrás de él, quién lo alimenta. No es posible confrontar nada si tenemos tanto miedo”. La estrategia para la transformación feminista “está en construir este poder colectivo, en regresar a nuestras comunidades e involucrarlas”, afirma.

“A partir del cuestionamiento que se hace desde la economía feminista sobre el conflicto capital-vida, tenemos que buscar cómo los sistemas de opresión también llegan a partir de la división internacional del trabajo y lo que eso implica para los pueblos en el Sur global”, observa Natalia Carrau. Las personas participantes de la formación participaron en el debate compartiendo perspectivas desde sus territorios y regiones, creando conexiones para una visión internacionalista. Reflexionaron sobre las contribuciones de la economía feminista a las luchas por la justicia ambiental, que se entrecruzan principalmente en la crítica del mercado y en la resistencia a los impactos de las empresas transnacionales en los territorios. También se entrecruzan en la propuesta de alternativas feministas, antisistémicas, que desafían la lógica del mercado y muestran que otra economía es posible ya en la actualidad. Un ejemplo son los cuadernos agroecológicos, utilizados en diversos lugares de Brasil por las agricultoras para registrar relaciones de venta, compra e intercambio de los alimentos que producen, como herramienta para visibilizar su trabajo.

 “¿Cuáles son los espacios o redes que podemos tener y tejer para cuidarnos y para poder pensar de cara a futuro, como compartir las herramientas más allá de este grupo, en un contexto donde todo es cada vez más violento y la vida en los territorios es cada vez más compleja?, pregunta una de las participantes, señalando los debates futuros, que seguirán en el módulo 3 del ciclo de formación, centrado en los próximos pasos en la construcción de la economía feminista en Amigos de la Tierra Internacional.

Redacción por Helena Zelic
Traducido por Aline Lopes Murillo

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