Las mujeres en el protagonismo de la soberanía alimentaria y de los sistemas populares de salud

12/12/2025 |

Farah Shroff  

Farah Shroff del Movimiento por la Salud de los Pueblos discute enfoques feministas para los sistemas alimentarios y de salud

En la actual construcción social, ¡las mujeres alimentan y cuidan del mundo! Somos aguerridas, fuertes y hacemos la lucha por justicia.

Nosotras exponemos la opresión sistémica que afecta la salud de las mujeres, considerando mujeres a todas las personas que así se identifican, incluyendo personas trans, no binarias y de género fluido.

Cuestiones sistémicas

El fin del capitalismo no será el fin del patriarcado, pero el fin del patriarcado será el fin del capitalismo. Las economías capitalistas coloniales globales de la actualidad dependen del trabajo reproductivo de las mujeres, del trabajo de cuidados no remunerado o mal remunerado dentro de las familias y de las comunidades, incluyendo sus contribuciones a los sistemas de salud, a la provisión de alimentos y a la producción agrícola. Las mujeres poseen una porción ínfima de las tierras fértiles, pero son responsables por la producción y por la alimentación de las familias, comunidades y naciones.                                                               

La explotación económica de las mujeres y de las personas de género diverso

Las mujeres realizan al menos tres cuartas partes del trabajo de cuidados no remunerado, esencial para el funcionamiento de las economías capitalistas. Es una carga que lleva a consecuencias graves para la salud mental y el bienestar. Sin él, el trabajo asalariado y los mercados globales colapsarían. Es un trabajo que lleva marcas de género, raza, clase y casta: son las mujeres migrantes, racializadas y de castas históricamente oprimidas quienes en general realizan las tareas peor pagadas y más desvalorizadas en los sectores de cuidados, doméstico, agrícola e industrial, en condiciones precarias e inseguras.

Nosotras reivindicamos el reconocimiento social y financiero del trabajo de las mujeres y la garantía de los derechos de las mujeres de acceder y tener la propiedad de la tierra y de otros recursos, la propiedad de la producción, la autonomía financiera y educación para garantizar su independencia económica y política.

Enfrentando la violencia sistémica de género

La violencia contra las mujeres es generalizada e inherente a todas las sociedades patriarcales. Las mujeres y niñas sufren la violencia sistémica que lleva al feminicidio, a la mutilación genital femenina, al matrimonio forzado, a la esterilización forzada y a la histerectomía, a la violencia obstétrica, a los exámenes clínicos antiéticos, a la falta de acceso a la planificación familiar y al aborto seguro, a la violación y a la violencia sexual —y todo eso lleva a traumas que perduran por toda la vida.

Las mujeres y niñas en las zonas rurales, en las áreas urbanas pobres, las mujeres racializadas, migrantes, de clases marginalizadas y castas oprimidas, incluyendo mujeres indígenas, enfrentan impactos desproporcionados. Nosotras nos colocamos en fuerte solidaridad con las mujeres de Sudán, del Congo, de Palestina y otras que viven en zonas de guerra y que siguen resistiendo a la violencia y al genocidio. Esa violencia afecta el derecho de las mujeres a la salud y también nuestra capacidad de participar en los movimientos por soberanía alimentaria, pues la supervivencia y la seguridad se vuelven luchas constantes.

Necesitamos reconocer y acabar con la violencia estructural de género, humanizar a las mujeres y a las personas de género diverso, proteger sus derechos humanos, incluyendo el acceso a la salud, al aborto y a la planificación familiar, y ofrecer la base social para permitir que todas nosotras nos liberemos de los ciclos de violencia.                                                                      

Lucha por la salud

La salud de las mujeres y de las personas de género diverso no está determinada solo por diferencias biológicas, sino por desigualdades estructurales arraigadas en nuestras economías y nuestros sistemas de salud. Hoy, las investigaciones médicas, la prevención y el tratamiento están definidos por normas androcéntricas que sistemáticamente ignoran y desvalorizan las necesidades de los cuerpos femeninos.

