El 28 de abril comenzó un Paro Nacional en Colombia. Desde entonces hay movilizaciones masivas en las calles, donde mujeres, jóvenes, organizaciones indígenas, campesinas y afrodescendientes son protagonistas. El despliegue militar ordenado por el presidente Iván Duque en varias de las principales ciudades ha dado una nueva magnitud a la ya presente militarización, paramilitarización y gobernanza por parte de las fuerzas policiales y militares colombianas.
El 11 de mayo, la Radio Mundo Real entrevistó a Marylen Serna, lideresa campesina del Departamento del Cauca y vocera del Congreso de los Pueblos. La entrevista se puede escuchar en la web de la Radio o leer en Capire:
Marylen, bienvenida. Contanos cómo han trascurrido esos días de movilización en el departamento del Cauca.
Nosotros venimos de una convocatoria en noviembre de 2019, antes de la pandemia, cuando se volcaron a las calles millones de personas a protestar por la difícil situación económica, social, la reactivación del conflicto armado, la no implementación de los Acuerdos de Paz, una serie de problemáticas muy agudas que tenemos en las distintas regiones del país.
Fue una movilización sin precedentes. Se dice que esa movilización del 21 de noviembre del 2019 superaba una que fue el 14 de septiembre del 1977. Después vino la pandemia y opacó todo. Durante la pandemia se hicieron movilizaciones también, pero por el aislamiento no tuvo una magnitud tan grande. Se retoman las movilizaciones el 28 de abril, en una movilización multitudinária, com una característica muy especial: que salen muchos sectores de la sociedad que no hacen parte del movimiento social. Estamos acostumbrados que quienes nos movilizamos somos los sectores organizados, los que hacemos parte de las grandes plataformas organizativas en Colombia, pero esta vez se movilizaron jóvenes en las calles, la gente en los barrios y las comunidades campesinas más pequeñas se hicieron actividades en los pueblos.
Así que todo esto comenzó una gran movilización el 28 de abril, pero se prolongó en la noche, con lo que acá llamamos “el cacerolazo”, con las barricadas, los velatones. Luego empezamos a ver que, durante todas las noches, había muchas actividades en todo el país.
Llegó el 1 de mayo. A pesar de que las centrales obreras dijeron que la movilización era virtual, la gente salió a las calles. A partir del 3 de mayo, los sectores del campesinado, del movimiento indígena y del pueblo negro, se suman a las grandes movilizaciones y llegan a las ciudades para quedarse. Y esto afianza mucho el paro. Esto fue en simultáneo a una represión brutal. Cualquier acción comunitaria era reprimida por la policía: un grupo de jóvenes en una esquina, un grupo de mujeres haciendo una olla comunitaria. Empiezan a aparecer escuadrones de gente armada dentro de vehículos lujosos, con vidrios oscuros y armas de largo alcance, a atacar nuestros espacios. La situación se ha puesto muy grave, pero la movilización continúa.
Entonces viene un llamado del gobierno nacional para una negociación. Llaman el Comité Nacional de Paro, que empezó toda esta convocatoria pero que hoy en día ya no representa a toda la gente que está movilizada, porque han salido muchas personas que no forman parte de ningún processo organizativo.
Como Congreso de los Pueblos, propusemos que, para escuchar a toda esa gente que no está organizada pero que tiene necesidades y una gran inconformidad, estableciéramos las asambleas populares, que se están impulsando en ese momento a lo largo del país. Se espera muy pronto que haya una gran asamblea nacional.
Antes de preguntarte sobre las asambleas populares, quería retomar que, el domingo 9 de mayo, el presidente Iván Duque sale a dirigirse directamente a los sectores movilizados a decirles que se vuelvan a sus refugios. El tono que usó en el mensaje era prácticamente de amenaza, ya militarizando a los distintos lugares. Después de eso, hace también la reunión con el Comité Nacional de Paro. ¿Cómo se leen estos mensajes?
El gobierno tiene tres mecanismos para acabar con la movilización. El primero es decirle a la la gente que se vaya a su territorio diciendo que están corriendo un alto riesgo. Es una clara amenaza y advertencia de la intencionalidad de represión que ellos tienen.
El segundo es tratar de desmovilizar a la gente a través de la reunión con ese Comité Nacional de Paro. Si llegan a hacer un acuerdo, lo más seguro es que se irán a las casas unos sectores, pero muchos se van a quedar en movilización.
