En Palestina, las mujeres son los iconos de la revolución

12/11/2025 |

Samah Abunina

Lea el discurso pronunciado por Samah Abunina, de La Vía Campesina, durante la Asamblea de Mujeres del 3er Foro Global Nyéléni

Soy una mujer de Palestina, donde se espera que las voces de las mujeres queden sepultadas bajo los escombros. Pero a pesar de las diferentes formas de bloqueo, estoy aquí hoy para asegurar que las voces de las mujeres palestinas — campesinas, revolucionarias, mártires y prisioneras — sean escuchadas.

Soy testigo del crimen que se está ocurriendo, de mujeres que pierden a sus hijos en bombardeos, de mujeres expulsadas de sus casas, de toda una generación a la que se le niega el derecho a vivir con dignidad. Estamos sufriendo genocidio, hambre y desplazamiento forzado. Aun así, nos aferramos, cuidamos, protegemos y defendemos a nuestra tierra.

En Palestina, las mujeres son íconos de la revolución, de la resurrección y del renacimiento. Son ellas quienes protegen sus casas sitiadas y sus tierras, bajo la amenaza de expropiación y asentamiento [de judíos impulsado por la entidad sionista]. Las mujeres son las guardianas de la memoria colectiva. Ellas no son meras víctimas, sino blancos que, al ser alcanzados, impactan a las generaciones futuras.

Hoy me presento ante ustedes en nombre de las mujeres del campo, que constituyen la columna vertebral de la soberanía alimentaria en todo el mundo. Al mismo tiempo, ellas se encuentran entre las más vulnerables a la marginación y la explotación. Las mujeres del campo cultivan sus tierras, conservan semillas, cuidan a los animales y asumen la responsabilidad de alimentar a las naciones. Sin embargo, se les niegan los derechos fundamentales a la tierra, al agua y a las semillas, y son ellas las que sufren la violencia patriarcal, social y económica. Son ellas las que pagan el precio más alto por la pobreza, por el desplazamiento forzado y por los conflictos armados.

En la región árabe, el sufrimiento de las mujeres del campo se ve agravado por regímenes políticos y económicos subordinados a potencias extranjeras, limitados por acuerdos que anteponen los intereses de las grandes corporaciones a los del pueblo. Las mujeres del campo de los países árabes se ven privadas de recursos y amenazadas por el cambio climático y la sequía. Ellas se enfrentan a políticas agrarias neoliberales que las privan de sus derechos a la tierra, al trabajo y a una vida digna. Dicho esto, ellas se mantienen firmes, luchando para que la vida continúe, para proteger la tierra y defender el derecho de las personas a la alimentación y a la soberanía.

La situación en mi país, la Palestina ocupada, es aún más dura. Las mujeres palestinas del campo se enfrentan a la ocupación, los asentamientos y la confiscación de tierras, además de la violencia diaria perpetrada por la maquinaria bélica colonial sionista.

El genocidio que enfrentan hoy los palestinos revela el cruel imperialismo y la complicidad de las potencias coloniales y capitalistas mundiales. Hasta la fecha, hay más de 73 mil mártires y personas desaparecidas, entre ellos 19 mil niños, y más de 13 mil mujeres han sido asesinadas por los bombardeos, la hambruna y el asedio. Las mujeres palestinas no solo pierden sus casas y tierras, sino también a sus hijos e hijas. A ellas se les niega el derecho a la vida. Sin embargo, continúan luchando por la tierra, por la vida, por un futuro libre y digno.

En La Vía Campesina, reafirmamos que nuestra lucha es global. Reconocemos que nuestra lucha contra la ocupación sionista en Palestina es la misma lucha contra el capitalismo salvaje y las empresas multinacionales que roban semillas a los agricultores, destruyen el medio ambiente y esclavizan a las personas.

Nuestra lucha contra el genocidio en Palestina es una lucha contra los regímenes patriarcales, retrógrados e imperialistas que oprimen a las mujeres en todas partes.

Mi mensaje para ustedes y para todas las mujeres, jóvenes y hombres del mundo que abrazan causas justas es: no dejen sola a Palestina. Nuestra lucha no es local. Es la lucha de todo ser humano que rechaza la injusticia. Somos firmes y luchamos. Soñamos con una libertad inquebrantable.

Juntos debemos defender y proteger a las mujeres del campo contra todas las formas de violencia y explotación, garantizando su derecho a la tierra, las semillas y el agua. Seguiremos expresando nuestra solidaridad global con el pueblo palestino, considerando su lucha inseparable de la lucha del pueblo contra el imperialismo. Lucharemos contra el régimen patriarcal y capitalista que margina a las mujeres, oprime el pueblo campesino y destruye el medio ambiente. Enfrentaremos a las empresas monopolísticas que roban las semillas de las personas campesinas imponiendo una agricultura industrial devastadora en detrimento de la agricultura popular y de la soberanía alimentaria. A través de estas acciones, construiremos un movimiento de lucha global anclado en la solidaridad y en experiencias y conocimientos compartidos, que sitúa la soberanía alimentaria en el centro de la lucha por la justicia social y la liberación nacional y feminista.

Compañeras, nuestra lucha es por la vida frente a las políticas de muerte. Desde aquí, alzamos nuestra voz: no hay soberanía alimentaria sin una Palestina libre, no hay justicia social sin mujeres del campo libres, no hay futuro para nuestro pueblo bajo el control del imperialismo, el capitalismo y el atraso. ¡Globalizar la lucha, globalizar la esperanza!

Samah Abunina integra La Vía Campesina en Palestina. El texto es una edición de su discurso durante la Asamblea de Mujeres del 3er Foro Global Nyéléni.

Traducido del portugués por Aline Lopes Murillo
Idioma original: árabe

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