Entre los días 22 y 24 de febrero del 2024, movimientos sociales, organizaciones sindicales y representaciones de gobiernos progresistas se encontraron en Foz de Iguazú, frontera triple del Cono Sur de las Américas que reúne Brasil, Argentina y Paraguay. ¿Y para qué? Para celebrar la Jornada Latinoamericana y Caribeña de Integración de los Pueblos, organizada por una multiplicidad de sujetos políticos a lo largo de 2023.
La Jornada contó con la participación de más de 3 mil personas de todo el continente. Fue un momento fundamental de defensa de la soberanía y de la democracia popular, así como de proposición política regional desde los movimientos, que pudieron hablar y escuchar a Francia Márquez, Pepe Mujica, entre otros líderes gubernamentales de las izquierdas latinoamericanas. Los intensos debates de la Jornada generaron un documento común, que significa un aporte importante a la agenda compartida de las organizaciones populares.
Capire, Radio Mundo Real y el Colectivo de Comunicadoras de la Marcha Mundial de las Mujeres de Brasil estuvieron en la Jornada participando de las actividades, de la convergencia de comunicaciones de los movimientos populares, y grabando testimonios de compañeras que son referencias en luchas territoriales y regionales. Más abajo, podrás leer o escuchar entrevistas realizadas con dos de estas compañeras: Natalia Salvático y Cony Oviedo. Natalia participa de Amigos de la Tierra América Latina y el Caribe (ATALC) como integrante de Tierra Nativa – Amigos de la Tierra en Argentina, y Cony forma parte de la Coordinadora Nacional de Organizaciones de Mujeres Trabajadoras, Rurales e Indígenas (CONAMURI) en Paraguay y actualmente participa como suplente del Comité Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, representando las Américas.
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¿Cuales motivaciones destacarías para la organización de esta Jornada de Integración en la coyuntura actual del continente?
Cony: Este es un momento realmente histórico para la Marcha Mundial de las Mujeres, pero también para los movimientos sociales, sindicales y para los gobiernos progresistas en general. Estamos viviendo en una avanzada de la ultraderecha en todo el mundo, entonces necesitamos pensar en conjunto cuáles van a ser las alternativas o la agenda a la que vamos a seguir. Vamos a hacer una agenda internacionalista, no hay forma de hacerlo solo en el territorio, aislados y aisladas. Por eso, estos dos días significan un esfuerzo tremendo para todas las personas que tuvieron que llegar hasta Foz de Iguazú, pero también significa la oportunidad de conversar, de poder volver a verse —algo que la pandemia nos robó y nos fragilizó mucho más, y la ultraderecha aprovechó para avanzar.
Lo que hace esta Jornada de Integración de los Pueblos es volver a encontrarnos y a repensar cómo unificar nuestras agendas. Todas, todos y todes quienes estamos acá hoy tenemos una lucha específica en los distintos territorios donde estamos, seamos una organización de base o seamos un movimiento internacional.
Natalia, ¿podrías hablar sobre ambientalismo popular y el rol de esta agenda en la Jornada? ¿Cuál es la interacción que tiene el ambientalismo popular y la integración regional?
Natalia: Es fundamental la realización de este evento y sus implicaciones y consecuencias. ATALC apuesta fuertemente en la unión regional de organizaciones y pueblos, la elaboración de propuestas y políticas públicas y el diálogo con los gobiernos progresistas para propiciar la soberanía de los pueblos y la promoción de derechos. En ese sentido, como parte de la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, nos propusimos la realización de este espacio, ya que desde 2019 [en el Encuentro de Habana] no nos encontrábamos.
Como latinoamericanos y caribeños, es fundamental la cuestión ambiental, que históricamente ha tenido una relevancia en nuestro continente, porque siempre hemos aportado al resto del mundo con la naturaleza. El ambientalismo popular plantea una interacción social con la naturaleza: no la vemos como algo puro y prístino, sino que nos vemos integrados en ella. Aportamos mucho en el debate sobre los bienes comunes de la naturaleza. Ellos son la base de la enorme riqueza de nuestros pueblos, pero también el gran riesgo, porque constantemente se busca colonizarnos y saquearnos por el poder económico.
La perspectiva de la justicia ambiental fue tomada fuertemente por las demás organizaciones que formaron parte del espacio, y propuestas como la soberanía alimentaria, la agroecología y la transición justa y feminista fueron puestas en un lugar relevante en las discusiones. Me parece que eso no fue sólo un aporte, sino también una cosecha del ambientalismo popular, trabajando en conjunto con organizaciones, transversalizando su visión, trabajando de la mano con el feminismo, con el movimiento de los trabajadores y con otros movimientos sociales.
El año pasado, hubo un cambio importante en el Comité Internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, durante el 13.º Encuentro Internacional. En 2025, se celebrará la 6.ª Acción Internacional del movimiento. Cony, ¿cómo ves la integración de los pueblos desde la MMM en la región de las Américas?
Cony: La Marcha Mundial de las Mujeres es un movimiento internacional de feminismo popular. La integración forma parte fundamental de nuestra identidad como movimiento. Los desafíos que tenemos son muy parecidos, porque lo que estamos evidenciando en la mayoría de los países es el retorno de gobiernos de derecha, en su mayoría vinculados al narcotráfico, vinculados a empresas transnacionales y a conglomerados que precarizan cada vez más la vida de los pueblos, principalmente la vida de las mujeres y niñas. Sufrimos más la violencia machista, patriarcal y colonialista.
