“Las acciones internacionales son procesos que concretan la lucha en los territorios”: Entrevista con Alejandra Laprea y Adriana Vieira

02/06/2025 |

Capire

Militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres en las Américas hablan del proceso de organización de la 6ª Acción Internacional del movimiento

2025 es el año de la 6ª Acción Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres (MMM). Para comprender la agenda del movimiento y sus perspectivas feministas sobre la coyuntura, Capire entrevistó a Adriana Vieira y Alejandra Laprea, militantes de la Marcha Mundial de las Mujeres de Brasil y Venezuela, respectivamente. Ellas hablaron sobre los procesos organizativos que prepararon la Acción y sobre la centralidad de la economía feminista como apuesta política para transformar la realidad. La economía feminista es uno de los ejes de la Acción, al igual que las luchas por la paz y la desmilitarización, por el fin de la violencia contra las mujeres, por la autonomía de los cuerpos y por el buen vivir.

Adriana Vieira es militante de la Marcha Mundial de las Mujeres desde su fundación en el año 2000. Nacida en una comunidad rural en el estado de Rio Grande do Norte, región noreste de Brasil, presenció la intensificación de la devastación de la agroindustria en la década de 1990 y comenzó a participar en la organización de las resistencias de las mujeres en el territorio. Actualmente, forma parte de la Coordinación Nacional de la MMM y del equipo del Centro Feminista 8 de Março.

Alejandra Laprea es venezolana y es actualmente una de las representantes continentales de las Américas en el Comité Internacional de la MMM. Empezó su militancia en el movimiento cuando participó del 9º Encuentro Internacional, en São Paulo, Brasil, en 2013. Al volver, se encargó de involucrar a la red nacional de colectivos La Araña Feminista en las actividades de la MMM, vinculando la revolución feminista bolivariana con el activismo internacional.

¿Cómo ustedes evalúan que los procesos de organización y movilización de 2024 –como el Encuentro Regional de MMM Américas y el 3º Encuentro Nacional de MMM Brasil– aportan para la 6.ª Acción Internacional de 2025?

Alejandra: La preparación que tuvimos durante el 2024 es la demostración de un trabajo y de una agenda que se construye colectivamente, y que no es todo el tiempo reactiva, sino que es en mucha medida producto de una reflexión colectiva continental. Lo que estamos haciendo en nuestra 6ª Acción es más que una campaña, es un proceso largo de ponerse de acuerdo, enriquecer lo que queremos decir, construir propuestas y también darnos los espacios necesarios para oírnos a la mayor cantidad de nosotras. Siempre traen una relación muy positiva los encuentros y siempre crecemos en ellos, inclusive cuando solamente alcanzamos a abrazarnos. Cuando nos encontramos y nos abrazamos, sabemos y reconocemos lo poderosas que somos juntas. 

Adriana: Desde la pandemia, no hemos tenido un momento para reunirnos todas en un mismo lugar. Desde entonces hasta 2024, el conservadurismo aumentó, pero también aumentó la capacidad de reorganizar nuestra estrategia de lucha. 2024 fue ese momento para encontrarnos y reflexionar cara a cara, todas juntas, haciendo una lectura de la coyuntura e incorporando en ella nuestros procesos de luchas y resistencias. Tenemos una acción multieje, muy arraigada en el territorio, pero con una dimensión internacionalista y de la solidaridad, lo cual es importante para enfrentarnos a la extrema derecha y al aumento del conservadurismo en Brasil, en las Américas y globalmente.

Las acciones internacionales son momentos de reposicionar y actualizar la visión del movimiento sobre los desafíos del feminismo en el mundo. ¿Cómo ustedes ven esta tarea en este año de 2025?¿Qué debemos reposicionar con más fuerza en esta conjuntura global?

Alejandra: Estamos en un momento muy particular de la historia. 2025 inicia con la toma de posición de Trump y ha sido un duro golpe para el mundo. Quizás podamos leerlo como un momento de agudización de las contradicciones entre el capital y la vida que vivimos como pueblos. Estamos viviendo un momento de guerra mundial. No es sólo la guerra entre Ucrania y Rusia, ni los ataques bélicos y el genocidio en Palestina. Es un contexto que se vive a todo nivel –en lo cotidiano, en el barrio, en otras organizaciones y en todo el mundo–, entonces el desafío que tenemos es conseguir un equilibrio entre las diferentes agendas de los diferentes sectores, y así hacer a relectura permanente y cotidiana del contexto que nos está tocando vivir, y seguir transversalizando el feminismo. Debemos construir con otras organizaciones una respuesta como parte de los movimientos sociales que luchan en resistencia y que proponen cotidianamente. Es importante que durante la 6.ª Acción consigamos el equilibrio entre visibilizar nuestros conflictos y nuestras posiciones, y también ser capaces de asistir con la misma potencia a otros espacios, como el foro de Nyéléni, diciendo lo que tenemos que decir, como feministas populares, sobre la soberanía alimentaria.