El tercero es la represión. La muerte, la judicialización, el encarcelamiento, la desaparición forzada, las violaciones sexuales, que han cometido la policía, el ESMAD, el ejército, todas las fuerzas militares que tiene el gobierno en las calles.
Hay una intencionalidad de acabar con esta situación, mas no de escuchar qué es lo que se propone, qué se quiere, por qué los jóvenes, el campesinado, las amas de casa hoy están en las calles. La intencionalidad es desmovilizar y desmontar el paro a costa de demagogia, convencimiento, amenaza, pero también de la instalación de una mesa de negociaciones con un grupo, sobre todo, de centrales obreras que, hay que decirlo, no tiene mucha gente en las calles.
La forma como las centrales obreras están participando es en las grandes movilizaciones que tienen duración de un día. Pero el campesinado, los pueblos indígenas y negros llevan dos semanas en las calles y carreteras, de manera permanente. No queremos quitarle el valor de interlocución que tiene el comité, pero fundamentalmente tenemos que buscar el mecanismo para que otros sectores que están movilizados lleguen a esos espacios para poder interlocutar con el gobierno nacional.
Al principio del paro, en los medios masivos de comunicación se decía que el paro era por la reforma tributaria. Una vez que Duque retrocede un poco en la propuesta de reforma, dicen “ya está, se acabó el paro, ¿para qué más?”. Pero ese mismo primer paro tenía otras reivindicaciones, como desmilitarizar, prohibir la aspersión de glifosato en cultivos “de uso ilícito”, no solo se veía el “No a la reforma tributaria”. ¿Por qué están luchando y movilizados en las calles hoy?
La reforma tributaria era uno de los temas fuertes que logró articular a mucha gente. Era una reforma bastante regresiva para los derechos de la población y los juntó a todos en la misma problemática. Pero hay que decir que la reforma tributaria no se ha caído totalmente. Hay la intención del gobierno de redactar un nuevo contenido y estamos muy alertas, porque seguramente flexibilizará algunas cosas pero es seguro que la esencia se quedará.
Y hay otras problemáticas. Viene con mucha fuerza la violación a los derechos humanos. ¿Qué pasa por las personas desaparecidas? Son más que 500 personas desaparecidas en el marco del paro. Hay mucha gente en los hospitales con heridas, muchas judicializadas. Hay muertos.
Otra bandera es la reforma de la salud. El proyecto de ley 010 está en el Senado, es una reforma profundamente regresiva, en la cual se entrega el manejo de la salud a multinacionales y a los grandes empresarios colombianos y privatiza aún más la salud. Los copagos, los aportes económicos que la gente debe hacer para recibir la atención médica en un régimen donde uno tiene que pagar mensualmente su afiliación de salud, son cada vez más altos. Las restricciones hacen que la salud sea, cada vez más, un negocio, no un derecho.
Hay otros temas: que renuncie ya el presidente Duque y su gobierno. Es una bandera muy latente, que sabemos que es compleja y difícil, pero que la gente la tiene ahí definitavamente, con la consigna “Que caiga el mal gobierno”, muy posicionada en este momento a nivel nacional. El otro tema que el campesinado que ha salido a las carreteras está protestando es porque el gobierno propone resolver el problema de los cultivos de uso ilícito con la aplicación de glifosato, pero sabemos que así no se resuelve nada.
Desde muchos lugares se dice que las escenas que vemos parecen de una guerra, pero Colombia ya no vive esa guerra que tuvo porque hay un Acuerdo de Paz, que no se cumple pero que está vigente. Cómo definirías hoy la situación de Colombia?
En Colombia ha habido históricamente un conflicto social y armado. Nosotros hablamos de conflicto político, económico, por la marginación, la desigualdad económica de oportunidades, de tenencia de tierra, de acceso a servicios y derechos como salud, educación, alimentación, por la exclusión de la mayoría de la población colombiana en la toma de decisiones, por restricciones en la participación política. Hay un conflicto social que ha degenerado en un conflicto armado. La confrontación armada en Colombia tiene una raíz social y económica y por eso se han levantado en armas esos grupos insurgentes que andaban en una guerra durante más de sesenta años.
El gobierno ha intentado que el conflicto armado se apague a través del acuerdo de paz, pero implementando solo una partecita de él, que es la desmovilización y la reintegración a la sociedad de los excombatientes. A eso lo han metido esfuerzo. Claro, también hay muchos excombatientes que han sido asesinados: ya han caído 290. El gobierno quiere apagar este fuego con mucha agua sobre el conflicto armado, pero el conflicto social está intacto.
