La historia nos comprobó y nos muestra todos los días que no hay lucha victoriosa sin la organización de todos los pueblos. Hay que afirmar eso, antes que todo, cuando vamos a hablar de la resistencia a Vale/Samarco y Billiton o sobre cualquier otra lucha en cualquier parte del mundo.
Como nos dice una compañera indígena, está todo conectado: los pueblos de los territorios nacionales y a nivel internacional. No se vence la guerra sin pueblo. Sin pueblo tenemos golpes e interferencias en procesos democráticos. Hay que decir que la democracia no es el derecho al voto. Como hemos dicho en las últimas campañas electorales y en todo el proceso contra el neoliberalismo, la democracia es la participación histórica y heroica de su pueblo, así como hace Cuba, diciendo que «sí, es posible», y a partir de eso desarrolla el proceso de solidaridad, unidad e internacionalismo.
Nosotras y nosotros, que creemos en el pueblo, sabemos que estamos viviendo un momento muy dinámico en la coyuntura. Tenemos gobiernos populares, pero no tenemos el poder. Tenemos gobiernos populares, pero ellos no pueden –o muchas veces no le gustan, no quieren– impedir ataques o hacer procesos de limitación a las empresas transnacionales. No dicen «váyanse», como sí ha hecho Hugo Chávez en Venezuela con las empresas de Brasil, cuando estas querían sacar los recursos del pueblo venezolano, violando derechos humanos y sacando la riqueza de este pueblo.
Hoy, las empresas transnacionales pasaron a tener un poder paralelo al de los gobiernos. Es un poder político, económico, ideológico, cultural. Está incluso los colores: en mi estado, Minas Gerais, en Brasil, Vale pinta todo de verde, que es «su color»; pinta las escuelas, las iglesias, los parques, e incluso ha hecho la reforma de Cristo Redentor en Rio de Janeiro. Su cartel diciendo que es una empresa buena está en todos los lugares, como patrocinadora de los centros históricos.
Por más que hoy la disputa internacional parezca tener una correlación de fuerza difícil, no hay otra salida: nosotros de los movimientos sociales de personas afectadas por represas nos ponemos en tarea de hacer la lucha, vaya adonde vaya. Tenemos que construir el poder popular junto con los procesos regulatorios y de denuncia hacia las empresas.
Vale es un ejemplo de lo que no puede ocurrir más en ninguna parte del mundo. Además de Brasil, Vale está en Indonesia, que es un país con diecisiete mil islas, donde ocurren muchos abalos sísmicos. Cuando Vale compró la Inco, de Canadá, fortaleció su acción en Indonesia para construir represas, hacer minería y para producir afectados. Las y los compañeros de Indonesia están horrorizados, imaginando lo que serían los rompimientos en Indonesia en los próximos años. Vale está presente en más de 30 países del mundo.
En el tiempo de cinco años, Vale mató 272 personas en Minas Gerais, y hasta hoy no tuvo ley que la determinara como culpable. Las víctimas quieren saber quiénes son los culpables. La empresa y su estructura está asegurada, pero los afectados no tienen ninguna seguridad. Hasta hoy, no se entregó ninguna casa a los afectados del primer rompimiento, en el municipio de Mariana, ocurrido hace más de ocho años.
Informes de la policía afirman que Vale sabía que la represa iba a romperse. Para ellos, muchas veces es más barato dejar que se rompa, porque no tendrás obligaciones con los derechos para los afectados. Hasta hoy, no tenemos una política nacional de afectados por represas o mega emprendimientos en Brasil. No tenemos ningún mecanismo o estructura de negociación con el gobierno. No tenemos un concepto de qué es ser una persona afectada por represas y por rompimientos en Brasil. Esta conceptualización queda a cargo de las empresas que hacen las represas. Un 70 % del pueblo no ha accedido a ningún derecho.
Desde el movimiento, estamos ampliando el significado de qué es ser un sujeto afectado. Las y los afectados por represas ya no son sólo aquellos afectados por rompimientos; son, por ejemplo, por las compuertas de represas que son abiertas sin aviso previo cuando llueve mucho, o afectados por los cambios climáticos, por los precios de las tarifas de energía eléctrica, por el encenagamiento de ríos –debido al cual, en Mariana y Brumadinho, las lluvias de enero y febrero llenan las casas de las personas de lodo y enfermedades. La salud en estas áreas de riesgo por la minería es terrible. No hay política firmada en Brasil, tampoco a nivel internacional, que represente conquistas para las personas afectadas.
Lo que sí tenemos es nuestra resistencia. Las y los compañeros de Ecuador, por ejemplo, resisten hace años, haciendo la lucha contra la explotación de la empresa Chevron. Nuestra resistencia es así: sale gobierno, entra gobierno, y nosotros nos quedamos con los afectados. Las personas indígenas y quilombolas [pueblos ancestrales afrodescendientes] y las mujeres son las más afectadas con la ausencia de negociación o de proceso de reparación.
El poder que Vale tiene en el gobierno es tremendo. Fue ella la que garantizó la reelección del gobierno estatal del derechista Romeu Zema en Minas Gerais, enviando al estado 12 mil millones de reales, que se dividió en los 853 municipios. Con eso, también se está construyendo una carretera expresa para facilitar todo el proceso de desagüe de la minería de Vale en la región metropolitana.
El 14 de marzo es nuestra fecha de lucha internacional de los afectados por represas. Es una fecha de defensa de los ríos, del agua, de la vida. Hicimos una lucha y tuvimos la conquista de poder hablar con el juiz, quien obligó Vale a pagar el derecho individual de las y los afectados. En este mismo año de 2023, días después, Vale recurrió judicialmente contra sus obligaciones, sacando los derechos individuales de las familias afectadas en los casos de Brumadinho. Todo es negociado sin la participación de las y los afectados.
Solo se pierde la lucha que se abandona. Cada día, los afectados están más conscientes de sus derechos. Ya tuvimos muchas conquistas, y por esto seguimos, más firmes que nunca.
Creemos en nuestra lucha internacionalista, por la democracia, contra el poder paralelo de las empresas, por el fin de la impunidad, del fascismo, del neoliberalismo. Luchamos por nuestra soberanía. El proceso de privatización y de bloqueo de países es la forma más radical de ataque a la esencia humana, así como están haciendo en Cuba, así como hicieron privatizando la empresa estatal de energía Eletrobras en Brasil. Nuestra lucha va a continuar cada vez más fuerte, porque nosotras y nosotros estamos organizados en los territorios. Esto es lo que fortalece nuestra lucha, nuestra resistencia y las conquistas que debemos lograr mañana.
Soniamara Maranho vive en Brasil y forma parte del Movimiento de Afectados por Represas Internacional (MAR) y de la Jornada Continental por la Democracia y contra el Neoliberalismo. Este texto es una edición de su ponencia en el encuentro que reunió movimientos y organizaciones en Brasilia en abril de 2023.