También tenemos compromisos con situaciones realmente dramáticas, como la del pueblo de Haití. El pueblo de Haití está siendo masacrado y tenemos que conseguir el espacio para amplificar la voz de las mujeres de ese pueblo, para denunciar políticas racistas de deportaciones masivas que se están haciendo en República Dominicana, por ejemplo, y para denunciar cómo los Estados Unidos se están lucrando del dolor del pueblo de Haití, vendiéndole armamento a lo que llaman ahora bandas terroristas, y desplazando poblaciones para adueñarse del territorio y aplicar el espolio de la madre tierra. Es muy complejo lo que pasa este año en nuestro continente, con territorios bloqueados como mi país y como Cuba, con migrantes y masas migrantes que están quedando en un limbo en el tránsito por las leyes de deportación y el trato que están recibiendo.

Adriana: Hay un enorme aumento de la violencia del conservadurismo en todo el mundo. Las tecnologías y la velocidad del intercambio de información favorecen a las empresas que invadieron nuestro territorio con energía eólica, por ejemplo. Necesitamos debatir sobre soberanía tecnológica y energética, manteniéndonos actualizadas en este contexto de gran conectividad. Las empresas están entrando en los territorios de forma muy violenta, incluso apropiándose de esas tecnologías para monitorearlos a distancia. La inteligencia artificial está compuesta por robots entrenados, principalmente por hombres, para monitorear el territorio, cometer violencias y lucrar, incluso mediante estímulos mentales. Existe una ofensiva y una invasión de nuestro territorio mental, con la idea de que todos piensen igual.

Tenemos que organizarnos mucho para reflexionar sobre cómo articular las luchas entre nuestros ejes: los bienes comunes, el enfrentamiento de la violencia, la desmilitarización, la economía feminista. Debemos seguir impulsando esta relectura de la realidad, considerando que queremos transformar estructuralmente la vida de las mujeres, con una lucha antisistémica. La economía feminista se centra en el buen vivir y muestra cómo todo se articula. Incluso vale la pena pensar en cómo países que alguna vez fueron parte de la Marcha Mundial de las Mujeres están regresando este año – por ejemplo, las mujeres de Haití – y están organizando nuevamente la Marcha 25 años después de la primera Acción Internacional.

Alejandra: Una de nuestras fortalezas como movimiento, pero que es también un campo de trabajo, un reto, es reinventar las formas que nos comunicamos más allá de nuestra militancia. Cómo logramos hacer llegar nuestras reflexiones sobre temas que son muy cercanos a nosotras como movimiento, pero que son realmente muy extraños para las personas que están fuera de los movimientos sociales –extraños en el nombrar, porque quizás no sean tan extraños en el hacer. Nuestras mujeres, al diario y cotidianamente, están llevando adelante economías desde otros puntos de vista. Tenemos el desafío de comunicar nuestros acumulados, nuestras reflexiones, nuestra pasión y convicción de que vamos a llegar a esas personas que están aplastadas por una visión del mundo impuesta, individualista, sin esperanza, más cercana a una distopía de Hollywood que a la alegría que debe ser vivir. Nosotras estamos luchando por vidas que valgan alegrías, que sean vivibles dignamente.

¿Cómo ustedes consideran que la economía feminista puede ser una herramienta para fortalecer la construcción del feminismo popular en el MMM y sus alianzas?

Alejandra: Para mí, encontrarme con la economía feminista fue una revelación, un momento casi místico de encontrarme con una herramienta que me acercaba, de una forma tan diferente, a un mundo que me habían enseñado a asumir como algo extraño, que yo no debía tocar. Esas cosas no eran para mí, hasta que Nalu Faria, Graciela López, Magdalena León, Alba Carosio y Nora Castañeda me dijeron: “eso es asunto tuyo”. Desde mi experiencia como mujer, como madre, como venezolana, como artista, como comunicadora, les digo que la economía feminista es una herramienta que sirve para dar una lectura diferente a la realidad que vivimos, para reorganizar el mundo con relación a una serie de tareas, acciones y trabajos que sostienen la vida.

Adriana: La economía feminista nos ayuda a comprender este mundo desigual. Con ella, aprendemos que es importante superar la dicotomía entre trabajo productivo y reproductivo, y que lo importante es el trabajo que sustenta la vida, independientemente de si es remunerado o no. La economía feminista nos ayuda a construir un feminismo que incluya a todas las mujeres. La economía feminista no es solo concepto, es una teoría en movimiento, que se construye a partir de nuestros procesos, luchas y experiencias en los territorios. Tiene esta dimensión de pensar el trabajo de cuidados. Hoy, en Brasil, este debate es muy activo y tenemos un papel muy importante pensando en la naturaleza, la sostenibilidad de la vida y en las mujeres, porque no somos un recurso inagotable. No estamos dispuestas, ni disponibles y ni tenemos la energía suficiente para realizar estas tareas domésticas y de cuidados todo el tiempo por nosotras mismas.

