El camino de la profunda transformación social pasa por el derecho a la diversidad sexual y de género. Las personas LGBT+ del campo exigen, cada vez más, romper con el actual sistema que las criminaliza y asesina, e incluir esta agenda en la lucha permanente de los movimientos sociales. En los movimientos populares del campo, la lucha por los derechos de las personas LGBT+ se une a la lucha por la soberanía alimentaria en la búsqueda de un mundo justo, con libertad y diversidad, y con relaciones igualitarias entre las personas y la naturaleza.
En Brasil, la solidaridad ha estado en el centro de la lucha contra la LGBTfobia en el campo. El 1º de mayo de 2021, Lindolfo Kosmaski, miembro del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), fue brutalmente asesinado a los 25 años. Desde entonces, la Vía Campesina y los movimientos populares aliados se hacen eco de la voz de Lindolfo y su lucha en la búsqueda de justicia. Lindolfo fue profesor y militante en el Colectivo LGBT+ del MST. Hablamos con Luana Oliveira del MST e integrante del Colectivo LGBT+ de la Vía Campesina sobre el caso de Lindolfo y la diversidad de la lucha LGBT+ en el movimiento.
Un ejemplo de persona LGBT+ que vino del campo y siguió en su territorio luchando y educando a otras personas es Lindolfo Kosmaski, quien fue brutalmente asesinado hace dos años. Este crimen recién ha sido juzgado por un jurado popular. ¿Cómo fue el juicio? ¿Cómo se ha desarrollado la lucha por justicia por su asesinato y qué dice la Vía Campesina en Brasil sobre la forma que tiene que ser el proceso de justicia en un caso como ese?
La lucha por justicia por el asesinato de Lindolfo ha sido producida desde el hecho. La movilización y sensibilización de la sociedad tuvo mucha repercusión en Brasil y en otros países de América Latina y Europa. En manifestaciones en Estados Unidos, España, Francia y Argentina, por ejemplo, hubo carteles pidiendo justicia para Lindolfo, notas en las redes sociales. Estas manifestaciones no pasaron desapercibidas para la población de la pequeña localidad de São João do Triunfo (PR), ciudad donde Lindolfo vivió y fue asesinado.
El juicio comenzó a las 10 de la mañana del 18 de abril. Estuvieron presentes como testigos e informantes los hermanos de Lindolfo, sus amigas, el dueño del bar donde él fue visto por última vez y una de las personas que hizo la denuncia anónima. Esto ayudó mucho al responsable por la investigación en el proceso de enjuiciamiento del asesino. La defensa y la acusación iniciaron sus explicaciones a primera hora de la tarde tras la declaración del acusado. En total fueron 16 horas de juicio, la familia de Lindolfo estuvo presente en todo el periodo. A las 2h45 de la mañana del 19 de abril se emitió la sentencia del imputado, que lo condenó a 19 años y 6 meses de prisión en régimen cerrado.
Para Vía Campesina Brasil, el proyecto de sociedad por el que luchamos y nos animamos a construir debe considerar que todos los seres humanos – de todos los colores, razas, etnias y creencias – deben vivir y ser libres para amar.
La diversidad y la libertad sexual también forman parte de este proyecto de libertad de la tierra, de producción de alimentos y de relaciones humanas sanas.
En un caso como el de Lindolfo, así como en cualquier caso que atente contra la vida de un ser humano, es necesario el cumplimiento de la justicia, desde la investigación hasta la condena, cuando se encuentre a los culpables. Los movimientos sociales del campo han denunciado casos de violencia, acompañado investigaciones cuando se les permite y movilizado. Más que nunca, nos hemos hecho eco de las voces de los silenciados por la violencia, haciendo el ejercicio constante de recordar siempre a nuestros mártires desde de la mística, del canto, de la poesía. Seguimos soñando, como sueñan las semillas con la esperanza de germinar y dar buenos frutos, esparciendo otras semillas. «Tierra y sangre» no deben ser los términos asociados a las violencias contra los pueblos del campo, las aguas y los bosques. Más bien deben ser el sentido de la resistencia para producir alimentos en sus territorios sin conflictos, como sinónimo de vida.
La LGBTfobia es uno de los síntomas del conservadurismo que impera en este mundo capitalista y heteropatriarcal. El asesinato de Lindolfo ha sucedido en un momento en que el conservadurismo encontraba apoyo en las figuras del gobierno y también en el avance del agronegocio. ¿Ese contexto cambia con el cambio de gobierno? ¿Cómo seguimos luchando contra el conservadurismo y sus impactos en la vida de las personas LGBT+?
Este contexto no tendrá un cambio repentino solo porque el actual gobierno brasileño tiene una posición más democrática. Es necesario que la población LGBTI+ siga tomando posición, planteando sus reclamos y agendas. En otros momentos de gobierno de izquierda así ha sido, y así debemos seguir, permanentemente vigilantes, con atención y disposición para luchar contra toda y cada una de las formas de violencia.
La lucha LGBT+ es diversa y enfrenta diferentes desafíos en todo el mundo. Para Vía Campesina, ¿cómo se ha venido dando el proceso de construcción política de esa lucha al interior de los movimientos del campo?
La sexualidad en el campo, en general, es considerada un gran tabú. Defendemos la importancia de que los movimientos y organizaciones campesinas incluyan la agenda de la diversidad sexual y la identidad de género en la lucha por los derechos sociales, construyendo un camino sin ignorancia. Es importante romper con los prejuicios que alimentan el proyecto del capital, y generan discriminación y violencia contra las mujeres y personas LGBTI+. Las organizaciones de la Vía Campesina tienen la gran tarea de desnaturalizar esas violencias, reconocer la existencia de LGBTI+ y llevar el respeto a la diversidad sexual y la identidad de género a la centralidad de sus luchas .
¿Cómo esas luchas logran superar el discurso de la sexualidad como algo únicamente individual y tomar la forma de una lucha colectiva por la garantía de derechos y contra el odio que sufre la población LGBT+?
Las luchas campesinas en Brasil también han sufrido un aumento en los índices de violencia en los últimos años. Según el informe Conflictos en el Campo Brasil, de la Comisión Pastoral de la Tierra (CPT), en 2019 fueron asesinados 32 campesinos. Sabemos que la orden dada para asesinar a una persona indígena o campesina deriva del mismo pensamiento fascista y LGTBIfóbico que mata a estas personas.
Creemos que es necesario rechazar las clasificaciones y determinaciones moralistas en relación con nuestros cuerpos, el placer y el deseo, ya que todas las formas de amor son legítimas y conforman la identidad de la clase trabajadora.
Es común que exista una idea de que las personas jóvenes del campo necesiten trasladarse a las grandes ciudades para tener más oportunidades. En el contexto de las personas LGBT+, esta mudanza también puede ser vista como una forma de vivir libremente su sexualidad. ¿Cómo asegurar que el campo sea un lugar seguro para estas personas, para que ellas no necesiten partir?
Creemos que es necesario un proyecto de campo que incluya a las personas LGBTI+, para que sigan viviendo en el campo, produciendo en la tierra con garantías de ser, vivir, amar y ser felices participando de la vida comunitaria. Mientras luchamos por la seguridad y la soberanía alimentaria, la soberanía energética y el fortalecimiento de las comunidades campesinas, también es necesario construir territorios libres de prejuicios y discriminaciones por razón de género, raza/etnia, orientación sexual e identidad de género, con los desafíos de romper efectivamente, todas las vallas que nos privan de vivir y amar.