Los temas que quedaron en el Acuerdo de Paz (la reforma rural integral, la participación política, la sustitución de cultivos ilícitos, los derechos de las víctimas, entre otros) no se han resuelto. No han cumplido los compromissos. Cerca de 100 mil familias firmaron un pacto de erradicación de los cultivos de uso ilícito, a cambio de que el gobierno invierta económicamente en estes territorios, y el gobierno ha incumplido su compromiso. No hay legalización y distribución de las tierras, que es lo que necesita Colombia para tener mayor equilibrio.
Mientras que ese conflicto social no se resuelve, permanecen las causas del conflicto armado, que va a seguir y a complejizarse, que es lo que passa hoy. Hace unos años, nosotros teníamos en nuestros territorios las fuerzas militares y los grupos insurgentes. Con el tiempo, aparecieron unos grupos insurgentes, las fuerzas militares y el paramilitarismo. Pero ahora tenemos tres grupos insurgentes, están las disidencias, las fuerzas militares, los paramilitares, los cuerpos armados que protegen a las grandes empresas de extracción minera en el território, está la insurgência organizada. Estamos mucho peor en ese conflicto armado que hace varios años.
En medio de esa situación viene una pandemia y, en medio a ella, el gobierno, en lugar de aprobar una renta básica, sale con una reforma tributaria que asfixia mucho más a la población. Es imposible pensar en solucionar un conflicto armado cuando el conflicto social se complejiza más y lo que hace el gobierno es ahorcar a la población.
Proyectando los próximos días: están en movilización permanente pero hay una convocatoria para un nuevo paro nacional el 12 de mayo. ¿Como se están organizando en Cauca?
El gobierno está diciendo que las movilizaciones están en declive, pero nosotros consideramos que están en ascenso, porque nuevos sectores están saliendo. El gobierno intentó dialogar con el Comité Nacional de Paro [el 10 de mayo] y no hubo ningún acuerdo. El gobierno ententiende que la forma de atender a ese paro nacional es la represión y piensa que, con ella, la gente va regresando al territorio. Hay un pulso político en ese momento de quien tiene más fuerza.
Nosotros los campesinos estamos en las afueras de una ciudad y hemos caminado casa a casa, todos los barrios de este sector, invitando a la gente a la movilización. Estamos seguros que Colombia va a salir a las calles masivamente y vamos a poner otro pulso a favor del paro nacional al gobierno. Si salimos fuerte a las calles, si logramos concretar asambleas populares y tener vocerías construidas más democráticamente, vamos a tener la fuerza para un nuevo momento de negociación y presión al gobierno nacional.
Se puede ver en redes sociales del Congreso de los Pueblos las distintas convocatorias a esta participación plural, diversa, amplia, incluyente, com participación directa. Cual es la propuesta de las asambleas populares?
Las asambleas populares son la oportunidad de que los movimientos sociales que tenemos estructura organizativa abramos puertas y canales de participación y escucha a nuevos sectores de la sociedad que hoy están movilizados. Podría surgir un gran pliego nacional.
No podemos irnos para las casas y volver a la asamblea popular. Hay que hacer las asambleas ya, en donde estemos. Hoy hay cientos de asambleas en las carreteras, en los barrios en los lugares donde la gente sale por la noche para hacer su chocolate, encender las velas o hacer ollas comunitarias.
Ahí se están haciendo las asambleas populares bajo tres preguntas. ¿Pór que nos movilizamos, es decir, cuáles son las problemáticas? ¿Qué proponemos? ¿Estamos de acuerdo que hay que negociar con el gobierno? Hay mucha gente diciendo con él no se negocia nada, porque no tiene voluntad política y está totalmente deslegitimado.
La idea es que, de ahí, comiencen asambleas más grandes, municipales o departamentales, y posteriormente una asamblea nacional, de donde surgirá nuestras respuestas. Queremos también enriquecer ese espacio de representación. Nuevos voceros, voceras, liderazgos jóvenes que oxigenen el liderazgo nacional que estamos hace muchos años.
Nos estigmatizan que somos un país de derecha, pero históricamente damos a una lucha muy fuerte contra el modelo dominante ultraderechista, que toma muchísimas vidas y libertades de mucha gente. Este paro nos ha posicionado como un pueblo que lucha, que está en las calles y que resiste a la dominación y al empobrecimiento.