También nos permite observar nuestro territorio y pensar en cómo nos organizaremos. Las mujeres apicultoras piensan en el territorio y en el cuidado de la naturaleza, pero también en la importancia de generar ingresos en ese territorio para garantizar otras necesidades diarias. Hay mujeres que luchan en el territorio contra la invasión de energías renovables que expulsan a la gente y, a menudo, destruyen la existencia del lugar. El capitalismo no considera importante la apicultura cuando no genera ganancias. Las mujeres, como las abejas, comprenden la importancia de estar juntas.

En la economía feminista, también existe una comprensión de lo colectivo, en lucha para que se destaque una economía que sustente la vida y no una economía que está destruyendo territorios y la naturaleza. Necesitamos anteponer la vida a las ganancias, y no las ganancias por encima de todo.

¿Podrían hablarde las actividades y procesos que forman parte del calendario de la Acción? Para ustedes, ¿cómo ellas concretan el lema de la Acción?

Adriana: En Brasil, contamos con un calendario organizado en torno a los cuatro ejes, de modo que todos los estados puedan actuar durante todo el año. Algunos estados implementarán acciones que destaquen el eje 1, sobre bienes comunes, por ejemplo. Rio Grande do Norte, Paraíba y Ceará, tres estados del noreste brasileño, se han comprometido a pensar en acciones para proteger los territorios y los bienes comunes. La idea es que no solo se realicen grandes acciones en las grandes capitales, sino que se añadan pequeñas acciones que integren un todo. El territorio impulsa nuestra lucha internacionalista y nuestro principio de solidaridad, lo que nos impulsa a organizar acciones. Aquí en Rio Grande do Norte, por ejemplo, se piensa en la llegada de estas empresas de energía eólica, pero hay otras empresas con otros tipos de acciones en Haití, como empresas mineras que llegan a países africanos. Las acciones internacionales son procesos muy importantes para que pongamos en práctica lo que es la lucha en el territorio, lo que es la solidaridad internacional y lo que es el internacionalismo. La potencia que tenemos como movimiento es la diversidad.

Alejandra: Ahorita en las Américas, quince territorios están organizándose de diversas formas. De esta potencia como región, tenemos la meta de reunirnos en agosto en Chiapas. Para mí es un triunfo que, dos años seguidos, como región nos podamos reunir. En ese caminar y en esa serie de reflexiones, vamos a poder construir juntas nuestra carpa feminista de solidaridad, que es el símbolo que hemos escogido como movimiento internacional para nuestra 6.ª Acción, para que recoja todo nuestro andar, nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras propuestas. Vamos a llevarla luego a Nepal, para el cierre de la Acción, donde nos vamos a encontrar con carpas y propuestas quizás muy diversas y también muy similares a las nuestras. La construcción del símbolo de la carpa feminista es muy importante por la lucha de sentidos de lo que queremos que sea el mundo. Tenemos también como parte de nuestras actividades continentales una investigación sobre las migraciones, que es un trabajo colectivo y colaborativo que va a implicar a toda la región.

Nos toma mucho tiempo llegar a una consigna como “marchamos contra las guerras y el capitalismo, por las soberanías populares y el buen vivir”, pero no es un proceso que acaba cuando la publicamos, ni con el cierre de la 6.ª Acción. Es una consigna que nos va a acompañar hasta la próxima Acción. Aprender esa consigna, territorializarla, aportar a enriquecerla es una cosa que empezó en el pasado Encuentro Internacional en Turquía. Como americana, veo como un gran triunfo que en ese lema estén términos como “soberanías populares” y “buen vivir”, pues es nuestro hacer llevado más allá de los límites de nuestro continente. El lema es una provocación a nuestros movimientos a entender cómo se están manifestando las guerras y la militarización de los territorios en sus formas no convencionales. ¿Cuál es la paz que nos convoca? ¿Qué entendemos por paz? ¿Por qué la paz que nos están proponiendo desde la Unión Europea o desde Washington no nos sirve como pueblo? Porque es la paz del que puede bombardear, del que puede decidir sobre la vida y la muerte, del que arma a bandas militares para masacrar un pueblo, del que bombardea con el permiso y la complicidad de toda la comunidad internacional del supuesto mundo desarrollado, como pasa en Gaza. Queremos una paz donde podamos vivir con dignidad y no tengamos miedo a ejercer nuestros derechos y a desarrollar soberanamente lo que entendemos como buen vivir.

Entrevista realizada por Helena Zelic
Traducida por Aline Lopes Murillo

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