En la MMM Américas, hoy, estamos pensando en cómo articular nuestra agenda junto a alianzas como ALBA Movimientos, Asamblea Internacional de los Pueblos y la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo, que son nuestros espacios de articulación internacional e integración. Queremos fortalecer esos espacios y fortalecernos entre nosotras, porque también estamos en un momento difícil, de duelo. Perdimos a nuestra compañera Nalu Faria, que fue nuestra hermana y maestra. Estamos continuando esa tarea internacionalista de integración que ella realizó durante toda su vida.
Nuestro principal desafío es poder honrar la memoria de nuestras compañeras que no están físicamente con nosotras, pero construyeron la Marcha y pusieron su vida en construir un feminismo popular. Se dedicaron a un proyecto que pone en el centro la vida, desde el Buen Vivir, desde la economía feminista y solidaria, para que pueda defender a las mujeres, para que vivamos libres de violencia. Eso tiene que ver con nuestra consigna: «hasta que todas seamos libres». No es cualquier feminismo, sino un feminismo popular, de clase, de raíz y que critica.
Fueron dos días arduos, largos, intensos y muy interesantes de intercambios, de debates, de actos políticos, de eventos culturales. ¿Cuál es la evaluación de Amigos de la Tierra Latinoamérica y Caribe (ATALC) sobre estos días de Jornada?
Natalia: El gran mensaje y la gran felicidad fue compartir con otras organizaciones y saber que es posible estar juntos y juntas. Hay que sacarse el sombrero a los compañeros y compañeras que nos han recibido y que han trabajado fuertemente para que tengamos un espacio, un plato de comida y un medio de transporte, y que todo saliera en perfecta armonía. Lo rescatamos como un hecho histórico que hace años no sucedía. Nos sentimos interpelados por los discursos de los líderes de movimientos y gobiernos, que hablaron cara a cara con los movimientos socioambientales. Lo que hicieron fue desafiarnos a ser mejores, a seguir militando fuertemente en el ambientalismo popular, en la justicia social, para lograr el cambio sistémico que estamos buscando y la dignidad de los pueblos. Apostamos fuertemente a la agenda consensuada que resultó de dos días de trabajo de todas estas personas. Fue una organización enorme, donde todos pudimos expresar y proponer formas de seguir adelante en esta lucha en una región profundamente desigual, bajo ataques del neoliberalismo, del poder económico y de la extrema derecha.
También me gustaría decir que todas las personas de Argentina nos sentimos muy apoyadas ante lo que nos está ocurriendo con el gobierno de ultraderecha. Se están atacando los derechos más elementales de nuestro pueblo. La solidaridad internacionalista la hemos sentido en primera persona, pero es generalizada de los pueblos con los pueblos. Eso es lo que tenemos que lograr: la integración de nuestros pueblos y la formación de una Patria Grande donde podamos establecer derechos para todos y todas —como dijo Francia Márquez, para que la dignidad se acostumbre y no sea ‘para unos sí, para otros no’.
En el documento, vamos a ver los enunciados donde se resalta el papel de las compañeras campesinas, de las compañeras de los barrios y también la perspectiva feminista de la economía. Francia Márquez señaló también que quería fuertemente que estuviera el componente de la lucha antirracista. Son componentes fundamentales, que sin duda son mérito de las compañeras feministas que, hace muchos años, vienen transversalizando la agenda. Las ambientalistas también somos feministas. Ahí se dan esas confluencias maravillosas. Fuimos a la batucada feminista a bailar, y esa convivencia también la rescatamos. Qué lindo es cuando convivimos con diferentes organizaciones y vemos como cada una se organiza a la vez, y nos hermanamos en el espacio que compartimos.
Furia Feminista es un programa de radio realizado por la MMM con Radio Mundo Real, de Amigos de la Tierra. ¿Podrías comentar la importancia de iniciativas para fortalecer la comunicación feminista y popular en la región?
Cony: Los medios alternativos, en diferentes momentos pero especialmente en la década de 1980, nacen para hacer frente justamente a esa invisibilización llevada por los medios de comunicación más grandes. Las empresas descubrieron que los medios de comunicación eran una herramienta para hacer llegar su narrativa, su idea, su discurso. Empezaron a comprar medios de comunicación. Como una respuesta, los movimientos y organizaciones proponen una comunicación alternativa. Hoy tenemos la comunicación feminista y popular en varios lugares de nuestro continente y del mundo. Ella nos ayuda a entender que la mirada que tenemos que hacer desde la comunicación tiene que ser con perspectiva de derechos humanos y de género. ¿Para qué? Para poder visibilizar no solamente la experiencia que tenemos como movimiento feministas, sino también para mostrar y hacer entender las desigualdades y violencias de las que hablamos. Que se pueda entender de qué estamos hablando cuando hablamos de feminismo o de derechos humanos.
Estamos en este contexto donde hay grupos antiderechos generadores de discurso de odio y fake news. Nuestra disputa es contra esas narrativas hegemónicas. El feminismo popular viene a dar y a fortalecer nuestra agenda de lucha, porque es la que va a contar y visibilizar lo que estamos haciendo. Es la que va a poner nuestras voces, porque los medios masivos no lo van a hacer — y, si lo hacen, es desde la criminalización, el estereotipo y la violencia. El feminismo popular viene, entonces, a traernos esa dignidad por la que luchamos.