Los índices de anemia, malnutrición, obesidad y deficiencia de micronutrientes continúan creciendo o se mantienen estancados, impactando desproporcionadamente a las mujeres en función de condiciones tanto biológicas como sociales. Las mujeres son mucho más afectadas por enfermedades autoinmunes, pero las investigaciones sobre sus causas y tratamientos continúan recibiendo financiamiento insuficiente. Muchas enfermedades, como las cardiovasculares, se manifiestan de forma diferente en los cuerpos de las mujeres, pero esas diferencias no son bien comprendidas, llevando a fallas de diagnóstico, tratamiento inadecuado y muertes que podrían ser evitadas. Es común que los problemas de salud mental se vuelvan un peso cargado durante toda la vida, resultado de este sistema de desigualdad que nos afecta desde el útero hasta la muerte.

Estas desigualdades se agravan por el sistema alimentario global que, dominado por las corporaciones agroindustriales, prioriza el lucro en detrimento de la nutrición, inundando comunidades con alimentos procesados de baja calidad que alimentan enfermedades crónicas. Para las mujeres, el peso es doble: siendo las principales responsables por los cuidados y por los alimentos, sostenemos familias y comunidades, pero la nutrición adecuada y el tiempo para cuidar de nuestra propia salud todavía nos son negados.

Para combatir esto, debemos desarrollar sistemas de salud feministas, descentralizados y comunitarios que coloquen a las mujeres, niñas y personas de género diverso en el centro, tanto como proveedoras como responsables por las decisiones. Que consideren y traten las diferencias y necesidades del cuerpo femenino, incluyendo en la prevención, en el diagnóstico, en el tratamiento, en el cuidado y en la investigación. Es necesario reconstruir sistemas alimentarios y de salud con base en la soberanía alimentaria y en la autonomía de los cuerpos, apoyando la producción local y ecológica de alimentos y protegiendo la lactancia materna, el conocimiento nutricional y el trabajo de cuidados.

Transformando el mundo a través de las mujeres

Transformar el mundo a través de las mujeres y de las personas de género diverso comienza con el reconocimiento de que nuestro trabajo es sistemáticamente explotado para sostener el sistema alimentario. Y somos nosotras, precisamente, quienes lideramos la transformación de ese sistema: desmantelando los mercados globales y las jerarquías arraigadas, sustituyéndolas por la producción de alimentos en cooperativas, con prácticas ecológicas locales y comunidades abastecidas por energía renovable. Esto también significa acabar con el desequilibrio estructural de poder sobre la tierra, la economía, la salud y la educación, y reconstruir todos los sectores a partir de los principios de justicia. Significa reconocer social y financieramente el trabajo de cuidados y el trabajo de las mujeres, reorganizando socialmente los cuidados.

Para la transformación, no se trata solo de desmantelar, sino también de construir nuevos mundos. Otro mundo no solo es posible, sino que está en camino.

Las mujeres y las personas de género diverso cargan generaciones de saberes en la protección de las semillas, en la agroecología y en la salud comunitaria. Nosotras cargamos las prácticas de cuidado y solidaridad, resistencia y creatividad que comprueban que ya existen alternativas vivas. Nuestras visiones de justicia unen soberanía alimentaria, acción climática y el derecho a la salud.

El fin de la opresión de las mujeres es el fin de los sistemas alimentarios desiguales. La lucha por la salud y la soberanía alimentaria es una sola. Y nosotras, mujeres y personas de género diverso, ya protagonizamos esa lucha.

Farah Shroff integra el Movimiento por la Salud de los Pueblos en Canadá. Este artículo es una versión editada de su intervención durante la Asamblea de Mujeres del 3.er Foro Global Nyéléni.

Traducido por Aline Lopes Murillo
Idioma original: inglés

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