“Hablamos de una triple amenaza en Estados Unidos: envenenamiento, contaminación y encarcelamiento. Esta es la relación que se estableció entre nuestro gobierno, un gobierno de raíces coloniales, y los pueblos indígenas y negros de este país”. Esto es lo que explica Roxanne Lawson, vicedirectora adjunta de la Alianza Popular por la Justicia Global [Grassroots Global Justice Alliance – GGJ], al hablar del trabajo de la organización para conseguir articular la lucha por la justicia ambiental con las luchas contra el encarcelamiento y el actual movimiento abolicionista penal. En esta entrevista, dialogamos con ella y con Siwatu-Salama Ra, una de las organizadoras de GGJ, sobre cómo se relacionan esas luchas y cuáles son los impactos del encarcelamiento para las mujeres que viven en Estados Unidos.
Siwatu-Salama Ra es organizadora de la agenda de desmilitarización en la lucha por la justicia ambiental frente a la gentrificación y el desalojo violento de las comunidades negras y otras comunidades racializadas en la ciudad de Detroit, en Michigan. Su inspiración en esta lucha es su propia madre, que participó en los movimientos de trabajadores y trabajadoras y por la justicia ambiental de su ciudad. “Me uní al movimiento desde una perspectiva de liberación negra, que lleva años trabajando para comprender los impactos del encarcelamiento”. Siwatu cuenta que desde muy pequeña ella y su familia conocieron el encarcelamiento: su padre, su hermano, su hermana y más tarde ella misma pasaron algún tiempo en prisión. “El encarcelamiento forma parte de nuestra historia, pero también se enmarca en un análisis político que trata de entender cómo y contra qué luchamos como pueblo”.
¿Qué significado tiene hoy el abolicionismo penal y cómo se vincula a la lucha por la justicia ambiental?
Roxanne: El movimiento abolicionista penal se inició tras la abolición de la esclavitud y hoy se ha convertido en una lucha por abolir la policía y las prisiones. Durante la esclavitud, los cazadores de esclavos fueron la primera fuerza policial y de control organizada en esta sociedad. En todo el mundo, la policía sigue operando bajo la misma lógica: controlar los movimientos del pueblo para proteger los bienes de los ricos. Nuestro trabajo, así como el de las organizaciones que defienden el abolicionismo penal y los movimientos contra el encarcelamiento, consiste en ayudar a la gente a comprender que todos los presos en nuestro país son presos políticos. La mayoría de las personas negras e indígenas que conozco tienen al menos un familiar en la cárcel, y esto no es casualidad. En general, solemos olvidar que nuestro sistema se estructuró para funcionar así.
De forma similar a la pérdida que sufrieron los pueblos que fueron expulsados de su tierra natal, aquí en América, el encarcelamiento obliga a nuestras familias a renegociar su concepto de comunidad y de lugar. Cuando se encarcela a un padre o a una madre, se encarcela a toda la familia. Los impactos políticos, económicos, sociales, ambientales y emocionales del encarcelamiento se hacen sentir en la familia y en toda la comunidad.
Creo que los ambientalistas deberían estudiar y asumir una visión más abolicionista, en parte porque los que más sufren las consecuencias de nuestro sistema, después de las personas negras, los pueblos indígenas y miembros de comunidades racializadas, son las y los activistas ambientales. Están todas luchando por el control de lo que más le importa al gobierno estadounidense, que es la tierra y los recursos. Y están encarceladas porque quieren proteger a sus comunidades, así que la lucha por el abolicionismo penal y la lucha por el desencarcelamiento es una lucha ambiental.
Siwatu: Angela Davis me dijo una vez que el movimiento por la abolición de la prisión siempre ha tenido como base el movimiento por la justicia ambiental, porque si no hay ambiente, no hay nada. Y estoy totalmente de acuerdo, porque como personas que viven de la tierra y cuidan de sus comunidades, tenemos una visión crítica de los impactos del encarcelamiento. Cuando las personas encarceladas describen lo que estaba sucediendo en términos climáticos en el momento en que cometieron un delito, algunas hablan de inundaciones, otras cuentan que estaban en lugares donde el aire estaba cargado de humo o que se había cortado el suministro de agua en sus casas. Son historias que exponen muy claramente cómo el clima, o el ambiente, influye en lo que llamamos delitos de supervivencia, cuando la gente tiene que elegir cuidarse de forma radical.
El ambiente también afecta a las personas que están las cárceles, ya que se construyeron sobre terrenos contaminados, lo que resulta extremadamente perjudicial. Recuerdo que cuando estaba en la cárcel, el agua salía amarilla de las tuberías, y esa agua la usaban los presos, no los guardias.
¿Cómo afecta el encarcelamiento a las mujeres en Estados Unidos? Cuál es el análisis feminista del sistema y qué luchas se están construyendo contra él?
