Turquía bajo el autoritarismo: incendios, antifeminismo, privatización y apoyo a los talibanes

01/09/2021 |

Por Yıldız Temürtürkan

Lee y escucha la intervención de Yıldız Temürtürkan durante el webinario "Luchas feministas para derrotar el autoritarismo".

foto/photo: World March of Women

Las mujeres que vivimos en regímenes autoritarios necesitamos intercambiar experiencias de lucha. Necesitamos urgentemente actualizar nuestros conocimientos y nuestra capacidad de análisis en un mundo de cambios tan rápidos como imprevisibles.

Tenemos que reunirnos y reflexionar sobre lo que ocurre en nuestros territorios. Una característica común de nuestros gobiernos autoritarios es la ausencia de respuestas a las necesidades del pueblo y una gran apertura al poder que ejercen las empresas transnacionales. Nuestros gobiernos son cada vez más débiles frente a los más fuertes y cada vez más fuertes frente a los más débiles. 

El neoliberalismo está destruyendo los bienes comunes

En Turquía, hubo incendios forestales durante casi dos semanas, y el gobierno no hizo nada para extinguirlos. Se limitaron a esperar y a ver cómo se esfumaba todo. Esto ocurrió porque la infraestructura del cuerpo de bomberos fue completamente destruida por las políticas neoliberales. Todos los aviones del cuerpo de bomberos ya habían sido vendidos y el servicio de extinción de incendios tercerizado y privatizado. El fracaso de las políticas neoliberales ha costado vidas, las de las personas y de nuestros amigos animales, y ha generadoo sufrimiento a los habitantes, a los campesinos y campesinas que perdieron sus medios de subsistencia, árboles, cultivos y animales. El fatal conflicto capital-vida se hizo evidente en este período autoritario del neoliberalismo.

El fracaso de la respuesta del gobierno a los problemas derivados de la crisis climática, como las inundaciones y los incendios, revela la magnitud de la destrucción neoliberal, una destrucción de la infraestructura pública. La pandemia también mostró cómo el sistema de salud pública fue debilitado con la privatización de los servicios de salud. Además, ha intensificado las desigualdades educativas con la transición al sistema educativo en línea, ya que no todas las personas tienen acceso a los entornos virtuales. Esta pandemia puede haber servido para liquidar definitivamente el sistema educativo.

Otra preocupación que hay que destacar tiene que ver con el fortalecimiento de las redes sociales como una nueva herramienta de manipulación de masas y desinformación. Se argumenta que los recientes avances tecnológicos favorecen a los régimenes autoritarios. Las herramientas de este grupúsculo – Twitter, Facebook, YouTube y Google – son muy eficaces para manipular a  las masas. En Turquía, los pueblos se enfrentan entre sí, y las personas vulnerables, como las migrantes y extranjeras, sirven de chivos expiatorios. A una familia kurda se le acusó de causar los incendios y acabó siendo masacrada por una milicia nacionalista. Debemos reflexionar sobre cómo las redes sociales generan tensiones, nos ponen unos contra otros y mantienen el poder autoritario.

Autoritarismo en Turquía

En 2019, entramos en un periodo en el que no logramos proteger conquistas fundamentales, como las convenciones internacionales sobre los derechos de las mujeres. La retirada de Turquía del Convenio de Estambul por una decisión unilateral del presidente Recep Tayyip Erdoğan en marzo de 2021 es algo que el movimiento de mujeres del país debe analizar.

A pesar de contar con un amplio apoyo público, no hemos conseguido movilizar a los movimientos de masas en defensa de nuestras conquistas. Podemos señalar muchos pretextos para justificar esta ausencia, como la pandemia, la cuarentena, y así sucesivamente, pero está claro que los medios de acción y movilización actuales no han podido hacer frente a una ofensiva de tal alcance. En este sentido, es de vital importancia mejorar nuestras herramientas y formas de actuación para poder hacer frente a este retroceso y constituirse como sujetos políticos feministas, colectiva e internacionalmente.

Durante la pandemia, la agenda autoritaria avanzó para devorar nuestros derechos. Su objetivo consiste en «proteger a la familia para proteger a la sociedad y la nación». Los movimientos feminista y LGBT+ son considerados como la mayor amenaza para la existencia de la nación y la sociedad. Vemos que el familismo, que da prioridad a la familia en detrimento de los derechos de las mujeres, es la ideología común que une a nuestros gobiernos de extrema derecha en diferentes países. El movimiento feminista debe estar consciente de ello para desarrollar nuevas estrategias de lucha.

Para las mujeres turcas, las afganas reflejan nuestro futuro común

La retirada de los Estados Unidos de Afganistán tras 20 años de invasión y la toma del poder por parte de los talibanes ha generado la ira y la revuelta de las mujeres, no sólo en la región, sino a nivel global. Las mujeres de Turquía nos vimos muy afectadas por los sucesos de las últimas semanas en Afganistán. Aunque no tengamos frontera directa con el país, sentimos esta amenaza porque vivimos bajo un gobierno que se atreve a confesar que comparte la misma visión del mundo que los talibanes. Las mujeres no podían permanecer indiferentes y se apresuraron a expresar la solidaridad internacional con sus compañeras de Afganistán.

Una nueva e inevitable ola migratoria desde Afganistán exige un debate en muchos ámbitos. Los Estados Unidos y la Unión Europea, que comandaron la destrucción del país durante tantas décadas, no asumen la responsabilidad que tienen en estas intervenciones. Su política migratoria pretende utilizar a Turquía como zona neutral y convertir el país en un «campo de refugiados». Lo hacen comprando un gobierno que no tiene política de migración y refugio y aprovechando esta situación para chantajear a los países europeos. Nuestros pueblos no son ni deben ser utilizados como moneda de cambio entre gobiernos corruptos. Y Afganistán representa un claro ejemplo de cómo los países imperialistas ven a nuestro pueblo, ya que consideran prescindibles a sus colaboradores en nuestros países. Queremos una vida digna y una muerte digna para todos.

Por este motivo, mujeres de todo el mundo han creado una red de solidaridad mundial en apoyo a las afganas n y piden a la comunidad internacional y a los gobiernos que no reconozcan a los talibanes.

No reconocemos a los talibanes como representantes de la cultura y el pueblo afganos. No creemos que el grupo vaya a realizar una transición moderada. Esto no refleja la verdad, teniendo en cuenta nuestra experiencia con el anterior gobierno talibán.

Para expresar nuestra solidaridad, convocamos una acción de 24 horas de solidaridad feminista con las mujeres de Afganistán. Será este 1 de septiembre, al día siguiente de que el ejército estadounidense haya completado su retirada.

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Yıldız Temürtürkan es militante de la Marcha Mundial de las Mujeres en Turquía.

Edición por Bianca Pessoa y Helena Zelic
Traducido del portugués por Luiza Mançano
Idioma original: inglês

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