Siwatu: En los últimos 50 años se ha producido un aumento intencionado del número de mujeres, personas con expresión de género femenina y personas trans en la población carcelaria. Las mujeres siempre están luchando por sobrevivir, y las que conocí en la cárcel estaban allí por delitos de supervivencia. Muchas también están encarceladas porque son las primeras en cuidar de sus familias, defender a sus comunidades del peligro y defenderse a sí mismas.
Además, a esas comunidades se les quitaron muchos de sus recursos. El gobernador de Michigan, Rick Snyder, tiene mucha responsabilidad en eso, por envenenar el sistema de distribución de agua de la ciudad de Flint. También puso fin a la ayuda económica mensual de la que dependían muchas mujeres negras y, como resultado, ahora viven por debajo de la línea de pobreza. Cuando eliminó esa ayuda, se produjo un aumento en el encarcelamiento de mujeres en Michigan y, en consecuencia, hay más personas que están embarazadas y que dan a luz dentro de las cárceles. Dan a luz esposadas. Las mujeres pierden a sus hijos a manos del sistema, hijos que nunca volverán a ver.
Roxanne: Las mujeres, las personas con expresión de género femenina y feministas de todos los géneros están en la primera línea de los movimientos por el abolicionismo penal y el desencarcelamiento porque sabemos que el encarcelamiento es una enfermedad de nuestra sociedad. Que nos afecta económica y socialmente. El hecho de que Estados Unidos se haya convertido en el país que tiene más personas encarceladas per cápita en todo el mundo tiene un impacto real en nuestras familias y comunidades, que también son reales. Para algunos, puede que sean solo números, pero para nosotras significa que tenemos familiares en la cárcel, y que son nuestros hijos e hijas, sobrinos y sobrinas los que sufren el debilitamiento de sus familias y la pérdida de familiares encarcelados.
Muchas de las personas que están encarceladas cometieron delitos relacionados con la pobreza, pero independientemente de esto, si eres una persona no blanca, una mujer joven que va a otro estado a empezar un nuevo trabajo –como Sandra Bland–, puede que de repente se te acerque la policía, te arreste por motivos desconocidos y luego te asesine. Estas son las perspectivas con las que vivimos, y el peso del estrés que todo esto provoca es real porque el sistema se ha estructurado para meternos en la cárcel y mantenernos allí.
¿Cuáles son las luchas actuales de los movimientos abolicionistas penales y por el desencarcelamiento que se organizan junto con GGJ?
Siwatu: Siwatu: La GGJ lanzará una campaña multisectorial en torno al tema del gasto público. Esta estrategia es planteada desde el movimiento contra el encarcelamiento, de un análisis que examina los presupuestos y los recursos de las comunidades, la falta de inversión que sufren las comunidades y qué tipo de recursos se les han quitado. GGJ está utilizando esta estrategia como una forma de conectar más profundamente nuestros movimientos en esta intersección entre el clima, el militarismo, la justicia de género, los derechos de las y los trabajadores, los derechos de las personas migrantes, y pensando cómo pueden confluir las mejores de esas prácticas en una sola campaña. La mejor articulación según la visión de la GGJ implica adoptar una economía antirracista, feminista y regenerativa como alternativa.
Roxanne: Una campaña en la que se está trabajando desde Siwatu, que no está coordinada por la GGJ pero que cuenta con nuestro apoyo y el de muchos otros, es la de Stop Cop City (Detener la ciudad policial). Esta campaña se basa en la comprensión feminista acerca de las amenazas que representa la actuación policial en nuestras comunidades, articulando el tema de cómo la formación de las fuerzas policiales municipales de Atlanta, Georgia -una ciudad mayoritariamente negra- destinará una parte del presupuesto al aumento de la actuación policial, en detrimento de la inversión en escuelas y otros proyectos públicos y culturales. Esto es lo que estamos aprendiendo y construyendo a través de la articulación con los movimientos.
También hay otras organizaciones integrantes de la GGJ en todo el país, como la Unión Comunitaria por una Justicia Juvenil Restaurativa [CommunitiesUnitedforRestorativeYouthJustice – CURYJ], que está ubicada en la zona de la bahía de San Francisco y trabaja con jóvenes que cumplieron condena en prisión o que están implicados en el sistema penitenciario. Nos están ayudando a comprender qué puntos deben estar en el centro de una campaña que nos incluya a todos como actores en pie de igualdad.
Asimismo, trabajamos con organizaciones de justicia ambiental y económica de todo el país cuyas comunidades son objeto de criminalización. Están ocurriendo cosas similares en las comunidades indígenas, asiáticas, latinas, negras o árabes. Están expulsando a nuestras comunidades o nos están arrebatando nuestras tierras. Muchas comunidades de inmigrantes han tenido que abandonar sus países por esas razones, y ahora estamos teniendo que emigrar internamente en Estados Unidos. Parte de nuestras acciones consiste en dialogar con las comunidades para entender cómo se podría desarrollar la economía feminista en su interior. Estamos reuniendo lo que sabemos sobre el feminismo, sobre su carácter descentralizado y centrado en las necesidades de las personas, y vamos a reunirlo todo en una campaña nacional.